La banda de rock, que recién cumple su primera década de existencia, cuenta en entrevista acerca de sus orígenes, sus referentes musicales y sus planes a corto y largo plazo

Texto y fotos: Jesús Alejandro Lara Becerra

 

La primera vez que escuché sobre Ray Coyote fue en 2016. Estaba con mis amigos del ITESO, poco después de Semana Santa. Una conversación sobre música me llevó a tirar mi clásico sermón de lo poco que los tapatíos valoran a sus artistas locales y de que no saben el privilegio que es tener artistas con propuestas originales, seguido por mi lamentación de vivir en un pueblo en donde hay cerca de ocho bandas de tributo a los Killers y decenas de grupos de cóvers que no salen de “Música ligera” y “Lamento boliviano”.

Dos años después, cuando comencé a asistir a los toquines que se hacían en el extinto hotel Aloft, volvió mi obsesión por conocer artistas locales y decidí ver quiénes eran los dichosos Ray Coyote. Lo primero que me sorprendió fue su logo, pues lo había visto cientos de veces en playeras, tatuajes, graffitis y hasta en joyería, acompañado de un culto que no le he visto a ningún otro artista del país, underground o mainstream.

El logo consiste en una serpiente de cascabel —la mayoría de las veces en color rojo— enroscada en una especie de espiral que nos recuerda al “Nudo Infinito” del budismo, o visto desde más lejos parece una sucesión del símbolo infinito en sí mismo.

Desde entonces sigo su carrera.

Ray Coyote se cataloga como “rock, a secas”, aunque tiene sonidos que los acercan al hard rock, space rock y rock psicodélico, además, hay elementos que los acercan al movimiento conocido como “rock mágico”. Al igual que el rock urbano chilango, el rock mágico tapatío no es un subgénero en sí mismo, sino un conjunto de subgéneros en el que se incluyen artistas tanto de rock, como indie, metal, pop e incluso música experimental, caracterizado por letras con temáticas relacionadas al esoterismo, el nacionalismo, una cosmovisión prehispánica, ciencia ficción, leyendas y mitos de distintas partes del mundo, astrología y magia.

Su discografía la componen los EPs Ray Coyote I, Canis latrans, Muta padre, W.E.(F.A.) vols. 1, 2, 4 y ?, así como los álbumes Colmillo, Yhwhmusray y Work Ethic. Las portadas de cada álbum y de cada EP son una pieza de arte en sí mismas y en ellas podemos ver elementos que van desde lo kitsch y lo surrealista hasta lo barroco, e incluso a veces rememoran las portadas de las historietas pulp del siglo pasado. Parte del encanto se debe a que cada vez que las miras terminas descubriendo detalles nuevos que no habías notado las veces anteriores.

Esta banda tapatía está compuesta por Pablo Barba (voz), Julio Gil (bajo), Ricardo Sahagún (guitarra), Luis Adrián Romero (guitarra) y Daniel Sahagún (batería). Hace unas semanas cumplieron una década de existencia y lo celebraron a lo grande, presentando en C3 Stage su trabajo más reciente: Work Ethic, considerado por ellos “el techo del DIY y la música independiente”..

Después del show me prometieron una entrevista en la que compartirían un poco de su trayectoria y de su visión del panorama musical de la ciudad. La cita fue unas semanas después, en su estudio.

“Al cantar en español tienes que ser muy ágil mentalmente, muy pícaro para hacer realmente algo distinto. Nuestra música está inspirada en un mundo de fantasía, realmente es una narrativa de ficción, tenemos nuestro propio mundo y hablamos de él.”

Pablo salió del segundo estudio para recibirme y comenzar la entrevista, que fue solamente con él pues los demás se encontraban ausentes u ocupados en el estudio, aunque minutos después se nos unió Ricardo como oyente.

—¿Podrías contar un poco sobre Ray Coyote?

—Ray Coyote es una banda que surge en 2012, que ha sacado alrededor de 62 canciones, tres álbumes y siete EPs. Tocamos rock n’ roll heavy, en su mayoría, pero también con toques punk, pop y metal. Es un proyecto 100% tapatío.

—¿Empezaron haciendo su propia música o con cóvers?

—No, empezamos haciendo canciones propias.

—¿Siguen con la misma formación o ha cambiado con el tiempo?

—No ha cambiado mucho, pero sí lo ha hecho. De los originales quedamos dos, pero en realidad Ray Coyote no es el nombre de sus integrantes, es la serpiente y el amor de la gente por este proyecto. Los integrantes pueden cambiar, pero Ray Coyote va a seguir siempre.

—¿Alguno de ustedes tiene experiencia académica dentro de la música?

—Sí, hay tres que estuvieron en la universidad de música y dos que somos melómanos.

—Entre los artistas referentes de la banda, ¿hay algún artista local?

—La Revo: La Revolución de Emiliano Zapata. No solamente nos marca un estándar en el estilo, también nos abrió las puertas de su casa para hacer nuestras primeras grabaciones. Todas nuestras grabaciones han tenido algo que ver con Zapata Studio, que es de Javis, el líder de La Revo. Disidente también nos gusta mucho, y Cuca, de quienes tuvimos la oportunidad de abrir un evento suyo, lo que marcó la historia de la banda.

—¿Cómo nació su concepto?

—Sobre la marcha, es una historia que nadie se sentó a escribir. Conforme pasaba el tiempo se generó esta narrativa ficticia de un universo de Ray Coyote en donde Satanás ya le pidió perdón al diablo (risas).

—¿La serpiente tiene algo que ver con esto que dices de Satanás?

—No, la serpiente la hizo Christian Poiré, que es uno de los mejores artistas que ha dado esta tierra, y también ha aumentado su significado y su relación con lo que hacemos. Al principio fue una simple serpiente en forma de espiral y ahora te puedo decir que es todo un movimiento que representa a mucha gente. Va más por el lado de los valores: representa el respeto, la igualdad, las buenas intenciones, buenas vibras, buenas acciones, el amor por la familia, el respeto por la tierra… nada que ver con Satanás; yo soy antisatánico.

(Christian Poiré es un tatuador y artista plástico tapatío, quien también ha diseñado todos los carteles y carátulas de los discos de la banda.)

—¿Sobre la marcha?

—Claro. Cuando empezamos lo único que queríamos era tocar, hoy no, por ejemplo, si se trata de tocar en un lugar irrespetuoso o discriminatorio prefiero no tocar. Prefiero no tocar que compartir escenario con una banda que falta al respeto o que trae un discurso anticuado. Antes no me hubiera importado nada, yo sólo quería tocar, ahora sí me gusta que sea en un ambiente 100% respetuoso.

—¿Y ya se han echado para atrás por algo como eso?

—Nos ha tocado algún accidente social, por ejemplo, en una ocasión en una tocada un vagabundo se metió y agredió a una de las personas que estaba dentro y hubo un caos, pero aprendimos de nuestros errores, en realidad nuestro camino de respeto ha sido bastante fuerte y súper bien correspondido por la gente, se ha dado de forma muy natural. Si nuestra banda hiciera daño ya la hubiéramos terminado, si en nuestros conciertos la gente saliera lastimada, con el oído o la moral lastimada, o si alguien saliera ofendido de nuestros conciertos, hubiéramos terminado con la banda hace mucho tiempo.

—¿En los diez años que lleva la banda hubo algún momento en el que estuviera en peligro de desaparecer?

—Sí, cuando se dio el primer cambio de alineación. Habíamos dejado la vara muy alta con el primer disco y teníamos que superarlo y acoplar una nueva alineación. Fue un reto, sin duda, pero nos hizo más fuertes, nos hizo sacar un segundo disco que en mi forma de ver superó al primero, en ese momento sabíamos que no va a haber nada que pueda con Ray.

—¿Ha cambiado mucho el panorama en la ciudad desde que comenzaron a tocar?

—En la ciudad no tanto, pero sí en el mundo entero. Cuando nosotros empezamos no existían Spotify ni Instagram, mucho menos las historias. No existían los lives, los reels, no podías tomar video así como si nada en tu celular y acceder a un estudio no era tan sencillo como ahora, que cualquier persona con una laptop puede descargar un dow y hacer su propia música. Eso es lo que yo siento que cambió.

—¿Cómo es el proceso creativo? ¿Cómo surge la inspiración artística?

—No lo sé… cada canción es diferente, cada una te pide diferentes cosas. Es estar muy abierto. Al cantar en español tienes que ser muy ágil mentalmente, muy pícaro para hacer realmente algo distinto. Nuestra música está inspirada en un mundo de fantasía, realmente es una narrativa de ficción, tenemos nuestro propio mundo y hablamos de él.

—¿Todos los miembros escriben letras?

—No, sólo yo —responde Pablo—; igual si a alguien no le gusta algo me lo puede decir, no es que esté cerrado.

—¿Y al grabar los videos dejan que el equipo se encargue de todo o ustedes hacen la propuesta?

—Igual que las canciones, cada video es diferente, ha habido videos en los que estamos muy metidos y otros en los que le hemos dado confianza total a los productores. Es un arte completamente distinto, igual que las portadas, siento que hay que darle la confianza al otro artista para colaborar, si no le vas a dar la confianza a un artista pues no colabores.

—Más allá de la música, ¿se encuentran involucrados en alguna causa?

—Sí, estamos comprometidos con una asociación que se llama Ojos de la Sierra, que apoya a la sierra Huichol. Hemos colaborado con ellos a lo largo de toda nuestra carrera; justo estamos planeando algo muy lindo que todavía no puedo contar. Sí tenemos ese compromiso, no solamente dejar un archivo artístico, sino una huella en el enfoque que pueden tener las bandas tapatías.

(Días después de que se realizó la entrevista, durante su presentación en el festival RockXLaVida, finalmente se reveló de qué hablaba la banda: se trata de un evento en el Teatro Diana el próximo 23 de marzo de 2023, el cual también lleva el nombre de Ojos de la Sierra.)

—¿Guadalajara ha contribuido a la formación de la identidad de Ray Coyote?

—Claro, estamos súper orgullosos de ser de aquí, es una ciudad muy linda y tenemos que seguir luchando por que Guadalajara sea una ciudad llena de paz. En México y en todo el mundo la violencia ha crecido mucho. Yo creo que Guadalajara tiene que volver a ser una ciudad pacífica y es responsabilidad de los artistas locales proclamar y declarar nuestro amor por esta ciudad para que siga siendo una ciudad de gente buena.

—¿Qué planes tienen a largo y corto plazo?

—Seguir tocando este disco de 23 canciones que hicimos durante un largo rato, un par de años más como mínimo; seguir acercándonos a nuestra comunidad y hacerla crecer; tocar en Sudamérica, intentar producir un vinilo y seguir creciendo como proyecto. (Después de terminar la entrevista también comentaron que buscaban hacer una gira por todos los municipios de Jalisco.)

—¿Algo más que les gustaría añadir para cerrar la entrevista?

—Pensando que esto lo van a leer los chicos del ITESO y gente joven, decirles que la vida adulta es una jungla donde tienes que sacar los dientes para conseguir lo tuyo, no te va a caer ayuda celestial, nadie va a venir a empujarte a dar un solo paso por tus sueños. Un trabajo de oficina siempre lo vas a encontrar, sobre todo los que están estudiando, pero hacer lo que los hace felices es muy difícil, pero que vale 100% la pena. Si tienen algo que amen, algo que les llene el corazón y los haga sentir vivos no se pueden permitir rendirse. No se pongan la vara tan alta: si tomas fotos, no te esperes a tener la cámara más chingona; si tocas guitarra, no te esperes a tener el amplificador más chingón. Toma fotos con lo que tengas, toca la guitarra que haya. A donde quiero llegar es que tengan cuidado con los obstáculos que hay en el arte, porque de los obstáculos que hay, el 80% están adentro de uno, el otro 20% siempre va a estar. Esto es una cuestión de pasión y de hacerlo con amor y por amor, todo lo demás se va dando.

Jesús Alejandro Lara Becerra es estudiante de la Licenciatura en Comunicación y artes audiovisuales. Esta entrevista es resultado de la investigación “Avanzada tapatía II. ¿Cómo se construye una escena local?” que realiza en el PAP Mirar la ciudad con otros ojos. Memoria e identidades en el periodo de otoño de 2022.