Julieta Ramos investiga cómo el cerebro de hombres y mujeres marca nuestras acciones y emociones y conversó en el Café Scientifique sobre este fascinante órgano.
Pesa más o menos un kilo y medio en promedio; dentro de él residen y se conectan incesantemente hasta 90 mil millones de neuronas; los mensajes que le envíe al organismo, digamos a un dedo para que se mueva, pueden alcanzar los 360 kilómetros por hora; es viscoso, representa el 2% de nuestro peso total y tiene unos 160 mil kilómetros de vasos sanguíneos, es decir, unas cuatro vueltas a la Tierra.
El cerebro humano fue el tema central del Café Scientifique celebrado la tarde-noche del 1 de marzo en la Casa ITESO Clavigero.
Pero no se habló simplemente de “el cerebro”; lo que quería Julieta Ramos, investigadora de la UdeG, era conversar con los asistentes específicamente sobre los cerebros de ellas y los de ellos, así que tituló su charla: “Preguntemos al cerebro: ¿sentimos diferente los hombres y las mujeres?”
La idea que subrayó una y otra vez fue: nadie es mejor que nadie; el cerebro de la mujer no es “mejor” que el del hombre ni viceversa.
El de ellas pesa menos, cierto, lo cual no tiene absolutamente nada que ver con su capacidad, sino simple y sencillamente con que, en promedio, las mujeres son más pequeñas que los varones.
“Nuestros cerebros funcionan de manera diferente para procesar la información que recibimos y dar las respuestas que ejecutamos en nuestro entorno cotidiano”, explicó Ramos, quien repartió ejemplos durante toda la velada.
“Para los hombres es más fácil reconocer una expresión de enojo en una cara de hombre que en una cara de mujer, pero la expresión de tristeza de una mujer no la reconocen [tan fácilmente]”, afirmó Ramos, ante las risas de los casi 100 asistentes.
“Se han descrito diferencias sexuales en cuanto a la capacidad de percibir las emociones del otro; en general, las mujeres son más hábiles que los hombres”.
Una diferencia relevante entre los cerebros masculinos y femeninos, expuso Ramos, tiene que ver con que las mujeres suelen usar los hemisferios izquierdo (encargado del pensamiento lógico y matemático y del análisis de información secuencial) y derecho (encargado de las emociones, la música, los sonidos de la naturaleza o la información espacial) para todo, mientras que los hombres suelen emplearlos más bien por separado.
“Las mujeres usamos los dos hemisferios para todo; la manera en que procesamos la información es más global”.
La presencia de la responsable del Laboratorio de Psicofisiología de Procesos Cognitivos y Emocionales en el Café Scientifique ITESO se dio gracias a la colaboración con la Semana del Cerebro Jalisco 2016, organizada por la UdeG, institución en la que trabaja esta integrante del Sistema Nacional de Investigadores. Texto Enrique González Foto Archivo