La solidaridad y la creatividad les mantuvo a salvo dentro del huracán de angustia del confinamiento. Alina Peña y Juan Larrosa, profesores del ITESO, nos cuentan cómo abrieron una plataforma para resolver su día a día dentro del caos que generó el traslado de clases presenciales a virtuales.

POR LUIS FERNANDO GONZÁLEZ

Ha pasado más de un mes desde que las actividades de la universidad se trasladaron a la modalidad virtual. Esto ha significado para muchos la aparición de múltiples retos y dificultades que nos han obligado a pensar en soluciones que faciliten el proceso de aprendizaje estudiantil y el desarrollo académico de nuestras profesoras y profesores 

Sin duda la iniciativa de estudiantes y docentes ha sido crucial para que las labores educativas salgan a flote en un panorama difícil como el que vivimos desde marzo. Por ello, los profesores del Departamento de Estudios Socioculturales (DESO), Alina Peña y Juan Larrosa, junto con otros compañeros del ITESO, han dedicado parte de su tiempo a la recopilación de recomendaciones, experiencias y herramientas que pueden facilitar este proceso, pues consideran que la transición ha sido muy desafiante tanto para alumnos como para profesores. “Las primeras semanas fueron caóticas, estábamos aprendiendo a utilizar las plataformas”, comparte Alina, “fue entonces que se decidió generar un grupo interno de asesores en el Deso y uno en Facebook abierto a más gente”. Dicho grupo, creado por Juan en la primer semana de la cuarentena y que ya cuenta con más de 600 integrantes de varias universidades, ha servido como medio para compartir las experiencias y tips que han funcionado a los profesores de distintas disciplinas. “Ahora estamos haciendo un banco de rúbricas organizadas por categorías”, detalla Alina, “estas permiten poner en común con los estudiantes lo que se espera del trabajo o actividad”. 

Consideran que esta situación ha cambiado el rol de quienes son estudiantes, ahora se les pide ser más proactivos y desarrollar más trabajo de manera independiente. Las maestras y maestros, por su parte, cambia su papel tradicional de impartir clase para convertirlo en diseño de actividades y experiencias, el trabajo a distancia requiere emplear otro tipo de tácticas para que la clase sea efectiva. “Lo más complicado ha sido cambiar el paradigma del proceso de aprendizaje, del presencial al virtual”, comenta Alina. “Es muy difícil sostener una clase en línea con el formato tradicional de cátedra, por lo que tienes que empezar a pensar la clase en diferentes bloques o segmentos, dando espacio también al trabajo asincrónico pero con comunicación abierta que mantenga presentes los objetivos del curso”. 

Para Alina Peña, ahora que todo es frente a la pantalla, la clase la tarea, la chamba se trabaja de una manera mucho más intensa de lo que era antes.

“Ha habido una gran diversidad en los acercamientos”, añade Juan, “como el cambio fue de una semana a otra, la institución acertó en abrir todas las facilidades disponibles y que cada profesor pudiera elegir la que mejor le funcionara”. Señala que esta situación ha ayudado a resaltar la importancia de las herramientas tecnológicas para el aprendizaje y la forma en que se adaptan a cada necesidad. “Ha habido una creatividad muy padre dentro de la angustia que este proceso ha implicado”. 

Debido al confinamiento en casa, para muchos la modalidad virtual se ha convertido en el medio para todas sus actividades, lo que puede llegar a ser abrumador. “Ahora todo es frente a la pantalla, la clase la tarea, la chamba… está generando cansancio, y eso es algo que aprenderemos a regular. Se trabaja de una manera mucho más intensa de lo que era antes”, dice Alina, agregando que ello ha generado en muchos una sensación de estar tomando clases, pero a la vez no, pues no se sienten de la misma manera que en la modalidad presencial. Por su parte, para el profesor también representa un desafío dar el seguimiento como se daba en clases presenciales. “Es difícil evaluar el día a día, la interacción interpersonal permite ver las reacciones de los alumnos”, apunta Juan, “no terminas de estar seguro si entendieron los estudiantes”.

“Ha habido una creatividad muy padre dentro de la angustia que este proceso ha implicado”. Juan Larrosa.

“Ha habido una creatividad muy padre dentro de la angustia que este proceso ha implicado”. Juan Larrosa.

A pocos días de haber iniciado el mes de mayo, el final del semestre está a la vuelta de la esquina, y seguido a ello, el inicio del periodo de verano en línea. “Es difícil preveer cómo será el proceso en verano”, admite Juan, “pero ahora tendremos la posibilidad de planear mejor el curso desde el principio, con un poco más de conciencia de cómo trabajar en el modo virtual”. Señalan que, normalmente, las materias diseñadas para cursarse en línea involucran un trabajo de planeación previo muy elaborado y complejo, algo que no pudo aplicarse en la transición ocurrida a mitades de marzo. Sin embargo, consideran que hay un poco más de ventaja con los cursos por iniciar en verano, ya que hay una experiencia previa y mayor conocimiento sobre los recursos tecnológicos disponibles. “Nos va a venir muy bien la retroalimentación de los estudiantes en las evaluaciones” agrega Alina, quien ve el intercambio de opiniones como parte crucial para mejorar la calidad de las clases en el siguiente periodo escolar. “El escenario ideal sería que al regresar a las clases presenciales podamos ver la manera de aprovechar estos recursos y enriquecer la modalidad presencial” añade Juan.

Siendo conscientes de que no todos los alumnos o profesores tienen el mismo acceso a recursos tecnológicos, señalan la importancia de ser empáticos y buscar adaptar los cursos a las necesidades de cada contexto. “No pensar que hay una sola forma de hacer las cosas, sino en como hacer que a cada profesor o estudiante le pueda funcionar”, señala Juan, “ha sido muy padre ese rasgo de colaboración y solidaridad en la universidad”. 

Recomendaciones para profesores que dan cursos en línea. Elaborado por la Dirección General Académica del ITESO

Ante la situación presente y con la continuación del aislamiento en los siguientes meses, Alina y Juan hacen una invitación a la comunidad universitaria a seguir trabajando en equipo, con apoyo mutuo, proactividad y compartiendo los aprendizajes obtenidos sobre la marcha. “Tengamos el espírtu en alto, con mucho ánimo, porque es lo que nos puede sacar adelante”, señala Juan. “Nadie está completamente preparado para esto, pero es un buen momento para fomentar la solidaridad y la empatía. Si nos podemos entender entre nosotros, podemos sacar adelante este barco que es la universidad”. 

 

“Es un buen momento para rescatar lo potente que es la sociabilidad en persona y pensar qué cosas valen la pena reconfigurar de los trabajos en oficina, de las clases presenciales, etc. Podemos aprender de esto”, finaliza Alina. “Hay que abrirnos paso a lo afectivo y lo autocrítico para no llegar a conclusiones de que ya no hay universidad o ya no hay clases. La chamba se nos ha duplicado a todos”. 

15 básicos para las clases virtuales

Las y los profesores del Deso elaboraron la guía Los 15 básicos: hacia un diseño de cursos en modalidad virtual, que recopila y sintetiza las mejores recomendaciones obtenidas por el equipo de profesores del DESO. Ahí se señala puntualmente qué pasos seguir para que el curso en línea sea más efectivo. Recuerda que este es un proceso fuera de lo ordinario te obliga a sacar ideas creativas e ingeniosas en un tiempo reducido. 

 

Retroalimentación activa

¿Eres estudiante y estás leyendo esto? Dile a tu maestra o maestro tu opinión sobre la dinámica del curso y compártele ideas de cómo mejorarla. La retroalimentación activa es vital para el desarrollo efectivo del curso y de tu aprendizaje. 

 

¿Eres profesor y ya llegaste aquí? Escucha activamente lo que tus estudiantes piensan y considera cambiar los aspectos que no tengan los resultados esperados. No todas las medidas funcionan igual en todos los cursos, y si algo está obstaculizando la dinámica del curso, lo preferible es identificarlo cuanto antes y modificarlo.