Gabriela Ortiz Michel, la nueva directora del Centro de Aprendizaje en Red (CAR) tiene claro que las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) se deben poner al servicio de una mejor comunidad en red.

Todos somos ciborgs, decía Amber Case, antropóloga. Esto, basado en el Manifesto Ciborg de Donna Haraway, académica norteamericana. ¿En qué sentido? Se pregunta Gabriela Ortiz, nueva directora del Centro de Aprendizaje en Red (CAR), en el que las tecnologías ya no son meros medios.

“Somos más con la tecnología; como una asociación. Hoy es como una extensión de ti mismo, pero lo que va de frente es lo humano, extendido y enriquecido; no mediado, sino potenciado, transformado, porque las prácticas son distintas cuando tenemos acceso a estas tecnologías”, explica la doctora en Sociedad de la Información y el Conocimiento, por la Universidad Abierta de Cataluña.

Con esta visión asume la dirección de este centro que se creó hace 5 años con el objetivo de gestionar el contacto de profesores y estudiantes con la cultura red y sus recursos. Y, con esos recursos, innovar las prácticas universitarias de aprendizaje entre profesores y estudiantes, poniendo énfasis en la exploración, el diálogo y las comunidades virtuales como parte de su propuesta.

“Esto no se lo inventaron hace 5 años”, afirma. “Puedo llevarlo hasta mis inicios en el ITESO, cuando era estudiante e hice mi servicio social, las inquietudes y las preguntas que obviamente se transforman, se enriquecen y cambian a lo largo de los años, que son ahora los temas de la calle”.

El Centro, dice, le da una forma organizativa a un trabajo que tiene una tradición de muchos años, que tenía un lugar en el centro de cómputo, que cerraron en 1992, y se situó dentro de distintas instancias.

“El ITESO tuvo el primer backbone (conexiones troncales) de internet en los años 80 para todo el Occidente del país; era cuando se conocía como bitnet; te estoy hablando de la prehistoria del internet, y ya existía aquí”.

El ITESO ha tenido desde sus inicios el compromiso de adquirir nuevas tecnologías para el trabajo académico; lo que distingue a la Universidad Jesuita de Guadalajara de otras, en su opinión, es el significado humano que le dan.

“La palabra ‘red’ es una elección específica de nuestro nombre. Red lo ponemos en la sociedad, en los usos que le damos a la tecnología, en el sentido de la integración que le damos a la tecnología en las prácticas humanas. En el trabajo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, nosotros estamos parados de otro modo. Lideramos conversaciones que van más allá de, ‘cómo uso un blog’, sino del sentido de la escritura, la escritura colaborativa… Esta es una tradición de muchos años”.

El control del dominio de información es cada vez más complejo, admite, y hay necesidades respecto del manejo de información que se resuelven de maneras distintas al inicio de siglo o la propia década.

Es ahí donde el CAR se vuelve importante en su trabajo con la comunidad del ITESO. El centro es responsable de la infraestructura tecnológica para lo académico, con varias plataformas.

Una de ellas es la Unidad de Asesoría en Red, ubicada en la primera planta del Edificio C.

“Es un espacio que tiene una tradición de acogida; es abierto, puedes llegar a la hora que quieras, donde se acompaña a profesores a resolver cuestiones técnicas con las plataformas; pero se ha ido abriendo para que sea un espacio de encuentro y de confluencia no solo de profesores de asignatura, sino de alumnos, o de proyectos que trascienden la matrícula”.

También están las charlas presenciales Ágora, donde se privilegia la conversación horizontal. “Aquí no asumimos que el experto no sabe todo o más que el estudiante; el público es diverso, porque incluso han asistido estudiantes de secundaria. Es reconocer que hay experiencias diversas y todas son valiosas para compartirse y, en un momento dado, construir juntos”.

También cuenta con el proyecto Cultura de Información en Red y en la Red, donde se trabaja en células de tres profesores, que luego se compaginan con otra triada de profesores, “y así se comparte la información en red, donde se comparten las angustias y los experimentos en clase, y eso en términos de trabajo y formación es muy complejo”.

“Hemos jugado con estrategias como cadenas de aprendizaje, para que obtuvieran el ‘regalo’ de un aprendizaje nuevo, y lo pasaran a alguien más. Hemos intentado trabajar el desarrollo de una cultura digital y aprendizaje en red y en la red, con toda la institución, no solo los profesores. Y lo hacemos apegados a los valores propios del ITESO”.

Durante el primer año de su dirección, Gabriela Ortiz pretende buscar claves comunes y sacar documentos que recuperen estas experiencias. Van a lanzar un Programa Formal de Investigación lanzado desde el CAR, pero con otros grupos e instancias, “porque sabemos que nuestros intereses no solo se quedan aquí; puede haber trabajo con Estudios Socioculturales, con Signa_Lab del ITESO, con otras instancias que hacen cosas similares”.

Otro proyecto que le entusiasma será en conjunto con la Dirección de Información Académica, el desarrollo de una estrategia de exploración y experimentación de prácticas distintas sobre el trabajo de acompañamiento de aprendizaje de los estudiantes.

También está el proyecto Redes en la sociedad del aprendizaje. “Estamos experimentando el acompañamiento a colectivos o grupos en su desarrollo desde una perspectiva de red; no solo tecnológica. En el pilotaje acompañamos a una asociación llamada Letra Uno”, explica.

“Las palabras clave en el trabajo del CAR son experimentación, pilotaje… en los ingenieros, es la versión beta permanente. Esa es la lógica de trabajo académico que creemos que puede funcionar, en este modo de explorar, más intuitivo, donde documentamos y hacemos cortes que se conviertan en cápsulas de un saber más sistematizado; eso sí, combinando con una capa de academia más tradicional”.