Como parte de las actividades de la Semana de la Actividad Física, la charla “El valor del deporte en la construcción de paz”, a cargo de Beatriz Mejía Restrepo, sirvió para echar un vistazo a una estrategia que busca construir paz en las comunidades usando el deporte social como herramienta

 Además del idioma, los países de América Latina comparten una serie de realidades marcadas por la desigualdad económica y las violencias, en plural: violencias físicas, que son las más evidentes, pero también violencias estructurales y simbólicas. Para combatirlas, se habla y se insiste de la necesidad de construir paz, pero no la paz entendida como “el silencio de los fusiles”, sino desde un concepto más parecido al desarrollo de las comunidades. Así lo cree la organización colombiana Grupo Internacional de Paz y así lo compartió Beatriz Mejía Restrepo durante la charla “El valor del deporte en la construcción de paz”, organizada por el Centro de Educación Física y Salud Integral (CEFSI) del ITESO como parte de la Semana de la Actividad Física.

Beatriz Mejía Restrepo es fundadora y presidenta del Grupo Internacional de Paz (GIP), que se describe, según se lee en su sitio web, como una organización no gubernamental “comprometida con la paz y el desarrollo sostenible, usando el poder del deporte y la educación”. En la charla que se realizó de manera virtual, Mejía Restrepo compartió las bases del trabajo que han venido realizando en Colombia, donde han tenido experiencias “que pueden ser replicables en otros países para construir capacidades de desarrollo individual y colectivo”.

La activista e integrante de la Academia Olímpica Colombiana dijo que los países de la región comparten realidades afectadas por los conflictos y la violencia, y mencionó que entienden la paz como algo que “se construye en el territorio y con acciones locales”. Redondeando el concepto de paz que buscan en el GIP, dijo que esta no es “la ausencia de guerra, sino de las violencias”.

Después, enlistó siete características de comunidades que construyen paz. En ellas, dijo, se busca “preservar la vida como un valor compartido; proteger los bienes comunes y darles un uso sostenible; tomar decisiones colectivamente para el bien de la comunidad; reestablecer la confianza y la comunicación para la cooperación comunitaria; reestablecer la confianza y la comunicación para cooperar con el Estado en la consecución de objetivos; y tejer relaciones armoniosas con otras personas, como pueden ser las personas migrantes o desplazadas».

Para avanzar hacia este objetivo, el GIP diseñó una estrategia llamada Paz en Movimiento, que echa mano del llamado deporte comunitario como “un dispositivo social para construir paz en comunidades afectadas por la violencia”. No se trata, explicó, de masificar la práctica deportiva o el acceso a instalaciones para practicarlo, sino que se busca en todo momento trabajar el deporte —respetando las reglas de cada disciplina— “como un medio para alcanzar otros objetivos. Usamos el deporte para fines no deportivos”.

La estrategia se aplica en tres frentes: en la práctica deportiva misma, en el escenario donde esta se realiza y en la comunidad donde ocurre el proceso deportivo. En cuanto a la práctica deportiva, se trabaja en tres tiempos: antes, cuando las y los entrenadores ofrecen a las y los participantes un estímulo que orienta la práctica; durante la ejecución del entrenamiento y después, cuando se evalúa qué tanto se cumplió con lo previsto, buscando que las reflexiones y los procesos que ahí se detonen puedan ser llevados a otros ámbitos de la vida cotidiana.

En cuanto al escenario deportivo, se realizan trabajos para que las personas puedan apropiarse del espacio colectivo y trabajen en la recuperación y el cuidado del bien común. Finalmente, en lo que respecta a la comunidad, se busca involucrar a padres y madres de familia, vecinos y todos los actores barriales.

Beatriz Mejía Restrepo dijo que Colombia y Brasil son los dos países latinoamericanos que más han trabajado en la sistematización y la documentación en el ámbito del deporte para el desarrollo y la paz, pero dijo que en todos los países, México incluido, hay muchas iniciativas que se están realizando de manera aislada.

«En muchas colonias hay entrenadores silenciosos que están intentando construir, desde el deporte, procesos de reconciliación, de acompañamiento, de empoderamiento femenino, de prevención de la violencia juvenil”. En esa línea, añadió que uno de los retos principales es “ordenar y gestionar el conocimiento que se está produciendo en torno al deporte para el desarrollo y la paz”, y concluyó la charla haciendo énfasis en la importancia de compartir buenas prácticas, realizar encuentros, trabajar en la formación de entrenadores y apoyar iniciativas para el intercambio de saberes.

 

FOTO: CRÉDITO DE FOTO