La cita es de Nietzsche. No se trata de montar una obra de teatro u organizar una exposición pictórica, sino de trabajar en equipo o desarrollar tu creatividad. Las asignaturas del Centro de Promoción Cultural son una apuesta para brindar una formación más completa.
Tomar clases de literatura mexicana para introducirte al mundo de las letras de Revueltas, Villoro o Ibargüengoitia; quizá aventurarte a complementar tus clases de matemáticas con una sesión de piano, o tal vez aprender danzón y conocer gente nueva.
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El arte en sus distintas manifestaciones habita los pasillos y las aulas del ITESO, pero no con un mero artilugio recreativo. El Centro de Promoción Cultural (CPC), en concordancia con el espíritu humanista del Modelo Educativo de la universidad, lo entiende como un elemento integral en la vida académica y profesional de los estudiantes.
Ya lo dijo Arturo Reynoso, SJ, director del Departamento de Filosofía y Humanidades, durante el pasado encuentro El Humanismo y las Humanidades en la Tradición Educativa de la Compañía de Jesús: “Si se busca una formación cada vez más integral que ayude a crear diálogo y puentes entre varias disciplinas, la dimensión de las artes es indispensable”.
El ITESO, además de la carrera de Gestión Cultural, tiene este semestre 26 asignaturas culturales en su Área complementaria, es decir, disponibles para todas las carreras. Pintura, cerámica, baile, distintos instrumentos, literatura, patrimonio…
¿Por qué un ingeniero querría tomar clase de piano?
“Los ingenieros necesitan resolver problemas y el arte te ayuda porque desarrolla tu creatividad”, dice Bernardo González, director del CPC. “Necesitamos formas creativas para resolver los problemas del agua, el urbanismo o la desigualdad”.
Quienes se inscriben a estas clases, “se vuelven personas más equilibradas e integrales; al abrir sus horizontes de conocimiento a las artes, tienen más herramientas”, agrega González.
Sensibilizar para transformar
Entonces, ¿qué tiene que ver una clase de teatro o literatura con tu formación profesional? Que no importa cuál sea tu carrera, con ellas podrás obtener competencias que te serán útiles para, por ejemplo, escribir el brief de un proyecto o hablar en público con más seguridad.
Maya Viesca, coordinadora de la Unidad Académica Básica “Lenguajes artísticos y expresiones culturales” –donde se decide cuáles clases de arte y cultura se imparten– concibe su trabajo a partir de la idea de que, se den cuenta o no, todos los seres humanos están inmersos en la cultura.
“En la medida en que tú tengas más recursos para dialogar con tu cultura de una manera independiente, eres un ser más autónomo y crítico”, considera.
Las materias son desarrolladas por artistas profesionales que adoptan la metodología ignaciana a la hora de enseñar.
Circee Rangel, actriz y escritora con amplia experiencia en el mundo del teatro, imparte el “Taller de actuación”. Para ella, el arte como herramienta educativa es sumamente generoso.
“No es que los alumnos se quieran dedicar a las artes escénicas, pero se dan cuenta de que el teatro les da mucho a sus personas y a sus carreras. Se empiezan a hacer seres humanos más sensibles con respecto a su entorno y a sus trabajos”.
“El teatro tiene mucho de encontrarse a sí mismo, de encontrarse con el otro, de encontrarnos de maneras distintas a las que solemos experimentar en lo cotidiano, y eso le sirve a cualquiera”, añade Rangel.
Acercarse a estas clases de carácter introductorio, también ayuda a romper con el estigma de que el arte es excluyente o elitista.
“No queremos formar artistas, queremos formar personas más completas que sean más sensibles y formen un criterio”, dice González.
Como parte de sus proyectos finales, los alumnos suelen ir directamente a la sociedad. Hay quienes llevan su canto a asilos del DIF, otros hacen teatro en la colonia Los Cajetes o están los que tocan sus instrumentos de percusión para los reos del Centro Federal de Readaptación Social. Texto Adriana López-Acosta y Judith Morán Fotos Luis Ponciano y Alex Riveros