Universidades, Bancos de Alimentos, empresas tecnológicas y diversas secretarias estatales, unen esfuerzos para paliar el hambre que sufre más de un millón de jaliscienses.
POR ENRIQUE GONZÁLEZ

Cuando vuelva a estar en los pasillos de un gran supermercado, recuerde que, según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), tan solo con los alimentos que esa y las demás cadenas de autoservicio instaladas en América Latina echan a la basura, se podría alimentar a más de 30 millones de personas.

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Que millones de seres humanos pasen hambre a nivel local, nacional y global nunca ha tenido que ver con la falta de alimentos, sino con factores como la especulación de los mercados financieros y la industria agroalimentaria o a la falta de infraestructura y logística que impide a organizaciones civiles y gubernamentales que se dedican a reunir alimentos que por infinidad de razones un restaurante o una tienda ya no venderá y hacérselos llegar a quienes más los necesitan.

Es en este último factor en el que pretende incidir un inédito proyecto estatal donde convergen distintas secretarias del Gobierno de Jalisco, universidades, iniciativa privada y tres Bancos de Alimentos de la entidad, los de Guadalajara, Tepatitlán y Zapotlanejo, el cual fue presentado el 18 de enero y que con los 20 millones de pesos que obtuvo de un Fondo Mixto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) ya trabaja para disminuir la pobreza alimentaria que sufre el estado que más alimentos produce en México.

“El día de hoy amanecieron más de un millón de jaliscienses sin saber si van a comer”, aseguró en Palacio de Gobierno Jaime Reyes, titular de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, una de las dependencias involucradas con este proyecto piloto que, eventualmente, se buscará replicar en otros municipios mexicanos.

“Aprovechamos para hacer un llamado a toda la sociedad a que no solamente se done desperdicio, sino que se done alimento bueno. Hacemos un llamado a todas las tiendas de autoservicio y a todos los proveedores de alimentos para que se unan ante este problema que es tan complejo que no lo hemos podido resolver en décadas”.

El desalentador panorama actual en Jalisco fue resumido por Antonio Hernández, del Banco de Alimentos de Zapotlanejo, quien mencionó que aquí apenas se recupera el 1%  del alimento que se desperdicia (los Bancos de Alimentos recabaron en 2016 más de 4 mil 500 frutas y verduras, principalmente).

“En Jalisco se desperdicia tanto alimento que podemos darle alimento a todos sin ningún problema, pero no tenemos ni la infraestructura ni la logística. Los Bancos de Alimentos estamos para rescatar el alimento apto para el consumo humano y hacerlo llegar a aquellas familias que viven en pobreza alimentaria; somos un puente entre la abundancia y la carencia”.

Casi 90 millones de toneladas de comida se van a la basura en México y alrededor del 20% de los alimentos que produce el país se desperdicia. ¿Por qué? Puede ser el clima, la falta de interés o de recursos para levantar frutas y verduras que se pudren en el campo y, en no pocas ocasiones, sencillamente porque hay empresas que no quieren que baje el precio en el mercado.

Jalisco carece de ley para regular el desperdicio de alimentos

A diferencia de gobiernos como el de Francia, que el año pasado aprobó una ley que prohíbe a los supermercados desperdiciar comida en buen estado y los obliga a llevarla a bancos de alimentos u organizaciones similares, Jalisco no tiene nada parecido.

“Tenemos que tener iniciativas de política pública para llevar al Congreso para que las leyes y normas se adecúen y nos ayuden ante este esfuerzo”, dijo Reyes.

“Vamos a contar con la comprensión y la disposición de nuestros congresistas. Sí tenemos que hacer política pública, por eso es tan importante este piloto, porque vamos a encontrar dónde están los obstáculos en leyes o normas que impiden mayores donaciones e incentivar a algunas cadenas. Estamos apelando no a la buena voluntad, sino al compromiso que todos debemos de tener; es nuestra obligación”.

Las dependencias del Gobierno de Jalisco que participarán en el programa piloto son las secretarás de Desarrollo e Integración Social, la de Desarrollo Rural, la de Innovación, Ciencia y Tecnología, la Secretaría de Educación Jalisco y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Por lo pronto, ningún miembro del Congreso del Estado se encuentra en la lista.

Tecnología aplicada al combate al hambre

La tecnología (algoritmos y software especializados) será una de las principales herramientas, ya que, bajo la coordinación del ITESO y el apoyo de instituciones como el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (CIATEJ), el Tec de Monterrey, Jabil y la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, de Telecomunicaciones y Tecnologías de Información, 15 Bancos de Alimentos en Jalisco mejorarán aspectos como: la comunicación entre ellos y con sus socios; la coordinación con donadores y receptores; la recolección y distribución de los alimentos, y podrán aumentar la vida de anaquel de los mismos.

Otro punto central de este proyecto  es que se aleja de las políticas de subvenciones y asistencialistas, al proponerse fomentar la capacitación de los ciudadanos para que busquen la autosustentaiblidad alimentaria.

“[Se trata de] conectar a los beneficiarios de los bancos de alimentos con oportunidades de capacitación, emprendimiento y empleo para ayudarlos a salir de su situación de pobreza”, afirma el Gobierno de Jalisco a través de un comunicado.

“Sería inmoral quedarnos con los brazos cruzados”, aseveró Reyes, quien demandó a las grandes cadenas de tiendas de autoservicio que donen un porcentaje de sus inventarios, además de reconocer el rezago legislativo que el estado arrastra en la materia.

En un planeta donde casi 800 millones de personas no tienen suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa y el hambre está catalogado como “el mayor riesgo a la salud en el mundo”, los cálculos de la FAO apuntan que casi una tercera parte de los alimentos que se producen anualmente para consumo humano (más de mil millones de toneladas), nunca serán consumidos por un ser humano.

Nada más la cadena CostCo echa cada año a los basureros unos 20 millones de kilos de alimentos, debido a que no cuenta con un programa de manejo y recuperación, según publicó el periódico The Huffington Post.

Además de inmoral, este desperdicio representa un grave problema que incide directamente en el cambio climático, debido al agua, la energía y los terrenos explotados que se requieren para producir estos insumos. Fotos Archivo