El séptimo Encuentro del Humanismo y las Humanidades comenzó con una conferencia a cargo de Roger Chartier, quien disertó sobre las prácticas del humanismo renacentista. La actividad tuvo como tema principal el 450 aniversario de la llegada de la Compañía de Jesús a la América Septentrional
En 1640 la Compañía de Jesús cumplió 100 años. Previo a la celebración del centenario, Mutio Vitelleschi, SJ, que entonces era el Superior General, envió una carta a toda la orden religiosa invitando a los jesuitas a retornar a la fuerza de los orígenes y vivir de mejor manera la humildad, la espiritualidad y la obediencia. En resumen, invitaba a la compañía a hacer un examen de conciencia. Un salto en el tiempo llega a 2022, año en el que se cumple el 450 aniversario de la llegada de la Compañía de Jesús a la América Septentrional. La efeméride fue el tema central de la séptima edición del Encuentro del Humanismo y las Humanidades, que tuvo como sede el ITESO y que buscó poner sobre la mesa el legado de los jesuitas en México, revisar la historia, ver los errores cometidos y proyectar el futuro. O, dicho de otro modo, hacer otro examen de conciencia.
En ese tono se dirigió Luis Gerardo Moro Madrid, SJ, provincial de la Compañía de Jesús en México, a las y los asistentes a la ceremonia inaugural del encuentro. El superior de los jesuitas en el país dijo que era significativo que el Encuentro del Humanismo y las Humanidades regresara en el marco de las celebraciones por el 450 aniversario de la llegada de los jesuitas, lo que representa, mencionó, una oportunidad para «valorar el legado de la compañía en México y aprender de sus logros, ver las carencias, los errores. Todo es indispensable, sobre todo en el ámbito universitario. Reflexionar los orígenes y la historia de estos 450 años desde distintas perspectivas como la educación, la ciencia, el arte».
Moro Madrid señaló que es importante ver la memoria y el legado como «insumos fundamentales para proyectar el futuro». Concluyó que, en los tiempos difíciles que corren, hay que «volver al pasado, a nuestra historia, a las fuentes, a la visión primigenia que da sentido a nuestra misión, para así proyectar las respuestas necesarias. La impronta ignaciana todavía tiene mucho que aportar para iluminar a nuestro país».
Después de la intervención del provincial y para poner en perspectiva los objetivos del encuentro, se realizó una mesa en la que participaron Alexander Zatyrka, SJ, rector del ITESO; Alfonso Alfaro, director del Instituto de Investigaciones de Artes de México; Alejandro Cancino, SJ, maestro de novicios, y Arturo Reynoso, SJ, coordinador general del encuentro e integrante de la Dirección de Información Académica del ITESO.
En su intervención, el Rector del ITESO recordó la importancia que ha tenido la Compañía de Jesús en la conformación de la identidad nacional, y puso como ejemplo el trabajo de Francisco Xavier Clavigero, SJ, quien hablaba de México como «una sola e indivisa nación». Zatyrka Pacheco se refirió a la importancia de «recuperar la contribución de los jesuitas como catalizadores de la realidad nacional», y recordó que cuando la orden llegó en 1572 el proyecto colonial ya tenía 50 años de haber comenzado, por lo que «el grupo de jesuitas que se asentó en el centro de México lo hizo con una idea: evangelizar y mejorar las condiciones de vida de las comunidades para incorporarlas al imperio español buscando ventajas para la población indígena».
Mónica Márquez,titular de la Dirección de Información Académica del ITESO; Arturo Reynoso, SJ,coordinador general del encuentro; Alejandro Cancino, SJ, maestro de novicios, y Alfonso Alfaro, director del Instituto de Investigaciones de Artes de México.
Alfonso Alfaro también tomó como punto de partida otra idea de Clavigero, quien en el siglo XVIII ya invitaba a imaginarse cómo serían las sociedades en el siglo XXII. «Clavigero se colocaba así en el plano de la normalidad, que es la dimensión de los milenios. Pensar en la lógica de los milenios es la única manera razonable para analizar los hechos», dijo el director del Instituto de Investigaciones de Artes de México. Para aterrizar más su idea, señaló que «si ahora estamos en este espacio acogedor [refiriéndose al ITESO], es porque alguien pensó hacia adelante en función de décadas, no de días o meses. ¿Cómo vislumbramos esto dentro de los siguientes 70 años?».
Alejandro Cancino, SJ, dijo que la realidad de la sociedad mexicana actual plantea muchos retos, por lo que es necesario «detenerse para analizar con paciencia y calma de dónde venimos y a dónde vamos. Tomar distancia para responder de manera más adecuada a los retos que nos plantea la realidad. Ver a profundidad para tener una mirada de largo plazo».
Para cerrar la mesa, Arturo Reynoso, SJ, hizo un breve recuento de cómo habían sido las celebraciones por los centenarios de la Compañía de Jesús a lo largo de los años. Recordó los tiempos de la expulsión y supresión de la orden, así como su posterior restauración, y recordando el mensaje de Mutio Vitelleschi, invitó a conmemorar el 450 aniversario con un examen de conciencia.
Las herramientas intelectuales de la Compañía de Jesús
Luego de la mesa inicial, Roger Chartier, del Colegio de Francia, impartió la conferencia «Las prácticas intelectuales del humanismo renacentista: lectura, escritura, publicación», que se realizó gracias a la colaboración entre el Encuentro del Humanismo y las Humanidades y la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar.
En su disertación, Chartier ofreció «una reflexión sobre las herramientas intelectuales de los jesuitas de la segunda mitad del siglo XVI», a saber: la casuística —asociada a temas de teología moral—, los lugares comunes y la memoria. Sobre la primera, señaló que se trata del análisis de casos particulares en relación con situaciones universales; para los jesuitas fue una manera de «fundamentar su actividad pedagógica y pastoral».
Respecto a los lugares comunes, señaló que se trataba de una práctica asociada a la memoria, consistente en transcribir en libretas citas de las lecturas que se realizaban y que terminaban siendo grandes compilados de ideas. «Los lugares comunes son también las verdades universales que se aprecian en obras como novelas y obras de teatro. Eran una forma de lectura y una técnica de composición».
Chartier habló también de la lectura en voz alta y la lectura en silencio, y contó cómo la irrupción de la imprenta vino acompañada de una doble ansiedad: la primera, la ansiedad por el miedo de la pérdida de materiales, por qué libros importantes para la cristiandad pasaran al olvido; pero también surgió el miedo a la proliferación de libros inútiles. Así surgieron entonces publicaciones como las bibliotecas universales, que buscaban, por una parte, contener todo el conocimiento y, al mismo tiempo, determinar qué era valioso preservar y qué no lo era.
Como comentario a la conferencia, Alfaro recordó que en el texto donde solicitaban jesuitas para Guadalajara, las autoridades del ayuntamiento pedían «padres para casos», es decir, para que atendieran situaciones siguiendo la casuística, y se refirió a la conferencia de Roger Chartier como «una extraordinariamente fecunda manera de comenzar» las actividades del Encuentro del Humanismo y las Humanidades,
FOTOS: Luis Ponciano