México es uno de los países con el mayor número de reformas económicas y sociales recientes a nivel mundial y desde hace 30 años ha tenido varias oleadas. Sin embargo, han tenido un desempeño deficiente puesto que la incidencia de la pobreza y la desigualdad se ha mantenido prácticamente en los mismo niveles y el país ha vivido “una montaña rusa” de periodos en recesión, consideró el investigador Enrique Valencia, profesor invitado del Doctorado en Estudios Científico Sociales del ITESO y académico de la Universidad de Guadalajara.

Valencia participó en la más reciente edición de la Cátedra Konrad Adenauer, que se realizó el 17 de mayo en Casa ITESO Clavigero.

El académico se refirió a datos de Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) para asegurar que en 1992 había menos pobres que ahora (con cifras hasta 2010). Además, destacó que entre las “debilidades” con las que cuenta México se encuentra una “vulnerabilidad permanente” ante las crisis, no hay crecimiento y no se tienen los avances necesarios frente a la pobreza y a la desigualdad.

“En lugar de que las reformas nos hayan permitido avanzar para reducir la desigualdad, lo que tenemos es desigualdades consolidadas en las estructuras generadas por las políticas sociales”, lamentó.

En su opinión, la Cruzada Contra el Hambre y demás programas de combate a la pobreza lanzados por presidente Enrique Peña Nieto no resolverán a fondo el problema en México, ya que se requiere un plan de incremento de salarios mínimos y pensiones, así como el fortalecimiento de los servicios de salud.

La charla, que además contó con la participación de los investigadores Ignacio Román del ITESO y Luis Huesca del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo de Sonora, se basó en el contenido de dos libros: “Alternativas en la crisis para la transformación de las políticas sociales en México” y “Pobreza, desigualdad de oportunidades y políticas públicas en América Latina”, publicado con apoyo de la Fundación Konrad Adenauer.

En ellos, entre otras cosas, se abordó la comparación entre las situaciones de México y Brasil. Si bien, recordó Valencia Lomelí, la Cruzada Contra el Hambre se inspiró en el programa Fome Zero que lanzó este país sudamericano a principios del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, fue abandonado y no fue la razón de la reducción de la pobreza: “El éxito se debió al conjunto de políticas sociales, que incluyeron un incremento notable del salario mínimo”.

Hoy, explicó, el salario mínimo en Brasil es tres veces el salario mínimo de México; mientras que las pensiones son de alrededor de 330 dólares mensuales, frente a los alrededor de 40 dólares mensuales que da la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), por ejemplo, a adultos mayores.

“Hay una coalición y un pensamiento que dice que lo que tiene que seguir habiendo en México es esta política salarial, porque es la única manera de enfrentar la inflación y ser competitivo con china […] Yo digo que cambiar la política salarial no implica el desastre nacional; seguir con la misma, es el desastre nacional”.

Ante los anuncios del presidente Enrique Peña Nieto de dar continuidad a las políticas sociales y hacer un nuevo paquete de reformas, el académico fue claro: ¿Qué nos anuncia entonces si nos situamos en una perspectiva de largo plazo? Que vamos a continuar con la misma limitación en el crecimiento y que vamos a continuar con los mismos problemas sociales sin reducir la pobreza y la desigualdad”.

Políticas sociales, “una paliativo”

Para el académico del ITESO Ignacio Román, México ha pasado por un gran abanico de políticas sociales que solo han sido un “paliativo”, pues no se han revertido los altos índices de pobreza y desigualdad.

“Culturalmente, América Latina es reconocida como la más católica del mundo, la más vinculado con el rollo social, el amor al prójimo, con la búsqueda de igualdad, con el discurso de justicia y, sin embargo, es la región más desigual del mundo; es decir, es la más incoherente con su propio discurso cultural. […] En el caso de México, curiosamente tenemos mayores niveles de pobreza que países con niveles de ingresos per cápita menores. Países que en promedio serían más pobres que México tienen menos pobres que México”, como Chile o Costa Rica.

Volviendo a la comparación con Brasil, explicó que en 1992, 35% de su población vivía en extrema pobreza, mientras que en 2009 ya era solo 15%. En los años 90, agregó, era, junto con Sudáfrica y Guatemala, uno de los países con peor reparto de riquezas. Ahí, dijo, se ven los contrastes de evolución puesto que México no ha podido reducir sus niveles de pobreza.

“El avance [en México] ha sido en la reducción de carencias sociales, no se han caído los hospitales y las escuelas, entonces hay una creciente proporción de la población que puede acceder a recursos fundamentales, pero en términos de ingreso no tenemos una lógica de reducción. Tardamos mucho en reducir muy ligeramente los niveles de pobreza y en cuanto llega una situación crítica…”

En su opinión, en México se sigue fortaleciendo una “lógica eminentemente basada en monopolios”

“¿México va por el camino correcto? A nuestro parecer no. Necesitamos modificar la lógica de las bases teórico-metodológicas con las que estamos diseñando la política social para actuar concretamente sobre el contexto real. Curiosamente hemos tenido en muchísimas evaluaciones un éxito de los programas frente a la pobreza y la desigualdad, pero al mismo tiempo la pobreza y la desigualdad siguen creciendo”.

Más información sobre la Cátedra Konrad Adenauer en http://cka.com.mx. Texto Natalia Barragán Foto Archivo