El tiempo, la prisa, la espera fueron algunos conceptos sobre los que se reflexionó en el Aula Abierta “Reflexiones sobre el tiempo: filosofía y cultura del ocio” en el ITESO.

“Formamos parte de una época en la que ciertas palabras clave de nuestra historia cambian su significación y valor, y que pasan de positivo a negativo: el ocio antiguo se convierte en la madre de todos los vicios, curiosamente vertido ahora en femenino (ya no es ocio, sino la ociosidad)” señaló Bernardo García, director del Departamento de Formación Humana del ITESO durante su participación en el Aula Abierta “Reflexiones sobre el tiempo: filosofía y cultura del ocio” que se realizó el jueves 27 de septiembre en la biblioteca de la universidad.

Junto con Maya Viesca, profesora del ITESO, Bernardo García inició la conversación, principalmente, con estudiantes de la Licenciatura en Hospitalidad y Turismo, explicando que en griego la palabra ocio es slkholé de donde viene la palabra escuela y que no ha vuelo a tener un sentido positivo.

“La escuela en Grecia era una ocupación que consistía en contemplar las cosas del mundo”, afirmó. “La de antes era una escuela contemplativa que convocaba a hombres libres”.

En la actualidad, dijo Bernardo García, lo que se conoce como tiempo libre está lejos de parecerse al sentido de ocio en Grecia donde era una forma de vida y no una forma de pasar el tiempo. “Grecia era un lugar en el que se cultivaba el ocio. Nosotros, por el contrario, solemos pensar que el ocio es el tiempo que nos sobra, el tiempo en el que no tenemos ocupaciones directamente ligadas a las solicitudes de la vida económica, el tiempo en el que no estamos ligados u obligados a nada”.

El profesor señaló que el dinamismo de las ciudades hoy se aplica para el trabajo y para la diversión, que cuando se dice ‘el tiempo es oro´ no se refiere sólo al ámbito laboral, también al de diversión.

“Conservamos en nuestras ciudades algunas formas de aquella vida griega, tenemos gimnasios, teatros, escuelas, liceos, pero a esas formas se les da un sentido completamente nuevo: de entretenimiento o diversión, más que de ocio propiamente dicho”.

Y puntualizó que entretenimiento quiere decir estar sostenido entre dos puntos, como un paréntesis entre actividades. “Esos ratitos libres que tenemos, esos fines de semana o esos momentos en la noche o en medio de la jornada de trabajo injustamente se deberían de llamar ocio”, afirmó.

Bernardo García, al preguntar qué es lo que se ha perdido al construir una cultura de trabajo en lugar del ocio, enfatizó que “se ha perdido libertad, pero también se ha perdido cuerpo –o consistencia– y se ha perdido vida”.

Explicó que la rapidez y la prisa son valoradas en la lógica moderna de las ciudades por lo que experiencias como el ir al cine a ver una película de hora y media que se siente como que fue mucho más tiempo de duración por la lentitud con que se desarrolla entonces se considera una experiencia negativa.

Y entonces, Bernardo García, dio un pequeño vistazo a la noción del tiempo desde la Filosofía.

“El tiempo es un poco como la luz, si uno se pregunta qué es la luz con cierto rigor estamos en un problema. La luz es eso que nos permite ver, pero no se deja ver, algo similar sucede con el tiempo”. “Nuestra vida consiste en tiempo, en vivirla, en transcurrirla, en transitarla, nuestra vida ese lapso que va del nacimiento a la muerte y ese es un lapso temporal, entonces el tiempo atraviesa toda nuestra vida, pero eso que decimos tiempo que es en el fondo en lo que consiste la vida no se deja ver”, expuso.

Si se quisiera volver a la cultura del ocio, afirmó, “tendríamos que estar pensando no en cómo hacer para no trabajar o trabajar menos, sino para echar a volar esa cultura del trabajo e inventarnos otro tipo de cultura, no cultivar el trabajo y el tiempo sino cultivar la vida, el tiempo libre entendido en la profundidad de la palabra libertad”.