El Rector del ITESO, José Morales Orozco, SJ, señala que el aniversario es una oportunidad para hacer un diagnóstico de cómo está la universidad y relanzarla hacia el futuro.
El ITESO es una universidad que está naciendo, y su 60 aniversario brinda la oportunidad de reconocer lo que la institución ha significado para la ciudad, la región y el país; sobre todo, para reflexionar acerca de cómo está hoy, qué retos tiene en los ámbitos académico y social.
Al conversar sobre los 60 años que el ITESO cumple en 2017, el Rector José Morales Orozco, SJ, refiere en comparación con instituciones de educación superior, como Cambridge o Salamanca –con más de 800 años de antigüedad–, la Universidad Jesuita de Guadalajara está en ciernes.
“Una universidad de 60 años está naciendo” por lo que, afirma, el ITESO tiene “una vida por delante”. Sin embargo, señala el Rector, el ITESO es una institución ya afianzada, con una historia que avala su calidad académica.
“Veo un ITESO consolidado, pero con muchos retos tanto al interior como al exterior y los 60 años son una ocasión para hacer una especie de examen de conciencia, propósito de enmienda y decir qué tenemos que hacer”. Agrega que este aniversario es una oportunidad para reconocer lo que el ITESO ha hecho y ha significado como universidad jesuita para Guadalajara, para la región y para México.
También, dice José Morales Orozco, SJ, para recuperar su historia de consolidación, crecimiento y vinculación. “Hacer una recuperación histórica de cómo estamos implica, no sólo ver al pasado, sino hacer una especie de diagnóstico del presente, cómo está el ITESO ahora, para relanzarlo hacia el futuro”, señala.
La celebración, de acuerdo con el Rector, no es para la auto complacencia; por ello pidió a los distintos departamentos académicos y dependencias de la universidad hacer propuestas que respondan a los principales retos de la sociedad actual.
“Proponer una respuesta a un problema concreto, que vaya desde la movilidad, el problema del agua, la desigualdad social, la corrupción, la impunidad, los feminicidios, la falta de equidad de género, hay tantos problemas que vivimos en nuestra sociedad que tenemos que dar una respuesta como universidad jesuita”, detalla. Problemas que, por su complejidad, dice, deben abordarse interdisciplinarmente.
En estos años, ¿cuál ha sido el impacto del ITESO en la ciudad o la región?
Sí ha tenido impacto en cuanto a que su voz ha sido escuchada y sigue siendo escuchada. A través de proyectos de vinculación que tenemos, como los del Centro de Investigación y Formación Social (CIFS) o del Centro Polanco, por medio de convenios con otras instituciones. Con los Proyectos de Aplicación Profesional (PAP) vamos teniendo un impacto en favor de la naturaleza, de una menor desigualdad social y en políticas públicas que tienen que ver con los derechos humanos, que eso está muy vinculado a la promoción de la justicia.
El ITESO es una universidad temida pero buscada, porque quieren saber qué es lo que piensa el ITESO o los académicos del ITESO. Temida porque saben que vamos a decir la verdad, que no estamos casados con ningún interés, que podríamos equivocarnos, eso sí, pero no por obedecer a un interés económico o político o partidista.
Hacia afuera ¿la voz del ITESO genera tensión?
Sí y esa es una de las funciones que tiene una universidad y más siendo jesuita.
Los retos de la sociedad son los retos de la Compañía de Jesús y del ITESO, entonces tenemos que responder a ellos con honestidad, con transparencia, con creación del conocimiento en términos de investigación pertinente y, en ese sentido, el ITESO se ha ganado un buen lugar.
José Morales Orozco SJ, Rector de la universidad desde 2014, apunta que la pertinencia social de la investigación está ligada a la calidad académica, aunque ello genere una tensión entre realizar investigaciones que correspondan con la misión del ITESO y que a la vez responda a los intereses personales de quienes hacen investigación.
Calidad académica e inspiración jesuita
El Rector señala que el ITESO tiene como reto ser fiel al sustantivo universidad, que se refiere a la mejora continua de la calidad académica: “Nunca podemos decir que ya hemos alcanzado la meta deseable, siempre hay algo por mejorar, áreas de oportunidad”, como hacer que los estudiantes sean responsables de su propia formación, detalla.
“Una docencia que lleve al alumno a saber aprender, a ser responsable de su propia formación, conscientes de sí mismos y responsables, competentes y compasivos en el sentido de sentir el dolor ajeno como propio, sobre todo el de los más pobres y, por otro lado, comprometidos. Yo le añadiría un adjetivo con C: colaborativos, que sepan colaborar porque solos no podemos hacer las cosas”.
Para José Morales, SJ, la pertinencia académica está relacionada con la pertinencia social y la formación integral.
“Hay gente que llega a insistir que la formación humanista no favorece la capacitación de alumnos y yo no creo en esto; al ITESO le interesa formar personas, ciudadanos y ciudadanas que México necesita, competentes eso sí, y competentes quiere decir bien preparados con los conocimientos y habilidades que se requieren al salir de una carrera”.
Remarcó la importancia que tiene el uso pedagógico de las nuevas tecnologías de la mano con las relaciones interpersonales. “Los valores que queremos transmitir como la búsqueda de la verdad, de la justicia, de la honestidad, de la transparencia, de la coherencia, del compromiso social, no se transmiten por internet, implican interacción humana.
“En ese sentido, tenemos que seguir insistiendo en la interacción de alumnos y profesores, dentro y fuera del aula, en la relación entre los compañeros en actividades que no necesariamente son curriculares, como pueden ser actividades culturales, deportivas, de voluntariado; los PAP son mecanismos que tenemos para ir creando ciudadanos competentes.
La calidad académica, que tiene que ver con la docencia, tiene mucho que ver también con la pertinencia social y la formación integral, para nosotros son inseparables”, afirma.
Otro reto del ITESO al que el Rector califica como permanente es mantener su identidad jesuita, que es el aspecto diferenciador de la universidad, fundada en 1957.
“Este es el reto principal y permanente, cómo hacemos que el ITESO sea una universidad que viva la misión de la Compañía de Jesús, la pedagogía ignaciana que tiene que ver con la formación integral de la persona, con la apropiación de valores como la verdad, la justicia, la solidaridad y con una visión también cristiana de la existencia.
Cuando los jesuitas fueron expulsados del país, hace 250 años (1767), tenían una red de 60 instituciones educativas entre colegios y universidades, hoy ¿para qué los colegios y universidades de la Compañía?
Para lo mismo que nacieron. San Ignacio descubrió a los pocos años de haber fundado la Compañía de Jesús que la educación era un apostolado muy importante porque era el futuro de la sociedad y que había que formar a personas que serían los líderes de la sociedad. Eran instituciones que respondían a las necesidades de su época, esa es la finalidad de los colegios y sigue siendo la finalidad, solo que los contextos son diferentes.
Lo que es el estilo ignaciano: buscar siempre el mayor y mejor servicio, estar en las fronteras donde otros no quieren estar. De alguna manera ser la vanguardia en el pensamiento, estar en las encrucijadas de las ideologías, todo eso sigue siendo todavía el objetivo principal de las instituciones de educación de la Compañía como fue en sus principios.
Ahora la Compañía nos pide en el ámbito de la educación superior que creemos comunidades universitarias que sepan discernir y que sepamos trabajar en red. Nos ha presentado el reto de estar no solamente atentos a trabajar a nivel local, regional o nacional sino a nivel global, ese es el gran reto que tienen hoy las universidades de la Compañía: constituir una red mundial de universidades.
¿Cómo se vincula el ITESO con esta red?
A través de AUSJAL (Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina) y a través del SUJ (Sistema Universitario Jesuita). Es decir, formamos una red de universidades jesuitas en México y funcionamos como tal; cada universidad forma parte de AUSJAL, pero también como SUJ, hay relación de red a red. AUSJAL tiene relaciones sobre todo con las universidades de Estados Unidos y en menor medida con universidades europeas jesuitas.
El año que viene se realizará una reunión mundial de universidades jesuitas cuyo tema fundamental va a ser el trabajo en red como red global. A nivel local o regional lo tenemos, pero a nivel global todavía no. En esa colaboración hay que estar muy atento a lo local con la visión global, porque lo global te condiciona lo local también.
La Compañía nos ha presentado como retos mundiales, el problema de la paz, la violencia, la desigualdad social, atender los migrantes y refugiados –que es un fenómeno mundial–.
Regionalmente tenemos que estar muy atentos también las universidades a lo que es el problema de la corrupción y de la impunidad que en México y América Latina son un cáncer, pero detrás de todo esto la causa es un sistema socioeconómico político que lleva a la desigualdad porque la desigualdad social es el caldo de cultivo para que exista el crimen organizado, el narcotráfico, la corrupción, la impunidad.
Son problemas mundiales que tenemos que abordar y por eso necesitamos trabajar colaborativamente en red.
¿Cuál es el mensaje que quisiera dar a la comunidad del ITESO, incluidos estudiantes, egresados, académicos y personal?
Que aprovechemos esta ocasión de los 60 años para darle gracias a Dios por tanto bien recibido como dice San Ignacio, por el bien que le ha dado a la comunidad universitaria, al ITESO y lo que le ha dado a la sociedad a través del ITESO.
También que nos hagamos una pregunta en estos 60 años: ¿qué le está pidiendo nuestro mundo, nuestra sociedad al ITESO como universidad jesuita? Y eso tenemos que respondérnoslo a nivel institucional, a nivel de cada departamento de cada centro, de cada instancia y a nivel personal, ¿qué me pide a mí como miembro del ITESO, de esta comunidad, Dios en este 60 aniversario? Me refiero a toda la comunidad universitaria no solamente a los académicos, desde el personal de vigilancia hasta el Rector, también eso me lo pregunto a mí mismo.