Hace poco más de 52 años comenzó la construcción del campus universitario. A la par de la edificación de salones y laboratorios, los fundadores de esta Casa de estudios se dieron a la tarea de crear un hábitat natural que acogiera las labores académicas con la naturaleza: un bosque universitario.

La historia del ITESO va de la mano con sus jardines y sus árboles, dos de sus emblemas. 3 mil 700 árboles (algunos con más de 50 años de vida y especies endémicas en peligro de extinción) y 22 hectáreas de jardines, conforman el ecosistema itesiano, considerado el jardín botánico más importante del occidente del país.

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Desde los años 70, con Xavier Scheifler, SJ como Rector, la institución se ha preocupado por preservar estos espacios, algunos de los cuales han sido cerrados parcialmente para su mantenimiento, por ejemplo, el Jardín central.

El Departamento de Servicios Generales está haciendo labores de mantenimiento para restaurar sus fragmentos afectados (veredas creadas por el flujo de universitarios y plantas maltratadas), por lo que se pide a la comunidad respetar las vallas de arbustos colocadas recientemente para acordonar el jardín.

Rodolfo Chávez, supervisor de Jardinería de Servicios Generales, tiene, junto a su equipo, la misión de preservar todas las áreas verdes del campus.

“No significa que no queremos que los utilicen, al contrario, tú puedes pasar muchas veces por diferentes áreas del jardín pisando el pasto y no le pasa nada, pero pasar siempre por el mismo lugar estropea y mata la planta,” comentó Chávez.

“No hay nada más satisfactorio que ver a los estudiantes recostados en el pasto estudiando, descansando o comiendo; para eso son los jardines, para que los disfruten. Es un privilegio que no todas las universidades tienen”. Texto Indira Mariscal Foto Roberto Ornelas