Durante su participación en el Verano Internacional, Tina Marie Facca-Miess enseñó a estudiantes de la Escuela de Negocios ITESO.
Tina Marie Facca-Miess dice que lo más sorprendente de su experiencia en el Verano Internacional ITESO 2017 es que encuentra pocas diferencias entre los estudiantes de aquí y los de la John Carroll University, donde ella es maestra desde hace 6 años.
“Esto es lo valioso de la red y de la pedagogía ignaciana en el mundo. Las cosas que digo en mi clase, en Cleveland, Ohio, son las mismas que digo aquí en el salón del ITESO, y son las mismas que puedo compartir cuando enseño en Jesuit Worldwide Learning, en campos de refugiados en Kenia, donde les enseño de emprendimiento social”, dice la profesora en mercadotecnia.
Del 22 de mayo al 2 de junio, la directora del programa de administración en organizaciones sin fines de lucro impartió la materia Social entrepreneurship for sustainable social change, para estudiantes de la Escuela de Negocios ITESO, compartiendo el aula con María del Pilar López, profesora de esta Casa de estudios.
Para Tina Marie, esta experiencia en México (su primera enseñando) le pareció enriquecedor y divertido, y la anima a continuar compartiendo, a través de la enseñanza, las nuevas formas y modelos de negocio que se centran en la persona. “Hablamos el mismo lenguaje porque compartimos esta pasión por el ser humano”.
Para quienes no estén familiarizados con el concepto, ¿qué es emprendimiento social?
Al igual que un emprendedor tradicional, el emprendedor social intenta resolver un problema con su trabajo, pero este es en beneficio de una comunidad o una problemática social específica, y en lugar de quedarse con las ganancias, las regresa a la propia empresa u organización y sus miembros, así como a las personas a las que ayuda a encontrar esta solución, las cuales se vuelven parte integral del ciclo.
Por ejemplo, si eres una persona con una discapacidad, el emprendedor social trabajará contigo, no para ti; y eventualmente, este “cliente” se involucrará con la empresa, a tal punto que él o ella se integre en más que en el proceso de compra, así como el capital, el cual se reinvierte en la organización y en las personas: aquellas que la lideran y aquellas que se benefician de sus resultados.
¿Desde cuándo inició este nuevo modelo de negocio?
Empezó a escucharse mucho más desde los años setenta y ochenta. El gran salto fue cuando Muhammad Yunus ganó el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos de crear desarrollo social y económico desde la última escala socioeconómica. Él fue el que conectó de manera muy concreta los negocios con la sociedad, y esta idea de entregar a las personas un micro financiamiento para comenzar. Esto revolucionó la forma en la que pensamos en pobreza y conflictos sociales, por el darles un recurso, pero no en forma de donativo, sino como punto de partida para su propio desarrollo social y autosustentable.
Generalmente, estas compañías dependen de fondos públicos para subsistir, ¿es correcto?
En este modelo, es lo contrario: se busca no depender de filantropía externa o fondos gubernamentales. Se trata de ser autosustentables, y por eso el que las personas que se benefician participen con las organizaciones es vital, con una especie de intercambio que sea valioso para el donador y el beneficiario.
¿Qué ejemplos de emprendimiento social destacan para ti?
El Global Social Benefit Institute, de la Universidad de Santa Clara, que ayuda a emprendedores con asesoría empresarial, es un ejemplo de ecosistemas alrededor de estas empresas, y de profesionalismo en la preparación.
¿Qué es lo primero que debe tener en mente alguien que quiere emprender en esta rama?
Encuentren un objetivo que les apasione. Si no se tiene ese elemento, es imposible que sea un proyecto de largo alcance. Identifiquen sus propios recursos y no dejen de incluir un espacio para la reflexión de por qué hacemos las cosas, basados en la pedagogía ignaciana. Es importante siempre tocar base con los valores de la dignidad humana, el bien común, la solidaridad. Hay que trabajar con estos conceptos para identificar el problema social que se quiere resolver.
También, colaboren siempre con otros; en lugar de competidores, como lo dicta la tendencia capitalista, encuentren la manera de complementarse. La colaboración es la nueva respuesta a los negocios, sean tradicionales o de desarrollo social.
Y, por último, disfruten la ambigüedad de este trabajo, porque no será un trabajo de escritorio seguro y cómodo. Habrá cosas que no podrán entender al principio, pero se trata de seguir adelante y, con suerte, encontrarán personas que compartan su visión.