Esta semana el ITESO celebra el aniversario número 20 de la Red Universitaria de Prevención de Desastres.
POR COMUNICACIÓN INSTITUCIONAL
La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró la década de los 90 como el Decenio Internacional para la Reducción de Desastres, es en este periodo cuando nació la Red Universitaria de Prevención de Desastres (Unired) que tiene la misión de coordinar los esfuerzos de las universidades –públicas y privadas– de México para prevenir y responder de manera adecuada a los desastres.
ITESO es parte de esa red que en la actualidad está conformada por unas 65 instituciones de educación superior en el país.
El origen de Unired se remonta a 1997 cuando el Huracán Paulina dejó 200 mil damnificados en Oaxaca y Guerrero, y el Centro Mexicano de Filantropía pidió a las universidades promover la cultura de prevención de desastres entre su estudiantado.
Entre las labores que la red realiza desde entonces están la recaudación de fondos, instalación de centros de acopio y entrenar a futuros brigadistas para la ayuda humanitaria.
La experiencia de Unired, y por lo tanto del ITESO, en la atención a desastres va en sintonía con la Organización Panamericana de la Salud que afirma que “la llegada de grandes cantidades de donaciones a un país afectado por un desastre constituye un desafío enorme de organización y gestión para los actores humanitarios, que puede resultar en una ayuda pertinente y de gran valor o en una carga adicional difícil de manejar y administrar. A los problemas técnicos y logísticos que implica esa tarea se une el que, con frecuencia, muchas donaciones son inapropiadas, precipitadas y poco ajustadas a las necesidades reales de la población o poblaciones afectadas” (www. saberdonar.info).
Es por esto que las universidades de la red siguen un protocolo antes de iniciar una campaña de ayuda. Se trata de que lo que se consiga, en efectivo o en especie, sea lo que necesitan los afectados y que sí llegue a su destinatario.
Una vez que ocurre un desastre se hace una evaluación de daños – número de damnificados, personas fallecidas, regiones afectadas– entrando en contacto con las comunidades y con un interlocutor para definir cuáles son las prioridades.
Por ejemplo, cuando ocurrieron los sismos del 19 de septiembre de 2017, las universidades de Unired en la Ciudad de México fueron las que evaluaron el desastre, antes de solicitar el apoyo a la red.
En este caso, se definió que se debía continuar con la recaudación de fondos para Oaxaca y Chiapas que fueron golpeadas por un sismo y un huracán unos días antes. Por lo que el ITESO continuó con la campaña “Voces de Auxilio por la reconstrucción”.
En otros, como la devastación que causó la tormenta tropical “Manuel” en Guerrero que dejó a más de un millón de damnificados, se abrieron centros de acopio de alimentos, artículos de limpieza y de higiene personal.
Brigadas de ayuda
Además de enviar materiales para la reconstrucción de viviendas en la costa de Jalisco por el paso del huracán “Patricia”, el voluntariado Unired ITESO realizó dos brigadas para apoyar la recuperación de las localidades afectadas, específicamente en el ejido Morelos, municipio de La Huerta.
Diez familias de la comunidad de Chancoa y Ávila Camacho, fueron beneficiadas por el proyecto de construcción de estufas ahorradoras de leña “Lorena”, esto con el apoyo de World Vision de México.