Denise Najmanovich, académica de la Universidad de Buenos Aires, impartió en el ITESO la conferencia “La complejidad: una revolución del saber contemporáneo”, a la que se refirió como un factor imprescindible para deshacerse de la visión estandarizada del mundo.

La doctora en Epistemología por la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo, ante académicos, estudiantes y egresados de la universidad, compartió sus estudios sobre la complejidad, un elemento que consideró imprescindible para deshacerse de la visión moderna y estandarizada del mundo, que afecta temas como las creencias y la educación.

Grabado de Escher

Grabado de Escher

El canon de aprendizaje de la modernidad, en sus palabras, es el del espacio geométrico. Por lo mismo, se prioriza la reducción de la experiencia a la imagen representativa, y la noción de símil se confunde con la noción de representación.

“La construcción de nuestra realidad está basada en este malentendido”, dijo y agregó que “nada puede representar otra cosa, esa es la gran falacia de la modernidad. Piensen en sus políticos, por ejemplo, ¿acaso los representan?”

“Las nociones de realidad y objetividad están estandarizadas por convenciones que no toman en cuenta los accidentes, los cambios”, añadió.

¿Entonces, cómo abrir nuestro espacio de experiencia? Najmanovich puso como ejemplo el cubo Necker, en el que es posible ver distintos planos de la figura. “Las opciones no están en el gráfico”, explicó, “sino en nuestra forma de producir sentido”.

Los grabados de M.C. Escher (1898-1972) fueron mencionados, y coqueteó con la idea de que el artista gráfico holandés podría ser el maestro de la complejidad, al ofrecer muchos planos de realidades.

La percepción cuadriculada del mundo refuerza el individualismo, dijo la académica, y es así como la diversidad se convierte erróneamente en excepción, y se refuerzan temas como la discriminación. La complejidad, sin embargo, entiende que la experiencia es diversa porque es plural. “El conocimiento humano es de un ser vivo que interactúa con el mundo, no que lo refleja. La experiencia no es la de un sujeto, sino la de una persona enredada en un colectivo”.

Najmanovich se preguntó cómo salir del atrapamiento: “Por un lado está el vértigo del caos, y por el otro, la falsa seguridad de la simplicidad. Pero cada vez estamos menos a salvo, cada vez sirve menos la normatividad”. Con la complejidad, explicó, no se forma una imagen del mundo, sino que se configura una experiencia en comunidad, con toda apertura a la diversidad de sentidos.

“La complejidad no es un lugar al que vamos a arribar… Es una forma de caminar y habitar la experiencia, de experimentar y compartir el saber”.

Foto Roberto Ornelas