El profesor del ITESO sembró las semillas de varias organizaciones ciudadanas en Jalisco
Pionero en la creación de organizaciones civiles, impulsor de la participación ciudadana y defensor de causas como la agricultura sustentable y la democracia, el profesor Felipe de Jesús Alatorre Rodríguez deja una gran herencia en el ITESO y en los movimientos sociales inspirados por él.
“La universidad queda con un enorme vacío, Felipe no es una persona a la que se le puede sustituir, pero también se queda con su legado, y es obligación de todos nosotros honrar su memoria”, manifestó Jaime Morales Hernández, profesor jubilado del ITESO y amigo de Alatorre desde hace más de 30 años.
Profesor investigador del Centro de Investigación y Formación Social (CIFS) y coordinador de Formación Vinculada del Centro Interdisciplinario para la Formación y la Vinculación Social (Cifovis), la muerte de Alatorre afecta de forma especial a quienes fueron sus alumnos, subraya Jaime.
“Lo seguían mucho, él siempre tenía tiempo para ellos con una sonrisa, y hay estudiantes suyos tanto dentro como fuera de la universidad que le tienen un profundo agradecimiento. Era muy dedicado, preparaba muy bien sus clases y sobre todo invitaba a los alumnos a trabajar directamente en los proyectos en los que él estaba, eso les ayudaba a estar en contacto directo con la realidad”.
Respaldo a las comunidades campesinas
Ingenieros agrónomos de carrera, ambos coincidieron en el Centro de Coordinación y Promoción Agropecuaria del ITESO hace aproximadamente 30 años. Trabajaron con campesinos de la sierra de Tapalpa, en el sur de Jalisco, capacitándolos en agricultura ecológica y ayudándolos para luchar contra la invasión y degradación de sus tierras por las grandes plantaciones de papa de la zona.
“De este trabajo en el medio rural, con campesinos y agricultores, se desprende una de las principales cualidades de Felipe, que le admiré siempre y luego aplicaría con las organizaciones civiles y en la educación de sus alumnos: su capacidad para escuchar”, recuerda Jaime Morales.
Las transformaciones conseguidas en beneficio de la comunidad de Juanacatlán, municipio de Tapalpa, tuvieron como respuesta amenazas de organismos de poder locales (terratenientes, presidentes municipales) en una época particularmente violenta. Pero Felipe Alatorre “reaccionó con gran serenidad. Tenía gran capacidad de diálogo y mesura” para enfrentar esas situaciones, señala su amigo y colega.
Aquel arduo trabajo derivó en lo que hoy es la Red de Alternativas Sustentables Agropecuarias (RASA), proyecto en el que se ayuda a los campesinos jaliscienses a producir sus alimentos de forma orgánica y promocionando su venta mediante el comercio justo.
Aunque su trabajo en el medio rural se enfocó entre 1982 y 1998, Alatorre nunca dejó de apoyar a los campesinos de Jalisco. Previo a su deceso, divulgó junto con Jaime la problemática de los agroquímicos y las violaciones a los derechos humanos que se derivan del consumo de sus sustancias tóxicas. También impulsó a inicios de este siglo una red de organizaciones civiles denominada Poder Ciudadano Jalisco (PCJ), la cual promovía la participación política de los pueblos del Sur jalisciense.
Pionero de las organizaciones civiles en Jalisco
Felipe Alatorre decidió no circunscribir su labor académica y social en el área rural y profundizó sus esfuerzos en fundar más organizaciones civiles y tener una incidencia más grande en los asuntos públicos.
“Para él era muy importante crear organizaciones y espacios que permitieran la participación ciudadana, una mayor participación en los organismos de gobierno, la gobernabilidad y la democratización de la sociedad civil”, resume Jaime Morales.
Desde 1991, Alatorre fue cofundador de varias organizaciones ciudadanas en Jalisco. Por ejemplo, en 1994 encabezó junto a otras personas el Foro de Organizaciones Civiles (Fovid), una red que convocó a los aspirantes a la gubernatura de Jalisco en los comicios de 1995 a firmar compromisos en temas sociales.
En estos momentos, las asociaciones y movimientos civiles son actores más o menos presentes en la vida pública de Jalisco, pero Alatorre y otros compañeros fueron algunos de los que sembraron las primeras semillas de varias de esas organizaciones.
“Sin ellas, el panorama social del Estado sería muy diferente”, menciona Jaime Morales. “Dieron pasos muy importantes no en la democratización de Jalisco, que nos falta muchísimo para llegar a ello, pero si para lograr abandonar estilos cavernarios y patrimoniales de hacer política”.
Un ejemplo de la trascendencia de ese trabajo es la gradual apertura oficial en temas como la transparencia. “Ahora a mucha gente joven le parece común, pero en esas épocas era imposible que tu municipio te dijera cuánto gastaba y en qué, además debías ser muy valiente para preguntarlo”, comenta su amigo Jaime.
Otra batalla conquistada por los colectivos civiles impulsados por Felipe Alatorre fue la primera iniciativa popular del país sobre violencia intrafamiliar, que a su vez llevó a la aprobación de una ley estatal y la creación del Consejo Estatal para la Prevención y Atención de la Violencia Intrafamiliar (CEPAVI).
«En una época donde hablar de violencia intrafamiliar era imposible, la capacidad de negociación, de articulación, de capacidad de escuchar y llegar a consensos, permitió que la ley pudiera salir adelante”, recuerda Jaime. “Lo importante en una sociedad machista y tradicional como la tapatía era visibilizar ese asunto”.
El trabajo de Felipe trascendió a nivel nacional, ya que en 2000 convocó a los candidatos a la Presidencia de la República a firmar una Agenda Nacional de la Sociedad Civil. Nueve años después, impulsó el voto nulo, una experiencia motivada por el desencanto hacia el sistema electoral que había en esa fecha.
“Plantearlo en ese momento iba en contra de los intereses de los partidos”, rememora Jaime Morales, quien también dice que era necesario el anulismo para demostrar que “la movilización ciudadana era más importante que los intereses partidistas. En un contexto de fraudes electorales continuos, el mensaje a defender era ‘si no respetas mi voto, no respetaré tus instituciones electorales’”.
Hasta su fallecimiento, Felipe siguió impulsando organismos ciudadanos como el colectivo Tómala, surgido en 2013 para promover iniciativas que transformen la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG).
Hitos de su trayectoria profesional
– Profesor investigador y en su momento coordinador del Centro de Investigación y Formación Social del ITESO.
– Consejero del entonces Instituto Federal Electoral (IFE).
– Ingeniero agrónomo con una maestría en Política y Gestión Pública por el ITESO.
– Cofundador de diversas redes de organizaciones civiles en Jalisco (Red de Apoyo Mutuo para la Acción Social, Foro de Organizaciones Civiles, Espacio Civil de Investigación y Análisis Social).
– Director del Programa Universitario Sociedad Civil de 1997 a 2003.
– Miembro de la Junta de Gobierno del Consejo Estatal de Atención y Prevención de la Violencia Intrafamiliar.