Inició como como artista, pero pronto se dio cuenta de que su verdadera vocación estaba en la curaduría; conoce aquí su trayectoria
Mariana López Diez Martínez y Martha Cecilia Monge Villegas
Un curador o curadora es una persona que se encarga de seleccionar, organizar y presentar obras de arte, objetos o artefactos para una exposición, un museo o una colección. La importancia de una curadora radica en su capacidad para resaltar la calidad, el valor y la relevancia de los objetos que selecciona y en su habilidad para presentarlos de una manera significativa y coherente. Una curadora ayuda a dar sentido y coherencia a una exposición o colección, ya que se asegura de que todas las obras elegidas tengan una conexión temática, estilística o histórica. Además, puede ayudar a contextualizar las obras y proporcionar información sobre su historia, significado y valor. Su papel es fundamental para el cuidado y la conservación de las obras de arte y objetos de una exposición o colección, ya que se asegura de que las obras estén en las condiciones adecuadas para su exhibición y que se sigan los protocolos necesarios para su preservación a largo plazo. Una curadora puede ser una fuente valiosa de conocimiento e información sobre las obras y los objetos de la exposición o colección. Esto es especialmente importante para los museos y galerías, ya que los visitantes a menudo buscan aprender y descubrir cosas nuevas a través de la exposición.
Mónica Ashida Cueto es ejemplo de una curadora e investigadora que se ha destacado por su compromiso con la exploración de nuevas formas de producción y exhibición artística. En una entrevista entre Mónica Ashida y Brenda Valdés pudimos conocer su trayectoria en el mundo del arte y la experiencia que ha ganado a través de los años. Ashida, quien comenzó como artista, pronto se dio cuenta de que su verdadera vocación estaba en la curaduría y en el fomento del arte contemporáneo en México. Ha dedicado su carrera a crear, gestionar, coordinar y asesorar innumerables proyectos artísticos y culturales. Ha sido jefa de Artes Plásticas en la Casa del Lago, curadora del Museo Colección Blaisten e investigadora y editora en el Museo Nacional de Arte en la Ciudad de México. En 2013 desempeñó el cargo de Coordinadora de Artes Plásticas de la Secretaría de Cultura Jalisco. Ha publicado más de 30 textos en periódicos, revistas y catálogos de arte, y desde 2001 ha realizado más de 50 curadurías para espacios públicos y privados a escala nacional e internacional. Sus proyectos han recibido apoyo por parte del Patronato de Arte Contemporáneo (PACSitac), la Fundación Jumex y la Secretaría de Cultura Jalisco. Actualmente coordina la licenciatura en Artes Visuales en la Escuela Superior de Arquitectura (ESARQ) y dirige la Colección–Archivo Ashida Cueto.
Mónica Ashida comenzó su carrera como curadora ayudando a su hermano Carlos Ashida, lo que le permitió conocer a personas y lugares clave dentro del mundo del arte mexicano. Carlos Ashida fue una de las personas más importantes en el desarrollo de la escena artística en Guadalajara, fundó la Galería Clave y fue director del Taller Mexicano de Gobelinos. Aunque a Carlos no le gustaba el protagonismo, sus opiniones, sus críticas y, sobre todo, su trabajo, eran tomados en cuenta, y consiguió ser uno de los curadores más importantes de México. Ashida supo combinar la naturaleza del arte, su historia, sus coincidencias e incluso sus incongruencias e injusticias, en proyectos curatoriales que lograron explicar, difundir, promover y leer las rupturas artísticas de los siglos XX y XXI en el país. Desde 1986 se dedicó a la curaduría independiente, primero con Patrick Charpenel y después de manera individual. Fue director del Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara de 1998 a 2000; de 2002 a 2007 del Museo de Arte Carrillo Gil de la Ciudad de México, después del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca; también fue curador del Instituto Cultural Cabañas.
Respecto de la trayectoria de Mónica, su primera gran iniciativa fue la apertura de Arena México Arte Contemporáneo, una galería que se enfocaba en proyectos específicos que se presentaban como un discurso completo de un momento y una búsqueda artística. La galería se enfocaba más en el diálogo y la exploración que en la comercialización de las obras, algo poco común a mediados de los años noventa. En esta primera etapa Ashida trabajó con artistas emergentes de su generación, muchos de ellos arquitectos que se adentraban en el mundo del arte. La mayoría de las exposiciones eran instalaciones que se enfocaban en la investigación y la experimentación estética. Para Ashida lo más importante en su trabajo era el diálogo con los artistas, compartir ideas y estar en constante discusión para entender hacia dónde se dirigía cada proyecto. En este contexto, se preocupó por aprender a ver lo que los artistas veían, y por ser una facilitadora para que sus ideas pudieran concretarse, además, se encargaba de acondicionar el espacio de exhibición, museografiarlo y atraer a clientes para que los artistas pudieran darse a conocer y, eventualmente, vender sus obras, aunque su propósito siempre fue que los artistas ganaran visibilidad en sus obras, lo económico siempre estuvo en segundo plano.
Para Ashida el curador no debe ser el protagonista, sino más bien un mediador entre el artista y el público. Es por eso que su trabajo se centraba en dialogar con los artistas y entender su visión para poder presentarla de manera coherente al público. Después de su trabajo en Arena México Ashida se trasladó a la Ciudad de México para trabajar en la Casa del Lago y el Centro Cultural del México Contemporáneo. En esos espacios Ashida tuvo que aprender a trabajar con artistas ya establecidos y algunos ya fallecidos, y a enfrentar desafíos más complejos debido al presupuesto ilimitado que se le asignó. A pesar de los desafíos, Ashida siempre ha trabajado con artistas que le interesan y que cree que tienen algo importante que decir; su trabajo como curadora ha sido fundamental en el fomento del arte contemporáneo en México.
Mónica Ashida es una persona admirable por su trabajo como curadora de arte en México, su visión y compromiso con el arte la han llevado a tener una carrera exitosa, trabajando con algunos de los artistas más interesantes y provocadores de México y del mundo. Lo que más llama la atención de Mónica es su enfoque en la curaduría como un proceso colaborativo con los artistas. Desde el inicio de su carrera ha sido capaz de entender las necesidades y preocupaciones de los artistas con quienes trabaja, permitiéndoles explorar su creatividad sin imponer su propia visión sobre la obra. En lugar de esto, trabaja con ellos para crear un marco teórico que permita al público entender mejor el trabajo. Otro aspecto de su trabajo, que es de admirar, es su capacidad para crear espacios de exposición únicos e impactantes, desde galerías pequeñas hasta grandes museos. Mónica ha logrado diseñar y montar exposiciones que atraen a un público diverso y que despiertan interés por el arte contemporáneo. Finalmente, es admirable la manera en la que Mónica ha logrado equilibrar su papel como curadora con la necesidad de promover el trabajo de los artistas y la venta de sus obras. Aunque su enfoque no está en la comercialización, ha sido capaz de atraer a coleccionistas y amantes del arte para apoyar a los artistas que promueve.