Con esta investidura, el Sistema Universitario Jesuita espera que en México se pueda aprender del ejemplo colombiano para construir la paz entre las violencias y la polarización
Por Yazmín Mendoza
En pasado 20 de junio, en la Universidad Iberoamericana (Ibero) Ciudad de México, el Sistema Universitario Jesuita (SUJ), del cual forma parte el ITESO, entregó el Doctorado Honoris Causa a Francisco José de Roux Rengifo, SJ, por su trabajo al frente de la Comisión de la Verdad en Colombia y por ser un referente como constructor de paz en América Latina.
La fecha de la ceremonia es relevante, tanto para la Compañía de Jesús como para México, ya que hace un año el país se conmocionó con la noticia de que fueron secuestrados y asesinados los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar, en hechos en los que dos personas más —Pedro Eliodoro Palma Gutiérrez y Paul Berrelleza Rábago— fueron privadas de la vida también, en Cerocahui, Chihuahua, en la Sierra Tarahumara.
Así, con esta investidura las instituciones que componen el SUJ —las Ibero Ciudad de México, Torreón, León, Puebla, y Tijuana; el ITESO, el Instituto Superior Intercultural Ayuuk (ISIA), y el Tecnológico Universitario del Valle de Chalco (TUVCH)— no sólo celebran la vida y obra de este gestor de paz, sino que también buscan abrir las puertas desde México al aprendizaje de otros procesos de construcción de paz, para generar un espacio inédito de trabajo con las víctimas de las violencias.
La lectura del acuerdo por el que se otorgó la distinción a Francisco de Roux, así como de una semblanza inicial, corrió a cargo de Eiko Gavaldón Oseki, directora del Departamento de Ciencias Sociales y Humanidades de la Ibero Torreón.
«El padre De Roux ha recorrido los lugares más lejanos y olvidados de la geografía colombiana, bien sea en un vehículo, a pie, en canoa o a lomo de mula, para escuchar los problemas de los excluidos o incluso para mediar en la liberación de secuestrados por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN)», dijo Gavaldón Oseki.
Juan Luis Hernández Avendaño, rector de la Ibero Torreón, hizo el Elogio a Francisco de Roux. Consideró que, a un año de la muerte de los jesuitas Javier y Joaquín, ellos han resucitado en numerosas acciones para construir la paz en México, y que «su muerte y resurrección nos llevaron a Francisco de Roux, porque la pregunta esencial ante la muerte de los inocentes es, ¿y ahora qué camino seguir?».
El jesuita colombiano, agregó el Rector, ha sembrado esperanza en medio de sociedades violentas, violentadas y polarizadas, y en el marco de la grave crisis de violencia que vive México, otorgarle el Doctorado Honoris Causa del SUJ «es reafirmar simbólica y prácticamente nuestra apuesta por la construcción de paz que deriva de la lucha por la justicia».
Después, como parte del acto de concesión e investidura como Doctor Honoris Causa, Luis Arriaga Valenzuela, SJ, rector de las Ibero Ciudad de México y Tijuana, así como del TUVCH, tomó protesta a «Pacho», le colocó la beca doctoral y le entregó una medalla, mientras que Juan Luis Hernández, SJ, le otorgó un reconocimiento; finalmente, firmó el Libro de Honor.
De Roux dividió en tres partes su discurso «La construcción de la paz en sociedades violentas y polarizadas». La primera, desde las víctimas, desde lo vivido en la Comisión de la Verdad en Colombia; la segunda, que consistió en invitar a una visión internacional, mientras que en la tercera invitó al discernimiento de lo que esto nos exige como personas.
La pregunta «¿Dónde está tu hermano? ¿Dónde está tu hermana?» es una pregunta que sacude el planeta, dijo De Roux. La pregunta, agregó, no es por los números y las estadísticas. «Si uno realmente quiere tomarse esto en serio, la pregunta es por cada persona asesinada, desaparecida, herida, secuestrada, destruida emocionalmente, que tiene ilusiones, esperanzas, amores, sufrimientos, sueños».
Arriaga Valenzuela pronunció la Gratulatoria y afirmó que en México no queremos una calca del proceso de paz de Colombia, «pero sí queremos recuperar las buenas prácticas de un país que, a pesar de todos sus conflictos, pudo hacer frente a estas grandes demandas del pueblo».
Y ello consiste en encontrar tres cosas, dijo. Primero, la verdad, un derecho del pueblo de saber dónde están sus desaparecidos, qué pasó. Segundo, la justicia, el derecho que tiene todo ser humano a que se brinde un recurso efectivo. Y tercero, la reparación, y la mejor reparación que puede tener México hoy es que hechos tan violentos y tan deleznables como los que han sucedido en los últimos meses no vuelvan a ocurrir, las medidas de no repetición.
En la ceremonia estuvieron presentes también Lorena Giacomán Arratia, asistente de Educación de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús; Luis Alfonso González Valencia, SJ, rector de la Ibero León; Mario Ernesto Patrón Sánchez, rector de la Ibero Puebla; Alexander Paul Zatyrka Pacheco, SJ, rector del ITESO; Florentino Badial Hernández, director general de la Ibero Tijuana, y Adriana Jiménez Romero, directora general del TUVCH. Además, se contó con la presencia de doctoras y doctores del claustro académico del SUJ, así como de Álvaro Moisés Ninco Daza, el embajador de Colombia en México.
Sobre Francisco de Roux
Nacido el 5 de julio 1943, Francisco de Roux estudió Filosofía y Letras y Teología en la Pontificia Universidad Javeriana y fue ordenado sacerdote en 1975. Cuenta con Maestría en Economía, en la Universidad de los Andes; Doctorado en Economía por la Universidad Sorbona de París, y un Research Ship Student Certificate de la London School of Economics. Dirigió el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP).
Creó la Corporación Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (CDPMM), así como el primer Laboratorio de paz de Colombia, un programa que articula el trabajo de la Iglesia, la empresa, los gobiernos locales y las organizaciones sociales. Luego de la firma del Acuerdo entre el gobierno de Colombia y las FARC-EP, presidió la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición.
FOTOS: Alberto Hernández