El libro Agentes y lazos sociales, la experiencia de volverse comunidad, editado por el ITESO, se presentó en Lomas de Polanco.
En Lomas de Polanco, temas como el de la desigualdad o la delincuencia no están resueltos, afirma Noemí Gómez, profesora del Departamento de Psicología, Educación y Salud del ITESO (DPES), quien presentó en el mismo corazón de la colonia un libro producto de la investigación “Agentes y lazos sociales en Lomas de Polanco, la reconstrucción del tejido social”.
Dedicada a los movimientos sociales que se gestaron y extendieron desde esa colonia a otros puntos de la ciudad, la investigación dio como resultado el tomo Agentes y lazos sociales, la experiencia de volverse comunidad, expuesto a la comunidad en el atrio del templo de María Magdalena, la noche del 17 de noviembre.
“Este libro es suyo [de los habitantes de Polanco]”, les dijo a los vecinos ahí reunidos la investigadora. La publicación que coordinó recuperar las voces de esos habitantes, quienes cuentan la historia de Lomas de Polanco en las décadas de los 70, 80 y 90.
“Habla de la confluencia de distintos actores en una colonia que vivía una realidad de mucha precarización, una coyuntura que favorece este auge político organizativo y comunitario”, detalla Gómez.
Uno de los hallazgos principales de la investigación fue el hecho de que buena parte de la historia de la colonia está tejida por emociones sociales como la solidaridad, la fraternidad, el amor y el miedo.
“Son un tipo de emociones que no aparecen solas, no son individualizantes, sino que se tejen en colectividad y se viven en colectividad; los vínculos permanecen”, comentó Gómez al reseñar el capítulo que escribió Sofía Cervantes, también profesora del DPES.
A partir del llamado hecho por el Concilio Vaticano Segundo para que los sacerdotes del mundo salieran de las iglesias a reconocer las condiciones de pobreza, a Lomas de Polanco llegaron curas diocesanos formados desde los planteamientos de la teología de la liberación, órdenes religiosas como las de María Reparadora, jóvenes laicos, grupos políticos y también los jesuitas, quienes trasladaron allí su Noviciado.
“También llegó el ITESO a través de distintas incursiones de intervención; llegó a través del Centro Polanco, que aún existe”, refirió la coordinadora del libro.
Gómez señaló que las células organizativas que alimentaron los movimientos reivindicativos y pelearon por servicios públicos y la escrituración de propiedades, estuvieron muy ligadas a una figura emanada del Concilio Vaticano: las Comunidades Eclesiales de Base.
La organización comunitaria de Polanco “contagió” a otras colonias ubicadas en el sur, oriente y nororiente de la ciudad. “Hablar de Lomas de Polanco nunca será hablar de Lomas de Polanco, siempre será hablar de este auge organizativo que se dio en el sur de la ciudad”, y de ahí la importancia de dicha colonia, refirió Gómez.
Polanco, dijo, fue un semillero de personas que lograron una formación política sólida y que siguen participando en diversas organizaciones sociales. Foto Luis Ponciano