El crecimiento del home office o trabajo a distancia por la pandemia trae consigo diversos trastornos y desajustes emocionales como estrés, ansiedad o depresión. El profesor Fernando Alcaraz, investigador y experto en neurociencia y estrés del ITESO, explica los desórdenes mentales de laborar en casa y nos brinda consejos para salir adelante de estos problemas.
El incremento del trabajo a distancia desde casa o home office, como parte de las medidas sanitarias de aislamiento social para combatir el Covid-19, ha hecho que millones de personas en todo el mundo adopten esta modalidad para realizar su labor y mantener la productividad de sus empresas. ¿Eres una de ellas? Mantente aquí, te va a servir.
Las afectaciones emocionales y mentales del home office, como el estrés, la ansiedad y la depresión, van en aumento. La pandemia de la ansiedad es la pandemia del Covid-19. El profesor del Departamento de Psicología, Educación y Salud (DPES) del ITESO, Fernando Alcaraz Mendoza, explica que la nueva realidad impuesta por el covid-19, ha generado desajustes que deben atenderse.
El primer problema es la pérdida de la delimitación entre el área de trabajo y la vida privada fuera de ella. «Si bien a algunos se les complicaba, a pesar de ese corte físico, cortar con el trabajo en sus cabezas, ahora se vuelve más complicado».
Para el especialista en neurociencias es bueno salir de la rutina, pero en la circunstancia en la que estamos, “necesitamos mantener una, porque de ella dependen muchos de nuestros estados emocionales”. La desaparición entre el espacio laboral y el del hogar, que hoy pasan a ser uno solo, afecta las rutinas preestablecidas, que derivan en trastornos del sueño. «En el día estamos menos despiertos y en la noche menos dormidos, al atenuarse nuestros ciclos de vigilia».
Otra consecuencia del home office es la mayor dificultad del quien trabaja para distinguir entre sus días de descanso y sus días laborales, debido a la mayor cantidad y frecuencia de mensajes, peticiones de juntas, pendientes, noticias compartidas, saludos, felicitaciones y otras notificaciones de la empresa y de los grupos y colegas de trabajo fuera del horario de oficina. «Esto provoca un desorden y no ayuda en nuestra respuesta al estrés y capacidad para ajustar nuestras emociones».
La respuesta mental que tenemos ante el trabajo de distancia también depende de con quiénes se viva en casa. En el caso de coexistir con integrantes cercanos a la familia (tíos, padres, abuelos, etcétera) o con una propia (esposa, esposo, hijos), las crisis y conflictos de la convivencia diaria pueden afectar el tema laboral. Pero si se vive en solitario, el aislamiento puede generar mayor preocupación y estrés que puede ser insoportable a la hora de rendir en el trabajo a distancia.
Ansiedad, estrés y depresión: los problemas del trabajo a distancia
El Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos define la ansiedad como un sentimiento de miedo, temor e inquietud. La persona que lo padece suda, se siente inquieto y tenso buena parte del tiempo, y en tiempos de incertidumbre por la reclusión en casa y el aislamiento social, el padecimiento se agrava.
Fernando Alcaraz señala que, en las últimas semanas, el nuevo coronavirus ha traído consigo el aumento de la ansiedad de dos formas: los ataques que sufren y los desórdenes alimenticios que genera. En el primer caso, «pacientes que estaban a mitad del proceso y originalmente tenían ataques de ansiedad y que llevaban un tiempo sin aparecer, han aparecido nuevamente».
Respecto a las alteraciones en la ingesta de alimentos, la ansiedad se traduce en un mayor apetito que aumenta la ingesta de carbohidratos y azúcares. La persona aumenta de peso, deja un organismo con menor tolerancia al estrés y, por lo tanto, es más susceptible de enfermarse física y mentalmente. En ese sentido, Alcaraz sugiere aumentar la actividad física y el ejercicio para contrarrestar el riesgo.
El segundo problema mental vigente, el estrés, proviene de una sobrecarga de trabajo y la realización de tareas múltiples que también incluyen actividades domésticas como cuidar a los niños, alimentar a la familia, poner en orden la casa, lavar la ropa, comprar víveres, pagar las cuentas. «No tener una separación para cada tarea se vuelve más estresante», aclara Fernando.
La depresión, que tiene relación tanto con la ansiedad como el estrés se traduce en «pérdida de motivación, se tienen menos ganas de hacer las cosas, una sensación de mayor aburrimiento, las alteraciones de sueño son más marcadas, y brotan sentimientos durante el día de angustia, desesperanza o tristeza”.
Pese a estar en casa, trabajamos más que antes
De acuerdo a una encuesta de la iniciativa «The Wellness and Productivity Project» sobre el home office en tiempos del coronavirus, 41% de los mexicanos dijo trabajar más horas que cuando estaban en la oficina. Esta sobrecarga laboral que viven muchas personas es un motivo de desórdenes mentales y emocionales para afrontar en estos tiempos de pandemia.
Las fuentes de la sobrecarga en el trabajo a distancia provienen de dos fuentes, de acuerdo al maestro Alcaraz: la adopción de una curva de aprendizaje para aprender a hacer nuestro trabajo en un entorno distinto, y la mayor recarga de actividades y responsabilidades en un trabajador por los despidos que están realizando las empresas en un entorno de crisis económica por la pandemia.
“La curva de aprendizaje para adaptarnos a las nuevas condiciones laborales nos lleva a hacer un montón de cosas que antes no hacíamos para poder hacer el trabajo en un escenario distinto. Ya adaptados, ese esfuerzo extra tiende a disminuir o incluso a desaparecer”, aseveró el experto en neurociencia y estrés.
Respecto al mayor número de tareas que realiza una persona por las políticas de despido de sus empresas, el profesor considera que esto también se da por que el empleado no pone en claro los límites de su trabajo por miedo al despido y mantener un ingreso. «Esto hace que sea muy fácil para la institución, jefe o patrón, cargar la chamba a unos pocos que lo terminan absorbiendo», mencionó.
Otro factor es que la idea errónea de que estando en casa no se está trabajando tanto como en la oficina, justifica a jefes como a empleados las peticiones extraordinarias, fuera de horarios o urgentes, incluso en tareas o encargos en los que no se tiene experiencia previa y no se pueden omitir por miedo a un despido.
Docentes y madres de familia, los más perjudicados
En sus experiencias recientes con pacientes, Fernando Alcaraz afirma que las personas que mayores complicaciones han enfrentado para realizar su trabajo a distancia son las y los profesores de escuela, así como las madres de familia que tienen la doble carga de su profesión y de la crianza de los hijos.
Respecto a las profesoras y profesores, Alcaraz señala que el sistema educativo actual «no estaba preparado para este cambio y hubo problemas a la hora de llevar la educación virtual». Incluso en ITESO, con toda la infraestructura digital que ya teníamos, el reto fue inmenso y al mismo tiempo desigual. Muchas personas no dominaban las plataformas virtuales, no tenían buen internet, o equipos, no comprendían la dinámica de trabajo en línea, a distancia, sincrónico o diacrónico, o de plano sus clases requerían actividades con equipos especializados que no lograron resolverse en casa.
En estos días, los maestros «reciben instrucciones de coordinadores o encargados de mantener el plan de estudios con modalidades incompatibles con lo que se llevaba a cabo en el aula, generando prácticas que provocaban mucho estrés en las y los estudiantes y este rebotaba a sus padres y al profesor mismo, por no tener libertad de acción a la hora de impartir la clase».
Aun cuando las condiciones de igualdad en la distribución de tareas domésticas en muchas familias comienzan a vivirse en las madres de familia, el estrés es mayor porque se mantiene socialmente aceptado que ellas deben cumplir de con sus obligaciones laborales como la atención a sus hijos y la casa. Esto no excluye que hay padres sobrecargados al atender más tiempo a los niños y que se involucran con las tareas domésticas, pero el rol familiar tradicional imperante les exige mayor esfuerzo a las mujeres, asiente Fernando Alcaraz.
¿El home office me está quemando?
El profesor del Departamento de Psicología, Educación y Salud del ITESO, ofrece algunos consejos para identificar cuando el trabajo a distancia nos esté perjudicando física y mentalmente:
– ¿Estás durmiendo bien? cuida las horas de sueño: Establece horarios fijos para dormir y despertar, descansando de siete a nueve horas diarias.
– ¿Para qué utilizas la cama? Queda prohibido trabajar, ver televisión, comer o leer en ese espacio.
– ¿Tienes color de oficina? Necesitas luz solar: Salir a exponerse, «asolearse» o despejarse fuera del techo de nuestros hogares al menos 20 minutos al día. También ayuda a sincronizar mejor nuestros ritmos biológicos.
– Evitar usar pantallas o actividades estimulantes una hora antes de dormir.
– Establece horarios fijos para alimentación y actividad física o hacer ejercicio.
– Define horarios fijos para el trabajo y para la convivencia familiar: Incluye poner límites a la interacción de mensajes en redes sociales (Facebook, Instagram, WhatsApp).
– Busca un espacio propio para descansar y despejarse en solitario.
– Busca o define un espacio estipulado para trabajar y usarlo sólo para eso. De ser posible, que el área laboral se organice de manera similar a la que se acostumbraba en la oficina.
– Usa una silla ergonómica o de oficina para estar sentado durante periodos largos.
– Completa ciclos de trabajo y descanso durante la jornada laboral: puedes empezar con ciclos de 20 minutos de trabajo y de 3 a 5 minutos de descanso, y ampliarlos a lapsos promedio de 50 minutos de trabajo y 10 minutos de descanso.
– Evita posponer los trabajos que te «den flojera» o sean incómodos. Eso se llama procrastinación o hacer todo para el final. «Es un terrible hábito que no nos ayuda ni en lo emocional ni a ser más eficientes y productivos», puntualizó Alcaraz.
¿Cómo puede ayudar el ITESO?
El ITESO brinda apoyo y respaldo tanto a sus estudiantes como a sus trabajadores a través de Acompañamiento psicológico, orientación profesional, grupos y talleres en línea del Centro de Acompañamiento y Estudios Juveniles (C-Juven).
En caso de requerir Asesoría psicológica, el C-Juven ofrece atención en línea de manera gratuita de lunes a viernes de 9:00 a 14:00 horas, y de 16:00 a 19:00 horas.
Por las medidas sanitarias, las intervenciones psicológicas se hacen a distancia, pero estudiantes y empleados pueden solicitar el apoyo sin ningún problema. El correo electrónico es api@iteso.mx, el teléfono es 3331342949 y la página de Facebook es Acompañamiento ITESO.
Para mayor información de otras actividades y apoyos de esta área, dirigirse a la página: https://c-juven.iteso.mx/
FOTOGRAFÍAS: ROBERTO ORNELAS