Si te informas y compras conscientemente cada alimento o prenda, ayudas a reducir tu impacto ecológico en este planeta, insistieron en señalar cuatro activistas invitados a la Ecoferia 2015 en el ITESO.

No por repetitivo y sabido resulta menos cierto.

De izq a der: Manfred Meiners, Nayla Campos, Mario Sánchez y Norman Blanco.

El papel de los consumidores en el inmenso esquema global de producción/consumo/deterioro del medio ambiente, es crucial: si no compráramos tantas cosas (con el gasto energético y la explotación de recursos naturales que eso conlleva), no necesitaríamos reciclar o reutilizarlas.

Cuatro asociaciones reunidas en la terraza de la Biblioteca del ITESO en torno a Ecoferia 2015, organizada por la universidad y el Consulado de Estados Unidos en Guadalajara, expusieron, una vez más, datos, anécdotas, cifras y recomendaciones destinadas a mostrar cómo, además de las urgentes acciones y políticas gubernamentales a nivel internacional, las decisiones de los ciudadanos comunes y corrientes pueden tener un impacto real en la contención del severo daño ambiental que sufre la Tierra.

Aprovechando que era el Día de la Bandera, Mandred Meiners, documentalista y miembro de Xalisco Bio-Diverso y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, les pidió a los asistentes que sacaran una moneda y analizaran la biodiversidad presente en el escudo nacional: un águila real (especie amenazada en México con apenas unas 100 parejas registradas, dijo); una serpiente de cascabel (el país tiene la mayor cantidad de especies de cascabel en el mundo); hojas de laurel y encino y un nopal.

Apenas en diciembre del año pasado, mencionó el activista, se obtuvo el primer registro fotográfico de un águila real en el Bosque La Primavera, una buena noticia que ligó con el trabajo que su organización y otras instituciones civiles y gubernamentales realizan a través de la Estrategia Estatal de Biodiversidad (www.biodiversidad.gob.mx).

A través de nuestra huella ecológica (puedes calcular la tuya en www.myfootprint.org), Meinfred apuntó que “estamos modificando el territorio, el paisaje y hasta el nivel genético de las especies que consumimos”.

Al recordar los hallazgos obtenidos con sus fotografías aéreas de la Península de Yucatán –“hay extensas áreas en buen estado, pero amplias áreas degradadas con cultivos industrializados, cosa que no había visto” –, lamentó que los monocultivos de maíz, caña o trigo, con su necesidad de agroquímicos y otros componentes, inhiben la diversidad.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible ha encendido las luces rojas al señalar que con las explotaciones agrícolas se ha perdido un 75% de la diversidad de cultivos, que las dos quintas partes de la superficie terrestre dedicadas la agricultura son responsables del 70% del consumo global de agua y un 80% de la deforestación y que más de 800 millones de personas no tienen acceso seguro a los alimentos diarios necesarios para sobrevivir, según la FAO.

“La paradoja de la humanidad está allí: a más bocas que alimentar, más terreno que cultivar, y por tanto más probabilidades de que la tierra y los recursos naturales se agoten. Estamos alimentándonos a cuenta de las futuras generaciones”, añade al respecto una nota del diario El País.

¿Basuriento o no basuriento?
Cada habitante de la Zona Metropolitana de Guadalajara (somos aproximadamente 4.5 millones) produce, en promedio, un kilo de basura diaria. Nayla Campos, integrante de Casa Cem y el Proyecto Ecovía, aplicó un examen de 11 preguntas a los asistentes para saber si producen menos o más de ese kilo.

¿Te gusta dar regalos con montones de envolturas? ¿Compras vasos y cubiertos desechables para tus fiestas? ¿Usas bolsas de plástico en lugar de una de tela cuando vas al súper? ¿Tiras tus residuos electrónicos con el señor que pasa por la colonia en lugar de ir a sitios especializados? ¿Compras alimentos sin revisar las etiquetas ni preguntarte cómo se elaboraron?

Si tenías de nueve a 11 respuestas afirmativas, eres de los que produce más de un kilo; de cinco a 0cho, de los que produce un kilo, y de cero a cuatro, de los que tienen conciencia ambiental. Campos subrayó que “la basura no existe”, sino que son residuos que no están siendo separados y no son manejados adecuadamente.
Para poner un ejemplo Nayla recurrió a la época navideña, durante la cual el relleno sanitario de Picachos, propiedad del Ayuntamiento de Zapopan, recibe un 80% más de desperdicios.

Mario Sánchez, de Reforestamos México AC, recordó que solo el 15% de los bosques mexicanos es explotado de manera regulada y dijo que no hace falta llegar a acciones extremistas [amarrarse a un árbol para evitar que lo talen], ya que con acciones puntuales como hacer compras más verdes o conocer el origen de lo que compramos, estaremos abonando a la causa.

Norman Blanco, del Colectivo Ecologista de Jalisco también apeló al consumo de productos regionales, al rescate de la diversidad de lo que comemos y a no depender de pocas especies para alimentarnos. Texto Enrique González Foto Roberto Ornelas