La Maestría en Derechos Humanos y Paz del ITESO organizó el Aula Abierta “Conflicto urbano y mediación comunitaria”, encabezado por Jorge Palmer Marrero, experto en métodos alternos de solución de conflictos 

El Banco Mundialestimó que, en 2020, alrededor de 56 por ciento del total de la población mundial vivía en zonas urbanas; la tendencia indica que hacia 2050 la proporción estará cercana al 70 por ciento, con más de 6 mil 700 millones de personas habitando las ciudades. 

Estos datos sólo indican que la caótica vida urbana pinta para convertirse en más caótica aún. De ahí la importancia de contar con herramientas viables y armonizadas para solucionar los conflictos que se suscitan en ellas día con día, y que afectan a más de la mitad de la población mundial. 

En ese contexto, la Maestría en Derechos Humanos y Paz del ITESO organizó el Aula Abierta “Conflicto urbano y mediación comunitaria”, encabezado por Jorge Palmer Marrero, académico de la Universidad Autónoma de Nuevo León y experto en métodos alternos de solución de conflictos. 

El evento contó con el respaldo de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) y con el reconocimiento del Instituto de Justicia Alternativa del Estado de Jalisco (IJA) para la recertificación de prestadores de servicios de métodos alternos, mejor conocidos como mediadores certificados. 

“Desde estas tres instancias buscamos difundir la construcción de paz y crear modos para transformar los conflictos con un enfoque de derechos humanos”, señaló Giovana Ríos Godínez, coordinadora de la Maestría en Derechos Humanos y Paz. 

La académica comentó que la justicia alternativa ganó relevancia tras la reforma constitucional de 2008, que la propuso como el primer medio para dirimir conflictos. “Las herramientas más conocidas de la justicia alternativa son la mediación, la conciliación y la negociación; [estas estrategias] brindan a la persona la oportunidad de que sea ella misma quien tenga la potestad y autonomía para resolver sus conflictos directamente. Eso genera empoderamiento y una ciudadanía mucho más participativa y activa”, acotó. 

Sin embargo, advirtió que la justicia alternativa tiene sus límites, ya que se basa en que las voluntades de las partes involucradas quieran transformar el conflicto. “Además, se necesita que las personas estén en una misma dimensión de poder para poder trabajar una solución (desde la justicia alternativa). En situaciones con asimetrías de poder, como cuando hay violencias, no es posible utilizar estas herramientas”, dijo. 

Necesario, un cambio de paradigma

Ante un foro virtual de más de 70 asistentes, Jorge Palmer Marrero afirmó que “el conflicto urbano es una falta de participación ciudadana” y que el modelo de ciudad actual genera una serie de violencias.  

Es en ese contexto, señaló que es necesario encontrar herramientas e innovaciones sociales que permitan trabajar el conflicto urbano desde todos sus ámbitos. “La mediación comunitaria es un proceso resiliente y participativo que sirve para poner en marcha una acción colectiva que fortalezca a la comunidad […] Nos permite entenderla como sistema de justicia descentralizado, como intervención social y como política pública que instaura la cultura de paz, promueve el diálogo y el entendimiento racional entre los actores que conforman la comunidad para una correcta gestión de los conflictos comunitarios”, dijo. 

El académico consideró imperativo un cambio de paradigma en la planificación urbana para procurar nuevas formas de gestión del conflicto urbano, que a su vez permita la recomposición del tejido social de los vínculos interpersonales, así como la creación y consolidación de relaciones entre actores locales, el surgimiento de nuevos espacios de convivencia y la toma de decisiones por consenso. 

Giovana Ríos agradeció al ponente la oportunidad de reflexionar sobre los conflictos urbanos que forman parte de la cotidianidad y cómo la ciudad es un escenario natural para la construcción de paces, utilizando métodos de justicia alternativa, como la mediación.  

“La sobrepoblación, el hacinamiento, los problemas de transporte, la falta de servicios, la inseguridad, la gentrificación y otras situaciones tienen que ver con lo urbano y la construcción de una ciudad. Eso lleva a que nuestras relaciones cotidianas tengan conflictos que antes no habíamos visto. Cuando no sabemos transformarlos ni tenemos herramientas, escalan en situaciones de violencia”, comentó Ríos Godínez. 

“Jorge Palmer nos ayuda a entender el impacto que la justicia alternativa puede tener en la vida de quienes habitamos las ciudades; que podamos construir políticas públicas y programas de acción para la mejora de nuestra comunidad”, dijo. 

“El objetivo es el bienestar social, que los derechos humanos estén en el centro para construir estrategias de paz a partir de la realidad que cada sociedad tiene”, añadió la coordinadora. 

Una maestría con énfasis en la construcción de paz 

Giovana Ríos Godínez  compartió que desde la Maestría en Derechos Humanos y Paz se está trabajando un módulo de aproximaciones alternativas a los conceptos de paz y conflictos. 

Esta maestría es un programa profesionalizante que busca formar cuadros capacitados en trabajar derechos humanos para consolidarlos en los diferentes espacios de aplicación, que pueden ser organizaciones de la sociedad civil, academia e investigación, gobierno, e incluso el ámbito empresarial. 

Si tienes interés en conocer más de este posgrado, consulta la convocatoria abierta del programa para iniciar clases en agosto de 2022. “Tenemos un plan de estudios renovado, con un énfasis en estrategias de construcción de paz y con los contenidos regulares de justicia alternativa y restaurativa”, compartió la coordinadora.  

Para mayores informes, escribe al correo posgradosoj@iteso.mx