Leslie y Mariana, alumnas de Ingeniería Química, trabajaron en la construcción de sensores fisicoquímicos de bajo costo y complementaron el desarrollo con una fuerte estrategia de difusión pedagógica
Para que la ciencia sea considerada tal, debe poseer ciertas características, como ser comprobable, metódica, especializada y acumulativa. Dos estudiantes del ITESO le quieren añadir algunas cualidades más: que sea inclusiva, pedagógica, económicamente accesible y, por qué no, liderada por mujeres.
A esto le apostaron Mariana Gómez Gómez y Leslie Michelle Nuño Ávila, alumnas de Ingeniería Química, al desarrollar un espectrofotómetro para análisis químico y un medidor de tensión superficial, respectivamente, como parte de su participación en el Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) “Programa para mejoramiento de la calidad, productividad y logística en la industria regional” durante Primavera y Verano 2022.
Las jóvenes basaron su trabajo en diseños públicos no patentables y códigos de fuente abierta escritos para Arduino, disponibles sin costo en la web. En tanto, los insumos electrónicos y mecánicos son económicos y de fácil obtención en plataformas como Mercado Libre, Amazon o cualquier tienda de electrónica en línea. Ambos instrumentos son comparables en funcionamiento con sus versiones comerciales, pero cuestan apenas una fracción, lo cual los hace una excelente alternativa para escuelas de escasos recursos.
“Inicialmente, nuestro objetivo era únicamente hacer los instrumentos (de medición de variables fisicoquímicas). No teníamos un destinatario definido, pero después decidimos donarlo a preparatorias”, comentó Leslie Nuño.
La profesora Alejandra López Santiago acompañó a las estudiantes durante los trabajos del primer semestre y, a partir de entonces, siguió el desarrollo de manera remota. Resaltó el trabajo que hicieron ambas alumnas, tanto para satisfacer los requerimientos electrónicos de los proyectos (que no forman parte de la currícula en el programa de estudios de Ingeniería Química) como para elaborar materiales pertinentes y creativos de difusión.
“La idea fue hacer instrumentos competitivos, pero con cosas sencillas. Hubo un trabajo de fondo que las estudiantes hicieron de manera excelente”, señaló la académica.
La versión comercial del medidor de tensión superficial supera hasta 40 veces a la propuesta de Leslie Nuño, que tiene un precio aproximado de mil 300 pesos. En tanto, un espectrofotómetro puede costar hasta 60 mil pesos; Mariana Gómez logró reducir este costo más de 98 por ciento, habiendo gastado únicamente alrededor de 800 pesos en su fabricación.
Enseñar y aprender ciencia
Las estudiantes aprovecharon las plataformas digitales para acercarse aún más con su público meta y hacer dinámico el contenido. A través de un sitio web y cuentas en Instagram y Tik Tok bautizados como “Científicxs en prepa”, publicaron los manuales para construir estos instrumentos, así como videos explicativos del paso a paso, algunos proveedores y sugerencias de prácticas de laboratorio para aprovechar los dispositivos.
“Queremos que los alumnos de diferentes preparatorias, ojalá de todo México, puedan hacer estos equipos por sí mismos en vez de comprarlos. Por eso, además de hacer los instrumentos, pusimos mucho empeño en hacer los manuales”, señaló Mariana Gómez.
En la primera parte del PAP, las alumnas trabajaron en varios prototipos de los instrumentos para perfeccionarlos y que se ajustaran a sus necesidades; en el periodo de Verano desarrollaron el enfoque social del proyecto y concretaron donaciones a la Escuela Preparatoria Regional de Chapala y a la Escuela Preparatoria Regional de Ahualulco de Mercado.
Durante el verano, las estudiantes impartieron dos talleres para estudiantes de preparatoria, en los que les mostraron cómo hacer y utilizar los equipos. Asimismo, fueron reconocidas con la medalla de oro en la Feria de Ciencias ITESO 2022. “Científicxs en prepa” estará trabajando de manera cercana con el Instituto de las Juventudes de Zapopan, para dar impulso a la difusión y consolidación del proyecto en otros escenarios.
Las mujeres tenemos un lugar en la ciencia
Melissa Ley Cervantes, académica del Departamento de Procesos Tecnológicos e Industriales (DPTI), destacó la valía intrínsecamente ignaciana del proyecto, ya que, además de tratarse de un proyecto técnicamente competitivo, también es socialmente responsable.
“El ITESO no sólo se enfoca en crear estudiantes técnicamente virtuosos, sino también socialmente conscientes. Las chicas lograron, además de retratar lo complicado que es aterrizar instrumentos técnicamente complejos, hacerlos accesibles de forma pedagógica y económica para que laboratorios de preparatorias de menores recursos los puedan tener”, comentó.
Por otra parte, celebró que el trabajo de Leslie Nuño y Mariana Gómez sea ejemplo para que las generaciones más jóvenes se interesen en áreas de ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas, (STEM, por sus siglas en inglés), y, en especial, niñas y jóvenes mujeres.
“Este proyecto le pega a tres sectores diferentes que históricamente han sido marginados del ejercicio de la técnica y de la ingeniería. Las mujeres tenemos un lugar en la ciencia, al igual que los chavos y chavas de preparatoria y las personas de bajos recursos. La ciencia no es una cosa privativa”, afirmó.
“Nuestra principal aportación fue generar interés de los jóvenes en la ciencia y buscar que las mujeres nos veamos representadas en la ciencia con nuestro trabajo”, señaló Leslie Nuño.
Melissa Ley Cervantes. Leslie Michelle Nuño Ávila, Mariana Gómez Gómez y Carmen Patricia Guillén Flores
Ingeniería pura
Carmen Patricia Guillén Flores, profesora del PAP y académica del DPTI, señaló que las alumnas trabajaron en mejoras para estos dispositivos. Explicó que, en el caso del espectrofotómetro, Mariana hizo mejoras al equipo utilizando un Arduino para la adquisición y procesamiento de datos, para luego presentar la medición en un display. Señaló que, aunque algunas piezas se fabricaron por medio de impresión en tercera dimensión, estas pueden ser fácilmente reemplazables con otros materiales.
El espectrofotómetro se usa para determinar la concentración de alguna sustancia en una solución líquida, como la cantidad de colorante en una bebida, el azúcar en un jugo o algún fármaco en una medicina, comentó Mariana Gómez.
“Se hace pasar una haz de luz a través de una muestra y después de difracta en todas las longitudes de onda de la luz, que va desde el morado hasta el rojo. Hay un sensor que mide cuánta luz de una longitud de onda específica logra pasar a través de una muestra; conforme más luz, la concentración es más pequeña y viceversa”, comentó la alumna.
En tanto, el medidor de tensión superficial mide la fuerza máxima requerida para romper con la superficie de un líquido. Con ese dato se hace un cálculo a mano para determinar la tensión superficial, explicó Leslie Nuño. “Conocer la tensión superficial es importante, por ejemplo, en la industria de la pintura, porque de ella depende la adherencia de la pintura en materiales”, apuntó la estudiante.
Óscar Rodrigo Sanromán Castillo, también estudiante de Ingeniería Química, participó en la primera parte del PAP con el desarrollo de un colorímetro, nefelómetro y turbidímetro, de naturaleza técnica similar al de sus compañeras. Interrumpió el avance del material didáctico para cursar un semestre de intercambio. “La idea es seguir fabricando instrumentos y, en la medida de lo posible, seguir donando a otras instituciones”, comentó Carmen Patricia Guillén.
FOTOS: Luis Ponciano