Dentro de Periféricos: Encuentro de Comunicación de las Artes y la Cultura, se llevó a cabo el conversatorio “Panorama de las mediaciones sociodigitales (o de las condiciones de la comunicación de la cultura y las artes)”, en el cual participaron los académicos Diego Zavala, del ITESM, y Julián Woodside, del ITESO

El boom de Peso Pluma y del regional mexicano se impulsa desde Estados Unidos; la trasnacional Live Nation ha comprado a la promotora de conciertos OCESA; México se ubica en el quinto lugar —cifras de 2022— en el mundo del consumo de streaming musical, entre los diez países con más usuarios activos en YouTube y entre los diez con más horas de visionado en Netflix; a nivel nacional, la disputa por los contenidos y los servicios se da entre dos monopolios, Televisa y Telcel. 

Ante este panorama de algoritimización de la cultura y extractivismo de audiencias, ¿qué significa todo esto para un productor de contenidos en Guadalajara, en 2024? Estas y otras cuestiones fueron abordadas durante Periféricos: Encuentro de Comunicación de las Artes y la Cultura, evento dentro del cual se llevó a cabo el conversatorio “Panorama de las mediaciones sociodigitales (o de las condiciones de la comunicación de la cultura y las artes)”, en el que participaron los académicos Diego Zavala, del ITESM, y Julián Woodside, del ITESO, en la Black Box del Edificio V. 

Organizada por la Escuela de Artes de la Secretaría de Cultura de Jalisco, la Maestría en Comunicación y Cultura del ITESO y el observatorio ETIUS del Departamento de Estudios Socioculturales, esta tercera edición del encuentro puso énfasis en reflexionar acerca de los desafíos a futuro de la comunicación de las artes y la cultura en nuestro estado. 

Adriana Pantoja, coordinadora de la Maestría en Comunicación y Cultura, moderó esta mesa, que se centró en plantear las transformaciones que ha sufrido el entorno comunicativo tras la pandemia, en cómo se han trastocado los diferentes circuitos culturales, cuál es el panorama de las mediaciones socio digitales, en los cambios en las mentalidades y en las rutas para pensar el quehacer de comunicadores, gestores culturales y artistas a formar en este nuevo contexto. 

Para Zavala, académico del Departamento de Medios y Cultura Digital del Tecnológico de Monterrey, el contexto en el que nos movemos ahora es el de los grandes conglomerados de corporaciones que están tratando de cooptar las formas de producción de comunicación, cultura y arte, que están unidas a los que llamamos industrias creativas y culturales, o economía naranja: “Es lo que suelen llamar en el argot financiero el quíntuple play: son estos corporativos que, si tenían un periódico, querían tener estaciones de radio, luego canales de televisión, luego compañías de servicio de internet y el quinto sería telefonía celular”. 

Woodside, quien es profesor en el Departamento de Estudios Socioculturales del ITESO, explicó que los arquetipos de consumo cultural se han modificado gracias a un cambio generacional y cambios en las pautas estéticas y discursivas. Ahora los consumos se han perfilado más hacia las emociones, a crear y diseñar experiencias a la medida, y al diseño de espectáculos en formato de pantalla pequeña para nuestras habitaciones —como parte de las tendencias que cobraron forma durante la pandemia–. 

“Los contenidos son mimetizados, se está viendo cómo la escucha musical se está construyendo a partir de una playlist de TikTok. Yo le llamo a eso topicalización de contenidos, dependiendo de mi emoción hay una mimetización […]. Hay un poder geopolítico de las plataformas, siguen centralizando muchas cosas, en los últimos años hay mucha compra de catálogos, de disqueras estadounidenses que están comprando todos los catálogos latinoamericanos de los años 40 a 70, es decir, se está comprando la memoria cultural y colectiva”, señaló. 

Ante este mapa, ¿qué ocurre en el contexto local? Para el también co-coordinador del laboratorio transmedia MOIRA, sigue habiendo en la cultura problemas de antaño, como nepotismo, corrupción, políticas culturales paternalistas, arribismos, extremas brechas digitales y de género, centralización y, sobre todo, una profesionalización reactiva, que depende de lo qué pasa en otro país: “No estamos situando los problemas, no estamos entendiendo las precarizaciones que existen desde muchos siglos y décadas atrás”. 

Zavala hizo un recorrido histórico y contextual en el que explicó cómo el concepto de cultura como política pública y como productora de sentido, y en su aspecto legal y económico, está anclado a la televisión. Ahora en esta nueva vorágine digital de consumo cultural, que pasó de ser de proyección multitudinaria a individualizada masiva, depende de un sesgo tecnológico y perceptual: “Los evaluadores del gusto, los taste makers y los curadores son los que están empezando a dictar los tráficos del consumo y de la producción”. 

No obstante, la posibilidad para América Latina pasa por dejar de tropicalizar modelos externos, y aprovechar que el territorio es uno de los espacios más resilientes y que más tradición tienen de resistencias en el mundo, pues a pesar de tener sociedades fragmentarias, que viven en la tensión, en la contradicción y la paradoja, siempre perseveran. 

Durante el evento también se llevó a cabo dos paneles, uno sobre cobertura y tratamiento de los medios a la fuente cultural y otro en torno a las publicaciones culturales, en el que participaron periodistas locales de distintos medios y académicos. Además, se realizó el performance “Laboratorio de Futuros”, en el que estuvieron varios de los participantes de un taller dirigido por el director de escena Aristeo Mora de Anda. 

FOTO: Zyan André