Con la apertura de su Laboratorio de Estructuras Mayores, la universidad podrá abonar al conocimiento y uso de materiales más resistentes y sustentables, capaces de mejorar los procesos constructivos de la región y el país.
En el interior del Edificio H del campus ITESO, los alumnos de Ingeniería Civil, los profesores o cualquier empresa constructora o agente externo de la región Occidente de México que necesite conocer a detalle el comportamiento y la resistencia de materiales tan diversos como el acero, la mampostería, plásticos, concreto o madera ante, por ejemplo, un temblor, tendrá a su disposición el nuevo Laboratorio de Estructuras Mayores.
Si hay una palabra que puede englobar los principales objetivos del espacio que coordinará el Departamento del Hábitat y Desarrollo Humano (DHDU), esa sería “prevención”.
“Esta área, como muchas áreas de la ingeniería, lo que vende es seguridad: si tú quieres decirle a la gente que lo que le estás haciendo es seguro, pues necesitas confírmalo”, explica Rafael Martín del Campo, ingeniero civil egresado del ITESO, académico del DHDU y uno de los impulsores del laboratorio, junto a una larga lista de académicos como Luis Manuel Barroso, Carlos Aguirre, Jesús Orozco, Fernando Arias, Jorge Rodríguez, Michel Farah o Xavier Vargas.
“Esto lleva años de trabajo. Este sitio nos brinda la posibilidad de poder ofrecer algo que no es cotidiano, que no es convencional, porque se trata de reducir nuestra vulnerabilidad y en el ITESO queremos aportar investigación y conocimientos, ser partícipes de ese proceso”, afirma Martín del Campo.
En la Zona Metropolitana y el resto del país hace falta mucha más investigación sobre cómo y con qué materiales estamos construyendo casas, puentes, calles o escuelas, y bajo esa premisa el ITESO decidió invertir en este laboratorio, cuyos servicios trascenderán a la carrera de Ingeniería Civil para intentar abarcar a todos los actores involucrados en la construcción regional.
Otro de los aspectos sustanciales que cubrirá el Laboratorio de Estructuras Mayores que será inaugurado el jueves 3 de julio es el estudio de los materiales regionales y la búsqueda de materiales sustentables, una de las líneas de trabajo del DHDU, explicó el ingeniero Nayar Gutiérrez, responsable del laboratorio y coordinador de la Academia de Diseño Estructural del DHDU.
Combatir la cultura del “no pasa nada”
Seguridad, sustentabilidad, investigación, prevención… Son términos poco comunes en el léxico de sociedad y autoridades gubernamentales cuando se habla no solamente de construcción, sino de planificación a futuro.
“¿Sabes qué tanta seguridad tiene tu casa? La gran mayoría no tiene idea de qué tanta seguridad tiene su casa”, comenta Martín del Campo. “No nos gusta que nos digan que no estamos bien”.
De manera similar a lo que sucede con los autos que compramos después de que pasaron por una larga lista de pruebas de seguridad (choques con maniquíes, frenos, refuerzos laterales, bolsas de aire y un largo etcétera) o con los sastres que elaboran trajes a la medida, el Laboratorio de Estructuras Mayores está pensado para que universitarios y clientes externos aprendan a hacer obras con materiales a la medida del lugar en que se levantan, más confiables, económicas, eficientes y sustentables, sin olvidar la posibilidad de aportar conocimientos que actualicen la reglamentación vigente y profesionalicen los procesos constructivos en México.
“A diferencia de un coche, tu casa no la vas a ir a estrellar, sino que la vas a habitar de forma común y está sujeta a una serie de eventos [sismos, inundaciones, filtraciones, etcétera]”, refiere Martín del Campo.
Como dice un documento elaborado por el DHDU en torno al laboratorio, otra de sus funciones es “sensibilizar a las personas para una cultura de prevención de desastres”.
Aunque hace falta mucho para estar al nivel de universidades capaces de construir edificios de hasta cuatro niveles para hacer pruebas sobre ellos (en Japón) o de los laboratorios que tienen instituciones como la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional o la Universidad Autónoma Metropolitana, el ITESO se coloca en la primera línea del Occidente de México y en posición de robustecer la enseñanza y la investigación en su carrera de Ingeniería Civil y en futuros posgrados.
¿Cómo es el Laboratorio de Estructuras Mayores del ITESO?
Montado en el Edificio H, el laboratorio está conformado por un “Marco de reacción” de 6×6 metros y cuatro de altura, una estructura de concreto formada por dos planchas que forman una pequeña “montaña” en la que se sostienen tres torres de acero pintadas de rojo, sobre las cuales se colocarán los artefactos que pondrán a prueba los materiales, por ejemplo el cilindro de doble acción que actualmente tiene la torre central.
Este cilindro (desde abajo parece una ametralladora), es un impulsor mecánico que puede empujar y retraerse al mismo tiempo con una fuerza de hasta 25 toneladas para simular la acción de un sismo.
Controlado mediante computadora, el actuador está para “atacar” a los dos prototipos de conexiones allí colocados (vigas o columnas ante los ojos de cualquier aficionado), poniéndolos a prueba para estimar, simple y sencillamente, “qué tanto aguantan”, dijo Martín del Campo.
“Podemos medir el tamaño real de seguridad que se ofrece con este tipo de juntas [conexiones]; podemos hacer estudios de una envergadura que nosotros ya llamamos ‘escala real’”.
A un costado hay un muro de reacción que consta de dos paredes donde se harán pruebas en modelos más pequeños de estructuras hechos a escala proporcional. Ahí los alumnos podrían poner a prueba una mini Torre Eiffel o un mini Puente Jorge Matute Remus para averiguar qué es lo que les pasa según qué condiciones y obtener algunos datos.
La vida del laboratorio apenas comienza. Texto Enrique González Foto Luis Ponciano