T. Frank Kennedy, SJ, uno de los fundadores del departamento de música en Boston College, habla de la centenaria relación entre la música y las obras de la Compañía de Jesús.

“Nunca hubo muchos jesuitas músicos y cuando ellos aparecían, cuando Dios los enviaba a la Compañía, los ponían en posiciones especiales donde ellos pueden ser muy útiles, frecuentemente en la escuela” señala en entrevista posterior a su participación en la Semana el IV Encuentro El Humanismo y las Humanidades en la tradición educativa de la Compañía de Jesús en el ITESO.

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Al describir uno de los ejercicios de su clase de apreciación musical en la que pide a sus estudiantes describir, por ejemplo, la quinta sinfonía de Beethoven, ¿a qué lugar interior los lleva la melodía?, el académico afirma que “la música como arte es tremendamente importante en ayudar a las personas a entender quiénes son como seres humanos. Y si no tienen esa experiencia o nunca reflexionan sobre ello es una pérdida”.

En su caso, su misión en Boston College fue crear una cultura musical, en la actualidad el coro cuenta con 175 voces hombres y mujeres, y cada uno debe audicionar cada año.

“Si las artes no están de alguna manera sembradas en el currículum universitario no crecerán, porque se necesita cierto profesionalismo en aprender y en enseñar. Se deben tener cursos serios para empezar a construir algo”, dice a manera de guía sobre cómo iniciar un acercamiento a la música y agrega: “es una manera de seguir diciendo que el arte es importante, no sólo el betún del pastel”.

Música para acercar comunidades

Jesuita non cantat (los jesuitas no cantan) es un mito sobre la Compañía de Jesús, en realidad Ignacio de Loyola amaba la música, sin embargo había una prohibición en contra de la música en un contexto donde las órdenes religiosas estaban obligadas a cantar el oficio divino (liturgia de las horas), relata Kennedy.

“Ignacio tenía una nueva idea, quería a sus jesuitas trabajando para la gente, en el ministerio del mundo. Dijo ‘no los quiero atados a los cantos del oficio’ y lo hizo una regla”.

Sin embargo, relata, desde las misiones en Italia y España rural los jesuitas usaban la música para cantar el catecismo y ya en las misiones internacionales la música ayudó a construir comunidad. “Hay una misión cultual de la música para la comunidad, sabemos que en las misiones había orquestas que interpretaban música instrumental no solo coral”.

Kennedy

Los jesuitas que sabían de música eran enviados a las misiones, y para finales del siglo 18 en uno de los pueblos se instaló un conservatorio al que otras comunidades enviaban a alguien a estudiar música y cómo construir instrumentos; tras dos años regresaban a su pueblo para comenzar a enseñarles a sus habitantes.

“(De la música) que venía de Europa, se hacían copias y las enviaban a los pueblos para el uso de la orquesta y los músicos; es una red muy interesante, antes de que nosotros usáramos la palabra networking ellos ya lo hacían”, comentó. Texto Judith Morán Foto Luis Ponciano