Más de 300 alumnos de la Licenciatura en Diseño presentaron en el campus sus proyectos finales para que fueran evaluados por expertos e incluso autoridades municipales.

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Salieron a olisquear la ciudad, a palpar sus problemas, a detectar diversas necesidades en cuestión de movilidad, sustentabilidad, producción de alimentos o mobiliario urbano amable y útil para las personas, entre muchos otros rubros.

Luego de haber hecho este ejercicio durante el semestre Otoño 2013, tres centenares de alumnos de la asignatura “Proyectos de diseño” del ITESO, matriculados del cuarto al séptimo semestre, se pusieron a dibujar, a cortar y a serruchar para darle vida y concretar sus ideas en una serie de productos que fueron expuestos en el edificio Q, la tarde del miércoles 11 de diciembre.

Toda la zona aledaña al cubo rojo que distingue los inmuebles de las carreras de Arquitectura y Diseño (desde el patio hasta los cubículos, sin dejar de lado las aulas) se llenó de alumnos yendo y viniendo con materiales, afinando los últimos detalles de sus obras, respondiendo a los cuestionamientos de los evaluadores y suspirando por obtener una buena crítica y una mejor calificación.

Divididos en las categorías de Diseño+Comunicación, Diseño+Entorno y Diseño+Producto, se podía observar, por ejemplo, una línea de mobiliario y módulos para generar huertos urbanos; un par de bicipuertos (Tran Bike y BEMRACK) pensadas para que las unidades del transporte público de la Zona Metropolitana de Guadalajara puedan albergar, algún día, bicicletas.

Autoridades de los municipios de la ZMG y la Secretaría de Movilidad se darían su vuelta por el ITESO para evaluar dichas propuestas y, probablemente, pensar en implementarlas próximamente.

Paseándose entre sillas ecológicas, bolsas y chamarras diseñadas para revitalizar la moda en torno a la charrería, portacelulares y muebles para jardín con materiales reciclados, los profesores evaluadores tomaban notas, preguntaban, evaluaban y probaban cada uno de los productos, interesados, entre otros puntos, en saber qué tipo de necesidad o problemática pretendían resolver, más allá de sus atributos estéticos.

Dos proyectos claramente hijos de los nuevos tiempos llamaban la atención por la situación urbana que planteaban resolver.

Los dos eran refugios: el primero se llamaba ENTER (cuyo diseño recuerda a la estética de la película Star Wars y tiene capacidad para una cama y las pertenencias del usuario) fue creado pensando en las personas foráneas que deciden pernoctar en los alrededores del Hospital Civil mientras esperan noticias de sus familiares enfermos, en lugar de tener que irse a un hotel o posada; el segundo, titulado QUERCUS, un refugio para ciclistas de montaña que, si llega a encontrar financiamiento, sería de madera, acero y aluminio.

En el jardín ubicado en la parte posterior del edificio de Arquitectura, un cuarteto de alumnos se balanceaba en el “Sube y baja” marca Lette, hecho de madera y listo para recibir pedidos de quien estuviera interesado en darle una alegría a niños entre 12 y 14 años. Aunque por lo visto, la resistencia del armatoste aguanta perfectamente a adultos con un peso regular.

La presentación de proyectos de Diseño concluiría en el Auditorio Q con una pasarela de modas inspirada en la cultura wixárika. Texto Enrique González Foto Roberto Ornelas