Las empresas que cuentan con certificación B se distinguen por la búsqueda de un impacto social y de cuidado del medio ambiente, perfil que coincide con lo que el ITESO busca inculcar en su comunidad universitaria.

Para toda una generación el concepto lado B es completamente desconocido. No saben que, hace algunos años, las discográficas lanzaban sus sencillos en discos de vinyl, con el tema principal en el llamado lado ̈A” y un tema secundario en el “B”. La idea del lado B ha trascendido el paso del tiempo y aun-que ya no es tan común toparse con los discos de vinyl, muchas disciplinas recurren a ese concepto para referir-se a propuestas o maneras diferentes de hacer las cosas, dejando lo convencional para el lado A. Tal es el caso del ambiente empresarial y de emprendimiento, donde cada vez toman más fuerza las llamadas Empresas B, que tienen por objetivo ser negocios rentables pero, al mismo tiempo, impactar positivamente a la sociedad y contribuir al cuidado del medio ambiente.

Gonzalo Hernández, de la Escuela de Negocios del ITESO, explica que la propuesta de las Empresas B nació en 2007 cuando un grupo de amigos que tenían en común haber estudiado en la Universidad de Standford, se dio cuenta de que sus negocios no impactaban positivamente al mundo. Decidieron tomar cartas en el asunto y crearon B Corporation, una certificadora internacional que, explica Hernández, “retoma elementos de diferentes ISO, de empresas socialmente responsables, del comercio justo, temas de género, medioambientales y culturales”.

El profesor del Departamento de Economía, Administración y Mercadología está realizando una investigación para obtener el grado de doctor en Gestión Avanzada y Economía Social por la Universidad de Mondragón, España. Su tema son precisamente las empresas B a partir del estudio de cuatro negocios que cuentan con esta certificación en Guadalajara: Eosis, Sarape Social, Fondify y Aguagente. Añade que, a diferencia de otras empresas, “tienen una responsabilidad social en su ADN, no es un apéndice. Están concebidas para tener impacto social”.

Añade que, si bien es difícil montar un negocio con este perfil, “lo más difícil es que una empresa grande sea coherente con lo que busca el movimiento B pues está más enfocado en pequeñas y medianas empresas, startups o emprendimientos sociales que son cercanos a su comunidad”.

El movimiento empresas B ha ido creciendo con el paso de los años, tanto que Gonzalo Hernández no duda al anticipar que dentro de diez años dejará de ser opción estar fuera del movimiento. Y es que, detalla, se está empujando este modelo de emprendimiento desde diferentes trincheras. Pone dos ejemplos: el primero, el surgimiento de la Academia B, un movimiento de formación, investigación y generación de conocimiento en torno a las Empresas B, que se puede encontrar en línea y del cual el ITESO forma parte con 20 profesores. El segundo, una carta de Michael Garanzini, SJ, secretario de Educación Superior de la Compañía de Jesús, en la que invita a las Escuelas de Negocios de las universidades jesuitas a redirigir sus trabajos para formar emprendedores que puedan generar cambios que permitan cambiar el orden económico actual.

Sobre el crecimiento del movimiento B, Hernández Gutiérrez detalla que hay 3,214 empresas certificadas alrededor del mundo, ubicadas en 150 países. En México hay 63, entre ellas las cuatro empresas arriba mencionadas se ubican en Guadalajara y tienen un denominador común: en tres de ellas hay socios egresados del ITESO. Esto, dice el profesor de la Universidad, no es casualidad ya que las búsquedas de las empresas B coinciden con las búsquedas de nuestra universidad jesuita.

Por otro lado, señala que desde el campus se está trabajando a través de un Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) para darle acompañamiento a las cuatro empresas radicadas en Guadalajara y en el que se busca contribuir a que aumenten las empresas certificadas. “Estamos trabajando para que el ITESO se convierta en un actor vinculante”, dice Gonzalo Hernández, y concluye compartiendo que hasta ahora la apuesta del PAP ha sido “un éxito” porque ha logrado despertar el interés de los estudiantes. “El PAP comenzó con cinco estudiantes en el semestre Otoño 2019 y ahora vamos a abrir espacio para otros diez”.