Flavio Valente, secretario general de FIAN International (FoodFirst Information and Action Network), advirtió en el ITESO QUE este problema no es causado por la falta de producción de alimentos.
La mala alimentación no es un problema exclusivo de las zonas que viven en la pobreza. Una buena parte de la población de los países desarrollados padece problemas de malnutrición y obesidad, señaló Valente, secretario general de una organización que defiende el derecho a la alimentación.
“Alemania tiene una de las tasas más altas de obesidad hoy día, junto con Estados Unidos y México. Son países donde se observa que la obesidad es más frecuente en los grupos más pobres”, debido a que su alimentación carece de nutrientes, dice el conferenciante.
De acuerdo con datos de 2014 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en México, el 64.4% de la población adulta es obesa, lo que representa un incremento de dos puntos con respecto a las cifras de 2010.
En Estados Unidos la cantidad de personas mayores de 18 años con sobrepeso también va a la alza, pues del 65.5% que había en 2010, aumentó al 67.3% el año pasado. Alemania también presentó un incremento en sus cifras de obesidad.
El secretario general de la FIAN Internacional detalló que el riesgo de obesidad es mayor en los niños que sufren de desnutrición desde su nacimiento hasta que cumplen los dos años de edad, ya que su cuerpo se predispone a absorber más comida y se hace más eficiente a la hora de guardar reservas.
La mala nutrición y el hambre no se deben a la falta de producción de alimentos, subrayó Valente.
“Hay alimento suficiente en el mundo; en realidad, hay más que el necesario. Existe un desperdicio de cerca del 30 o 40% de todo el alimento en el mundo, porque no llega a la mesa de las personas que lo necesitan”.
Valente aseveró que se trata de un problema económico, político y social. Además, colocó a la inequidad como la causa principal del hambre y puso sobre la mesa que ningún país tiene políticas de salud pública relacionadas con la seguridad alimentaria que aborden los derechos de las mujeres.
El conferenciante ejemplificó lo anterior hablando de los países asiáticos, donde más de la mitad de los matrimonios son contraídos por menores de edad.
“Son niñas vendidas por sus familias a un hombre más viejo. Se tornan esclavas sexuales –en cierta manera–, se embarazan cuando no están totalmente desarrolladas, compiten con los niños por la nutrición interna y los dos acaban el embarazo mal nutridos. Aproximadamente, la mitad de los casos de mala nutrición son debido a esto”.
Intereses económicos que propician el hambre en el planeta
“Hay una política de hambre y malnutrición que se produce por intereses económicos”, denunció Valente, quien recordó la crisis alimentaria que sufrió África en 2008, cuando el G8 (formado por los ocho países más industrializados del mundo) propuso una alianza entre ellos y las naciones africanas con el objetivo de reducir el hambre.
De acuerdo con el secretario de la FIAN, se trataba de un plan de inversión de empresas, en cuyas cláusulas se incluían cambios en las leyes de tierras y semillas de esa región, que establecían que los pueblos africanos no podían intercambiar semillas, lo que garantizaba que éstas pudieran ser compradas por compañías como Monsanto.
Valente reconoció que la situación alimentaria del mundo ha mejorado poco en los últimos 50 años. “Es inaceptable que todavía tengamos cerca de 800 millones de personas que se van todos los días a la cama con hambre y que dos mil millones tengan otros problemas de nutrición”, manifestó.
“Ejercer el derecho a la alimentación, una responsabilidad de todos”, fue el tema del Cuarto Foro de Soberanía Alimentaria y Nutrición en el ITESO (6 al 9 de octubre) que organizaron la Licenciatura en Nutrición y Ciencias de los Alimentos y el Centro de Formación Humana de la Universidad Jesuita de Guadalajara. Texto Judith Morán Foto Archivo