Desde hace unas semanas, Resurrección Rodríguez Hernández es la nueva directora del Centro Universitario Ignaciano, que conoce muy bien: ha estado vinculada a él desde que era estudiante. Uno de los retos, dice, es comunicar más el trabajo que se realiza, para que toda la comunidad universitaria conozca el centro 

 

Las personas tienen diferentes inteligencias. Quizá la más cultivada es la intelectual, que comienza a trabajarse desde la infancia temprana. Desde hace algunos años se escucha hablar de la necesidad de cultivar también la inteligencia emocional, y de un par de años a la fecha el concepto inteligencia artificial se volvió cotidiano, así como los esfuerzos por aprender a usarla. Resurrección Rodríguez tiene una más: la inteligencia espiritual, que está presente en todas las personas, aunque muchas no le presten atención. “Está casi invisible. Si nos enfocamos mucho en entender las IA’s, entonces vamos posicionando también las IE’s, las inteligencias espirituales, pues de ellas se derivan las competencias que nos pueden ayudar a tener una mediación más humanizada”, dice quien desde hace unas semanas es la nueva directora del Centro Universitario Ignaciano (CUI) del ITESO.  

El CUI es el espacio dentro de la Universidad que brinda acompañamiento a la comunidad universitaria desde, como su nombre lo indica, la espiritualidad ignaciana. Resurrección Rodríguez Hernández (Teolcelo, Veracruz, 1984), mejor conocida simplemente como Resu, trabaja en él desde hace casi 15 años, aunque lo conoce desde mucho antes. “Entré [al ITESO] en 2002 a estudiar Ciencias de la Comunicación, y desde el primer semestre me involucré en un grupo de misiones, aunque no pude ir, y entré a la Brigada Chiapas, que fue el primer proyecto de voluntariado del centro. Tengo más de 20 años de estar involucrada con el CUI”, dice y agrega que, cuando se incorporó al equipo para trabajar, su paso como estudiante le dio una perspectiva diferente, pues “ya había experimentado cómo es ser la persona que está buscando cosas, que espera cosas del CUI. Esa parte la mantengo. Fui una ‘estudiante CUI’ y llevo14 años trabajando con las y los estudiantes del centro”. En otras palabras, Resu ha cubierto la ruta completa: ha sido estudiante, trabajadora y directora CUI. 

Aunque ahora mismo se encuentra en la curva de aprendizaje para este cargo, Resu tiene la certeza de que el camino andado le permite contar con “un montón de herramientas y de conocimiento del centro”. El más importante: “Conozco el corazón de lo que hace el CUI”. ¿Y qué hace? La directora responde: “Acompaña las búsquedas espirituales de la comunidad universitaria”, así, en extenso, porque si bien las y los estudiantes son la población mayoritaria y primera destinataria de los proyectos, también se trabaja con todo el personal que labora en el ITESO —el profesorado y el personal administrativo— para incidir en todas las realidades que confluyen en la Universidad y en los espacios en los que esta se hace presente. 

Una de las prioridades para Rodríguez Hernández es que el CUI pueda salir y mostrar el trabajo que realiza. Explica que, al tratarse del ámbito de la espiritualidad, resulta difícil compartirlo, sobre todo cuando se asocia con las prácticas religiosas concretas. Si bien el ITESO es una universidad de inspiración cristiana confiada a la Compañía de Jesús, en su comunidad también se encuentran personas de diferentes credos. En ese sentido, el CUI pone al servicio de la comunidad las prácticas y los espacios de la Iglesia católica, y también abre sus puertas para todas las personas que quieran fortalecer su espiritualidad sea cual sea su fe. 

“Las y los jóvenes están en una etapa de sus vidas en las que están construyendo su personalidad y su proyecto de vida, y muchas veces el proceso se contrapone con el lado religioso, que ven como prohibitivo, impositivo. En el CUI buscamos integrar y profundizar la tradición cristiana desde la espiritualidad ignaciana, con apertura a otras filosofías, a otras prácticas, a otras espiritualidades. Porque espirituales somos todas las personas. El CUI quiere ser ese espacio, abierto a la universalidad, en el que puedes ser acompañado en la búsqueda de tu identidad y tu camino”, explica Resu y agrega que, al ser una búsqueda permanente, el centro tiene rutas de acompañamiento diferenciadas para estudiantes y para las y los colaboradores. 

La directora del CUI identifica tres tareas principales en su nuevo encargo: la primera, buscar las formas y los canales para comunicar y compartir más claramente entre la comunidad universitaria el trabajo que realiza el centro, porque “tenemos proyectos pertinentes para todas las personas, sin distinción”; la segunda, seguir impulsando el trabajo en equipo al interior del centro, en sintonía con el ámbito espiritual; tercero, articular todavía más la oferta para los y las colaboradoras del ITESO, para ofrecer un itinerario formativo.  

“El CUI debe salir a mostrarse y compartir lo que hacemos”, concluye Resu. 

Por cierto: ella no lo menciona en la entrevista, pero es la primera mujer en ocupar la dirección del CUI. 

FOTO: Luis Ponciano