Del 23 al 28 de septiembre, alumnos y profesores de la Licenciatura en Gestión Cultural realizaron su séptimo viaje de estudios, de nueva cuenta, a Oaxaca.  El grupo fue acompañado por Margarita Maass, gestora cultural e investigadora de la UNAM, quien también apoyó en la organización del viaje. La delegación visitó diversos sitios ricos en valor patrimonial, además de charlar con varios de los protagonistas de la escena cultural oaxaqueña.

En el parque natural “Hierve El Agua”, el grupo conoció las milenarias cascadas petrificadas. Asimismo, recorrió las zonas arqueológicas de Mitla y Yagul. Una visita más fue al Templo de San Gerónimo Tlacochahuaya, en el que se encuentra un bello órgano del Siglo XVIII restaurado por el Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca. Ahí, Joel Vásquez, organista y miembro de esta organización, ofreció una charla y un breve concierto. En San Martín Tilcajete, la delegación visitó el taller de alebrijes de los reconocidos artesanos Zeny y Reyna Fuentes. Además, en Santa María del Tule, el grupo pudo admirar al colosal ahuehuete con una edad estimada de 2 mil años.

El grupo también tuvo oportunidad de conversar con Ignacio Toscano, director de Instrumenta, un festival dedicado a la formación de los músicos profesionales oaxaqueños, y luego con Guillermo Quijas y algunos de sus proyectos: la Editorial Almadía, la librería Proveedora Escolar y la Feria de Libro de Oaxaca.

María Saldaña les habló sobre el Festival Gastronómico de Oaxaca, titulado “El saber del sabor”. La delegación visitó también el Museo de la Filatelia de la Fundación Alfredo Harp Helú en Oaxaca; el Museo de Arte Prehispánico Rufino Tamayo; el Centro de Diseño de Oaxaca y la Galería Quetzalli, representante de artistas contemporáneos oaxaqueños y mexicanos, entre ellos, Francisco Toledo.

La gastronomía autóctona tuvo un rol preponderante: chapulines, sal de gusano, flor de calabaza, tlayudas, quesillo, mezcal, hongos, nieve de tuna y los moles negro y amarillo, fueron algunos de los platillos e ingredientes que mercados y restaurantes, como Casa Oaxaca y Zandunga, ofrecieron a los comensales. Texto Ruth Rangel Foto Darlen Falcón