Se graduó de Ingeniería Electrónica en 1984, terminó su tesis un año después e inmediatamente comenzó a dar clases. Desde entonces se ha mantenido con un pie en el aula y otro haciendo investigación, lo que le ha valido ser distinguido este año con el nombramiento como Profesor Emérito del ITESO
Cuando Ernesto Rayas estaba en la preparatoria, se tomó “muy en serio” el proceso para decidir qué carrera universitaria iba a estudiar. “Estaba entre Arquitectura e Ingeniería Civil. Incluso fui a Ciudad de México porque la Universidad Autónoma Metropolitana tenía la carrera de Ingeniero Arquitecto”, cuenta y añade que la expedición fue un fracaso: primero, porque nunca imaginó que los traslados serían tan largos en la capital; después, porque cuando por fin llegó al campus, había una huelga. “Me decepcioné muchísimo”. Desanduvo el camino y regresó a Guadalajara. En una fiesta, escuchó hablar del ITESO, que en ese entonces —principios de los ochenta— no era tan conocido como ahora. “Cuando revisé a fondo, vi que estaba muy bien”, dice. Se matriculó en la Ingeniería en Sistemas Computacionales y ahí encontró su camino: la electrónica. Se cambió de carrera, se graduó como ingeniero en Electrónica y un año después comenzó a dar clases, emprendiendo un viaje que ahora, casi 40 años después, le ha valido la distinción como Profesor Emérito de la Universidad.
José Ernesto Rayas Sánchez (Guadalajara, 1961) estudió Ingeniería Electrónica en el ITESO, cursó la maestría en Electrónica en el Tec de Monterrey y tiene un doctorado, también en Ingeniería Electrónica, en el área de Alta Frecuencia, por la McMaster University, en Canadá. Su andar por el ITESO incluye también encargos como coordinador de carrera, gestiones para la creación de la primera maestría en Electrónica Industrial, la jefatura del Departamento de Sistemas Electromecánicos, Electrónicos y Computacionales predecesor del actual Departamento de Electrónica, Sistemas e Informática [DESI], coordinación docente y entre 2009 y 2012 los trabajos para creación del Doctorado en Ciencias de la Ingeniería, que abrió en 2013 y del que fue coordinador hasta 2019. De todas estas funciones, sus preferidas han sido, sin duda, “el área técnica —siempre he tenido interés por la investigación— y la docencia. Desde 2001 he estado más enfocado en la investigación y en la docencia, ya no he querido tener jefaturas o coordinaciones”.
Rayas Sánchez entró a estudiar Ingeniería en Sistemas Computacionales en 1980. En ese entonces las ingenierías comenzaban cursando un tronco común, por lo que fue muy fácil cambiarse a Electrónica cuando vio que la carrera que se impartía en el ITESO era de las mejores. Egresó en 1984 y comenzó a hacer su tesis, que terminó en 1985. Entonces Juan Lanzagorta lo invitó a dar clases de Electrónica Analógica I, y su primer encargo fue escribir el libro que servía como libro de trabajo para la asignatura. Era julio de 1985. Aunque de entonces a la fecha muchas cosas han cambiado —“esta área es de las que más han evolucionado tecnológicamente”, afirma—, Ernesto Rayas dice que “los aspectos fundamentales siguen siendo los que se desarrollaron en el siglo XIX. Han cambiado la tecnología y las aplicaciones, pero los conceptos de entonces se siguen aplicando”.
De su ejercicio docente, Rayas Sánchez explica que actualmente “tenemos grandísimos recursos que nos permiten completar la dinámica dentro del aula. Ahora llegan las inteligencias artificiales como un apoyo que debemos aprender a usar”. También dice que ha podido atestiguar cómo han cambiado las generaciones de estudiantes. “Ahora hay una tendencia a ser más inmediatistas, hay menos capacidad deductiva, son menos pacientes, pero también son más hábiles para trabajar en muchas cosas al mismo tiempo, obtienen respuestas más rápidas gracias al uso de la tecnología. Muchos terminan dándose cuenta de lo que les falta y comienzan a trabajar en ello. Como profesores nos toca inculcar la reflexión y el análisis crítico en el uso de las herramientas”, dice.
Cuando conoció el ITESO, el campus y la institución eran muy diferentes. A lo largo de más de 40 años “ha sido interesante atestiguar la evolución de la infraestructura” del campus. Dice que la Universidad “siempre ha sido terreno fértil para el desarrollo de proyectos, para la creatividad”, y señala que algo muy importante es que “puedes ser muy crítico con la institución y hay un ambiente sano para que surjan cosas positivas. Es una gran virtud, un rasgo saludable del ITESO. Hay apertura, se puede tener una actitud de confrontación a la autoridad en el buen sentido, creo que es parte de la impronta jesuita”.
Si se trata de pensar en su espacio favorito del campus, Ernesto Rayas contesta casi de inmediato: “Los jardines, especialmente el pasillo entre los edificios B y C, donde están las jacarandas. Siempre me ha parecido impresionante. También la Biblioteca, es una maravilla. La arquitectura en general”.
En cambio, la respuesta tarda más en llegar cuando se le pide que comparta una anécdota que sintetice sus casi 40 años como docente. Tarda, sí, pero llega: “Más que una anécdota en concreto, pienso en una época: cuando empecé a dar clases. En ese entonces los alumnos eran casi de mi misma edad, había un nivel de comunicación buenísimo. Por otra parte, entre los docentes había un ambiente de mucha convivencia, más allá del trabajo cotidiano. Entre profesores que teníamos hijas e hijos pequeños bromeábamos con hacer un jardín de niños que se iba a llamar ‘El Electroncito’”, recuerda mientras sus ojos parecen revivir esos momentos.
Para finalizar, Ernesto Rayas agradece al ITESO por la distinción y por la oportunidad de trabajar tanto tiempo —“por la paciencia, la confianza”— y también a las y los colegas por considerarlo un candidato para recibir el nombramiento como Profesor Emérito. “Cuando me invitaron a considerar la posibilidad, y sabiendo que es una iniciativa de los compañeros… la mera posibilidad de que entre pares te consideren, ya dices ‘Qué padre’, al margen de si se aprueba o no, ya hace que uno se sienta honrado”.
¿Qué es un Profesor Emérito?
Según el documento Políticas y procedimientos para las distinciones académicas, las y los Profesores Eméritos pueden ser docentes “de tiempo fijo o de asignatura con una larga trayectoria académica que se caracteriza por una manera particular de ser y proceder, en tanto encarna la Misión de la Universidad y sus Orientaciones Fundamentales”. Pueden recibir la distinción quien “por los méritos obtenidos en su historia profesional y por sus servicios en la institución se ha convertido en un referente para los demás, en tanto se reconoce como un profesional que crea y recrea el sentido fundamental del ITESO, el cual hace patente a través de formas renovadas en las tareas universitarias que se le han encomendado. Por su labor enmarcada en la excelencia, la comunidad le reconoce y aprecia; al distinguirse de manera significativa, distingue a la institución”.
Son requisitos:
- Haber sido profesor titular del ITESO por lo menos durante 20 años de manera continua o discontinua.
- Estar en ejercicio pleno de sus funciones académicas.
- Tener por lo menos 60 años de edad a la fecha que se otorgará la distinción.
- Ser propuesto al Consejo Universitario por acuerdo de un organismo colegiado.
- No ser miembro titular del Consejo Universitario, ni de sus comités, ni propietario o suplente de la Junta de Gobierno.
FOTO: Luis Ponciano