Investigadores del ITESO crearon un sistema que disminuye, en 86 por ciento, los daños que pueden causar los movimientos telúricos en las estructuras de casas o edificios.
Que un edificio pueda ver disminuido en más del 80 por ciento los estragos que un temblor causaría en su estructura será posible gracias a la nueva patente que está por recibir el ITESO. Un equipo de investigadores y estudiantes crearon el “Sistema y método de aislamiento de base de superestructuras”, para evitar los severos daños que puede causar un sismo en la estructura de una construcción.
Este sistema, basado en el principio de tribología—que se refiere al estudio de la fricción entre dos cuerpos en movimiento, su desgaste y la lubricación para evitar dicho desgaste—, contempla colocar dos placas contrapuestas a nivel de la cimentación de un edificio, para inyectar presión de agua el espacio que queda entre ellas.
“Eso permite que se pueda deslizar una placa frente a la otra, con una significativa reducción de la fricción: el sismo llega, se mueve el mundo, pero tu edificio se sacude muy poco”, explica David Vargas del Río, profesor investigador del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano (DHDU) y líder del proyecto.
Los resultados de estudios preliminares demostraron que esta innovación tecnológica permite disminuir el impacto de un sismo sobre la estructura de un edificio hasta en un 86 por ciento, a diferencia de los disipadores comerciales que alcanzan una efectividad aproximada del 50.
Además de esta aportación a la seguridad de las estructuras frente a los sismos, David Vargas del Río explica que el sistema permitirá que las edificaciones giren, por lo que podría usarse también como un elemento arquitectónico bioclimático para elevar la eficiencia del consumo de energía de casas y edificios
Este invento fue resultado de un trabajo interdisciplinario. “El conocimiento se construye de forma colectiva, no individual. En conjunto la fuimos perfeccionando, implementando y cada quien fue aportando algo importante al proyecto”, señaló David Vargas. Como cotitulares de esta patente están los profesores Nayar Gutiérrez Astudillo, del DHDU, César Real Díez Martínez, Raúl García Huerta y Alfredo Cueva Zepeda, del Departamento de Procesos Tecnológicos e Industriales (DPTI), cuatro egresados Luis Abraham García Leal, Luis Edgardo Reynoso Álvarez y Carlos Alonso Grande Aldana, de Ingeniería Civil y Alan Rodríguez Acosta, de Ingeniería Mecánica y el asesor externo Rafael Vargas Berrueta.
Si bien la patente ya fue otorgada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), al momento está en el trámite de pago de derechos, tras lo cual se espera que llegue el título. Por otra parte, el equipo continuará haciendo más pruebas y trabajando en el diseño industrial de la invención con la asesoría de ingenieros y constructores.
Más invenciones
Sara Ortiz Cantú, coordinadora de la Unidad de Transferencia del Conocimiento (UTC) del ITESO, detalló que cada vez son más los investigadores que llegan a la UTC buscando asesoría para proteger sus invenciones. Al momento, el ITESO cuenta ya con tres patentes y dos modelos de utilidad otorgados, en tanto que se está trabajando en el patentamiento de 17 proyectos, cinco modelos de utilidad y cuatro registros de derechos de obra.
“Desde aquí llevamos a cabo un proceso de acompañamiento. No nos corresponde a nosotros tomar decisiones respecto a si se patenta o no una invención; estamos para apoyar al investigador, asegurarnos de que haya novedad y abrirle el panorama para identificar múltiples usos de esta invención”, mencionó.
Tribología para movilidad sustentable, accesible y eficiente
Con miras a disminuir la supremacía del automóvil como transporte prioritario en la ciudad, Vargas del Río encabezó el proyecto “Sistema tribológico para el tránsito de vehículos”, al que en abril de 2019 le fue otorgada la patente con expediente MX/a/2016/004084.
En este desarrollo se utiliza de nuevo el principio tribológico, aplicado como una alternativa a los sistemas de transporte urbano tradicionales. El agua se aprovecha como elemento para eliminar la fricción entre placas, para ser base de un sistema de movilidad parecido al logrado por la levitación magnética del tren bala, aunque a un costo significativamente menor y que además no considera combustiones de ningún tipo.
Para el académico, el sello jesuita de la Universidad es evidente a lo largo de todo el proyecto. “Sabemos que esta tecnología puede modificar el contexto en el que se aplica. No se trata de tener una ganancia económica, buscamos que contribuya a la sustentabilidad y procuramos hacer esa reflexión con los estudiantes”, compartió, en tanto que señaló que posibles interesados podrían ser empresas que le apuestan al mercado de ciudades inteligentes.
“Normalmente a los ingenieros no nos ven como agentes de cambio, pero aquí en el ITESO sí llevamos ese estandarte. Queremos ser ingenieros que propicien la transformación y qué mejor que diseñar una tecnología que revolucione nuestra manera de movernos”, apuntó el catedrático.
En el proyecto participaron más de 60 alumnos de pregrado y posgrado, así como profesores del Departamento de Electrónica, Sistemas e Informática (DESI), del DPTI y del DHDU. Entre ellos destacan Alberto de la Torre, Luis Enrique González, Alfredo Cuevas y Blanca Robles, quienes apoyaron en el desarrollo de prototipos, ingeniería de detalle, simulaciones en video y diseño integral.