Ante el Rector, funcionarios e investigadores de la universidad, Enrique Cabrero, director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), habló sobre el impulso que pretende dar el Gobierno federal a la ciencia y la tecnología, subiéndolo del 0.4% al 1% del PIB.
El funcionario destacó la importancia de invertir en investigación científica para lograr un mayor desarrollo del país, al hablar de la importancia de articular los esfuerzos con el sector privado para poder transitar a la economía y la sociedad del conocimiento.
“La sociedad del conocimiento es un concepto muy amplio, es un concepto que tiene que ver con la integración del conocimiento científico como parte esencial y fundamental de una sociedad y una economía. Es decir, por una parte, que el sector económico, el sector empresarial, tome del descubrimiento científico y del saber científico elementos para generar nuevos desarrollos en sus procesos y en la elaboración de sus bienes y servicios, y que entonces las empresas puedan ser más productivas, más competitivas y tener mejores perspectivas en los mercados globales”.
En una reunión con el Rector Juan Luis Orozco, SJ, académicos e investigadores de esta Casa de estudios, efectuada el 2 de julio pasado, Cabrero dijo que el objetivo del sexenio es destinar el 1% del Producto Interno Bruto (PIB) a la ciencia y la tecnología; actualmente es del 0.4%.
“La historia reciente es, simple y sencillamente, que no había, primero, autoridades hacendarias dispuestas a llegar al uno por ciento o a empujar hacia el uno por ciento, y tampoco había una convicción desde la oficina de la Presidencia por el tema. Yo creo que estas dos variables cambiaron”, comentó en respuesta a la pregunta de cuál sería la diferencia con los gobiernos anteriores, que ya habían hecho la misma promesa.
El funcionario también se refirió a la importancia de apoyar el área de las ciencias duras, pues el país tiene un déficit de profesionales.
“Tenemos un 60% de nuestros posgraduados en ciencias sociales, eso también está distorsionado. Y no es que las hagamos a un lado, yo diría que necesitamos corregir el sistema. Mientras sigamos generando tal proporción de egresados de ciencias sociales, a costa de menores egresados de ingenierías o de otro tipo de disciplinas, pues entonces estamos distorsionando la disponibilidad de recursos humanos y de capital humano en el país. Yo diría que no se trata de ir en contra de las ciencias sociales, pero si ahorita tenemos un déficit en ingenieros, en físicos y matemáticos y todas estas disciplinas relacionadas a la biología más dura. Traemos un déficit. Hoy por hoy no se consiguen el suficiente número de profesionales en estas áreas. Por eso hablo de corregir la distorsión que ya traemos y no por ello hablar de que dejemos de apoyar a las ciencias sociales”, dijo.
Sobre la falta de patentes en México, dijo que era necesario encontrar una fórmula para incentivar la inversión privada e impulsar que los investigadores registren sus logros.
“Traemos un rezago verdaderamente impresionante, y este rezago se debe a muchas cosas. Se debe a una cultura muy contraria al patentamiento en México, a una desconfianza de los generadores de ideas; también se debe a que hay pocos incentivos para un investigador para patentar, el investigador prefiere ver su artículo publicado, aunque esto ya no pase por una patente”.
En el 2010, comentó, en Estados Unidos se registraron 490 mil patentes, de las cuales la mitad fueron solicitadas por empresas, instituciones o investigadores del país. En México, de las 14 mil solicitudes, 7% fueron locales. Texto Laura Rodríguez Foto Roberto Ornelas