Tras 5 años de gestación se presentó el libro ITESO, bosque universitario que aborda la historia y algunas de las especies que conforman el arbolado de la universidad.
«Los árboles son silenciosos observadores del mundo que escriben cadenciosamente con sus pinceles verdes palabras de esperanza sobre la gran página del cielo. Los libros son árboles generosos que han donado su savia por la permanencia de la palabra». Con esas palabras, Mónica Márquez, directora del Departamento de Psicología, Educación y Salud, desencadenó un paseo por los recuerdos, emociones y evocaciones que habitan en los jardines de la universidad durante la presentación del libro ITESO, bosque universitario.
El amarillo de las lluvias de oro, el «domo violeta» del andador de las jacarandas y el paisaje místico de los fresnos de la «capilla Scheifler» fueron algunos de los escenarios que Sergio Nuño, coordinador de la publicación y director de la Oficina de Servicios Generales, evocó durante el «paseo» al que llevó a los asistentes en la presentación del libro, realizada el pasado 19 de septiembre en el marco de los 60 años de la universidad
«En nuestra casa común, los árboles desde que se apropiaron del espacio en el campus se han comunicado con las diferentes generaciones de universitarias y universitarios», relató Nuño, y agregó que «en cada proceso mostraron su desarrollo, su arraigo, su estabilidad y muestran su legado y querencia. Se mostraron, y lo siguen haciendo, con su colorido, su textura, su aroma y sus diferentes formas que han configurado paisajes exquisitos, que pueden apreciarse en los 14 jardines que se proyectan en las 22.2 hectáreas del campus».
Nuño señaló que la publicación buscó vincular tiempo, lugar y personas que enriquecieron el arbolado del ITESO.
«La fotografía es el elemento transmisor de los diferentes sentimientos, en donde se pretendió capturar los diferentes movimientos (viento), colores (en flores, hojas y fuste), texturas de cada árbol y su composición paisajística. Se aprovechó la iluminación del sol, la forma de las nubes o el juego del agua, resultando un producto muy inspirador», expresó Nuño.
Juan Luis Orozco, SJ, ex rector del ITESO, recordó que el arbolado de la universidad fue creciendo de manera paulatina, primero con donaciones y después con la adquisición de más ejemplares al punto de contar con un vivero propio.
«Este bosque no se hizo solo. Desde 1962, hasta la fecha, ha sido construido y cuidado por muchas manos y rostros de personas. Es real que es un descanso contemplarlo, pero que siempre tiene un futuro por delante para conservarse, crecer para permitir elevar la mirada y el corazón a Dios, fuente de esta maravillosa naturaleza, para hacernos más hermanos a quienes nos paseamos bajo su sombra», señaló el ex Rector del ITESO, quien recordó que cuando estuvo en la universidad entre 1968 y 1969 sólo había un guamúchil al final del Edificio A.
Orozco destacó la visión de Xavier Scheifler, SJ, quien fue rector del ITESO de 1972 a 1979, de ir sembrando pequeños árboles que resultaron en jardines que, relató, se convierten en «aulas libres de muros, espacios de meditación personal o grupal, foros para presentar proyectos y trabajos académicos, prácticas deportivas o culturales, salón de baile, espacios para el romanticismo».
«El ITESO es hoy en día cada vez más reconocido por su cuidado del medio ambiente, desarrollo de áreas verdes y por su patrimonio forestal. Ojalá esta fama no se pierda nunca y que, al contrario, se siga acrecentando para continuar formando alumnas y alumnos y colaboradores de todo nivel en nuestra misión como jesuitas, para entusiasmarlos en cuidar mejor de la naturaleza de esta casa común que es el mundo», dijo.
El jesuita resaltó el trabajo fotográfico de Rafael «Mito» Covarrubias, quien recuerda que el mundo es el hogar común de todos.
Covarrubias se remontó a 1962, cuando asistió a la colocación de la primera piedra de esta casa de estudios y un par de años después ingresó a Arquitectura.
«Para hacer las fotos deambulé por el campus, a veces sin rumbo ni objetivo definido. Viví espacios que nunca en todos esos años había disfrutado. Conocí especies que tampoco, nunca, ni en fotos había visto. Me deleité con los cantos de las aves, con los vuelos de las mariposas. Percibí nuevos aromas. Me senté. Me recosté y acosté bajo alguno de estos árboles, no siempre los fotografiaba. Volvía y volvía esperando su vestido de gala y la luz de su escenario», compartió el egresado de la segunda generación de Arquitectura del ITESO.
Durante sus recorridos, confió a la audiencia, además de recordar la vida del campus soñó con el futuro, «con las azoteas vedes, con cuerpos de agua y con el renacer de cauces de arroyos olvidados; con más especies de árboles y con algunos animales asomándose entre los jardines».
José Morales Orozco, SJ, rector del ITESO, señaló que lo habitual en una presentación de un libro es que se intente seducir y motivar a los asistentes a leerlo, pero que en el caso de ITESO, bosque universitario la invitación era a experimentar lo ahí plasmado.
Relató que su experiencia en el campus es fundamentalmente espiritual, vinculada con la espiritualidad de la Compañía de Jesús, con la vida de San Ignacio de Loyola y lo que él plasmó como el carisma jesuítico que dice: ‘Tenemos que encontrar a Dios en todas las cosas y a todas en él’, una de esas cosas sin duda es la naturaleza. Lo que experimento cada vez que paseo por los pasillos del ITESO, contemplo los árboles y oigo el piar de los pájaros, es el eco de la voz de Dios en mi corazón y dejo que Dios me hable, y cada vez que contemplo los árboles floreciendo, los rosales, las plantas, no dejo de ver en ellas la belleza de Dios y le doy gracias a Dios por haberlos creado».
Recomendó revisar CRUCE 718_Infografico para saber más de los árboles del campus.
Guillermo Martínez Conte, presidente de ITESO, AC, dijo que la publicación es un valioso legado para la comunidad universitaria.
«Es un orgullo que el ITESO, además de responder a su tarea sustantiva como institución educativa, atienda el tema de la sustentabilidad mediante la orientación a la mejora de la calidad ambiental interior, el resguardo del ecosistema de flora y fauna, la eficiencia de consumo de agua y el desarrollo sostenible de los espacios, entre otros», señaló.
Todos los presentadores agradecieron en sus discursos a Rodolfo Chávez, supervisor de Jardinería de la Oficina de Servicios Generales, por el cuidado de los árboles del campus durante más de 45 años junto con las personas que conforman el equipo de jardineros. Al final de la presentación del libro le entregaron un reconocimiento que fue acompañado por un sonoro aplauso de los asistentes.
ITESO, bosque universitario se podrá adquirir, a partir de finales de septiembre, en la tienda en línea de https://publicaciones.iteso.mx/.