En el marco del Festival Cultural Universitario, la rapera guatemalteca Rebeca Lane tuvo una charla y un concierto.
Rebeca Lane está enojada. El presidente de Guatemala, Jimmy Morales, la llena de rabia; la corrupción del mandatario, coludida con empresarios y ejército, y también la creciente ola de violencia que se vive en las calles, en los márgenes de pobreza y desesperación.
Y le duelen los feminicidios, el acoso callejero, la inseguridad que ella y las otras mujeres viven a diario.
“La violencia hacia las mujeres en Guatemala, en Salvador, en Honduras, en México es terrible. Quienes no son mujeres no saben el tipo de delincuencia que nos toca enfrentar. Si bien nos va, la vivimos en la calle, porque si no, es dentro de nuestra propia casa”, explicó la rapera guatemalteca. Ella encontró una manera de lidiar con todos estos sentimientos: la música. Y, específicamente,
el hip-hop.
El lunes 23 de octubre en la Casa ITESO Clavigero, Rebeca compartió con Rogelio Villarreal, periodista cultural y profesor del ITESO, cómo se enganchó con este género, en el marco del Festival Cultural Universitario. Cuenta que se topó en 2002 con Makiza, un grupo chileno de rap nacido en 1997 —del cual salieron artistas como Anita Tojoux—. Ese fue uno de sus primeros encuentros con el género como un espacio de catarsis contra las injusticias sociales cercanas a ella. Y en su natal Guatemala encontró que el género era representativo en las zonas más marginales.
“La energía, la vibra era irreverente y eso me terminó de enganchar, y me identifiqué con la cultura, me apasionó el investigar sobre hip-hop incluso antes de rapear, tenía un programa de radio, organizaba foros, y hasta después me animé”.
Se unió al colectivo Última Dosis en 2012, y un año después lanzó su primer EP, Canto; Alma Mestiza, de 2016, es su material más reciente. Su música no deja de estar ligada con el activismo, por lo que creó el movimiento Somos Guerreras, que crea espacios de mujeres dentro de la cultura hip hop para erradicar su sexismo.
Dice que ella escribe y rapea para sacar su frustración y no explotar. Pero, dice, sale la rabia, la herida, el odio, muchas cosas que a veces decide no compartir. “Porque si tú les das eso en el escenario, si les das dolor, se quedan con el dolor; si les das rabia, se quedan con la rabia. Por eso, trato de equilibrar y no solo hacer ese tipo de temas. Para yo sanarme y compartirlo”.
Tras la charla con Rogelio Villarreal, la audiencia tuvo una muestra palpable de la energía de la artista guatemalteca, con temas Mujer Lunar, Bandera negra, La cumbia de la memoria, Poesía venenosa, Libre, atrevida y loca; Dulce muerte, Mano arriba, Reina del caos, entre otros.