Con dos conferencias inauguraron el semestre del Doctorado en Investigación Psicológica, realizado en colaboración con la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México
El encierro durante la contingencia sanitaria por covid-19 evidenció la necesidad de procurar no solo la salud del cuerpo, sino también la de la mente. La psicología cobró un gran protagonismo durante y después de la contingencia; es ahora cuando los impactos psicosociales de la pandemia se pueden analizar para ver cuáles son los nuevos retos de la psicología.
Everardo Camacho Gutiérrez, académico del Departamento de Psicología, Educación y Salud del ITESO (DPES), impartió la conferencia “Psicología basada en evidencia en tiempos de covid-19 en México”, como parte del arranque de semestre del Doctorado Interinstitucional en Investigación Psicológica.
En su ponencia, el investigador lamentó la ínfima inversión que se hace en torno a la investigación —no llega ni al uno por ciento del Producto Interno Bruto—, lo cual convierte a México en un país consumidor de tecnología y conocimiento externos. Esto, además de encarecer las innovaciones tecnológicas, implica que ese conocimiento sea generado en condiciones socioculturales diferentes a las mexicanas, lo cual dificulta su adopción.
Camacho Gutiérrez insistió en la importancia de promover políticas públicas que abonen al crecimiento de la investigación científica hecha en México. “El gran poder que genera la investigación científica es que, a mayor conocimiento, existe una mayor probabilidad de predecir, controlar y transformar el fenómeno que se estudia, lo cual tiene fuertes implicaciones políticas porque el conocimiento científico se constituye en una forma de poder social sumamente relevante”, mencionó el profesor investigador emérito y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel I.
Es ese sentido, señaló que la Psicología Basada en la Evidencia (PBE) busca contar con la mayor y mejor información de pruebas que avale una forma específica de intervención en el campo de la salud mental y en la psicología, lo que se traduce en una práctica profesional más aterrizada al contexto real.
“La PBE implica un uso consciente, explícito y juicioso de la mejor evidencia posible en la toma de decisiones sobre el cuidado de pacientes individuales, en una perspectiva de psicología clínica”, dijo el académico, a la vez que la consideró un tipo de investigación traslacional.
Camacho Gutiérrez mencionó que, en el contexto de la pandemia, los profesionales de la psicología se vieron convocados a desarrollar estrategias de prevención, diagnóstico e intervención eficaces y eficientes, para lo cual se trabajó en distintos estudios para generar información que sustentara la PBE.
Citó, como un ejemplo de PBE en torno a la pandemia, las recomendaciones hechas por un grupo de investigadores de la Red Nacional de Procesos Psicosociales, Clínica y Salud del Sistema Mexicano de Investigación en Psicología (SMIP) para “fortalecer el sistema inmunológico y ser factores protectores ante el covid-19”, como dormir y comer bien, tener actividad física, relajarse, mantener relaciones sociales significativas y tener tiempo de ocio y recreación. Existe evidencia científica, añadió, de que la mejora en la calidad de estas actividades aumenta la probabilidad de aminorar el impacto en el organismo contagiado.
Teresita Morfín López, académica del DPES, relató los resultados de dos estudios que sostienen lo dicho por Everardo Camacho: “Efecto de la pandemia en hábitos de salud mental: comparación entre dos universidades de México” y “Vivencias de ansiedad por la pandemia covid-19 en llamadas de urgencia psicológica”.
El primero reportó los efectos hacia el inicio de la pandemia de una muestra de más de 600 académicos, administrativos y estudiantes de dos universidades privadas. Al respecto, la investigadora señaló que “las correlaciones entre actividad física, alimentación y calidad de sueño sugiere que los hábitos de vida vinculados al cuidado biológico están interrelacionados entre sí. El impacto psicosocial de las condiciones pandémicas es semejante, tanto en la salud mental cono en hábitos de vida”.
Asimismo, se concluyó que la formación educativa podría proveer de mayores recursos para lidiar con la pandemia, ya que la mayoría de los participantes compartieron tener resiliencia media o alta ante el contexto dado. Sin embargo, “tener un buen nivel educativo no exime de los riesgos de afectación psicológicos expresados en los hábitos de vida y la salud mental de los universitarios”, afirmó Morfín López.
El segundo estudio permitió aportar al conocimiento de los servicios de atención psicológica y de asistencia por covid-19. “Los datos recabados permiten a los profesionales de la salud una mejor comprensión de las vivencias de los usuarios del servicio durante la pandemia. Los hallazgos pueden ayudar a diseñar políticas públicas para los usuarios con múltiples vulnerabilidades”, explicó. La académica resaltó que ambos estudios se trabajaron en colaboración con otras universidades e instituciones.
Para más información sobre el Doctorado en Investigación Psicológica, escribe al correo posgrados@iteso.mx o llama al (33) 3669 3569, a la Oficina de Admisión al Posgrado.