Un plan que inició siendo una consultoría y terminó en la ejecución de una gran exposición de arte es el resumen del semestre de Otoño 2023 para el Proyecto de Aplicación Profesional Inteligencia cultural y comercial para los negocios internacionales. Varios estudiantes de distintas carreras colaboraron entre sí para ofrecer una consultoría especializada en alternativas para la promoción, comercialización e internacionalización a Hugo Bello, escultor jalisciense

Por Talien Corona Ojeda

Había transcurrido más de la mitad del semestre en medio de un proceso intenso de trabajo multidisciplinario entre Gonzalo, Olliver, Anel, Aarón y Paloma. Todos ellos estudiantes de las carreras de Comercio y Negocios Globales, Ingeniería Industrial, Mercadotecnia y Arte y Creación. La consultoría con el artista avanzaba bien y de pronto, surgió una inquietud: el artista externó su deseo de realizar una exposición individual.

Comenzaba la segunda quincena de octubre y esto se presentaba como un escenario incierto para la gestión de una exhibición en las agendas culturales de la ciudad, que prácticamente habían cerrado. El equipo se estaba enfrentando a un reto importante, ya que sus fortalezas de saberes profesionales se encontraban en el área de negocios, marketing y creación, y no tanto en la gestión y la curaduría de exposiciones.

Se tenían que tomar decisiones rápido porque el tiempo jugaba en contra y se debía actuar estratégicamente para no claudicar antes de intentar resolver y sacar adelante una propuesta compleja, pero que al mismo tiempo era una gran oportunidad para conocer un campo aún sin explorar en el PAP, en donde se podían poner en juego nuevos aprendizajes y experiencia práctica en el campo de los proyectos expositivos.

La profesora del PAP Karla Anaya y la asesora especializada en curaduría, Talien Corona Ojeda analizaron con el equipo las alternativas para atender el caso. Lo primero que se debía hacer era conseguir un espacio para el evento que reuniera infraestructura y dimensiones adecuadas para esculturas de cerámica de pequeño formato.

El equipo de profesoras y estudiantes comenzó la búsqueda de espacios. Identificaron dos opciones y se adentraron en la gestión para conseguirlos, pero se dieron cuenta que ninguno de los dos cumplía con las condiciones mínimas de seguridad para exhibir obras de arte, había problemas con horarios y accesibilidad, entre otros factores.

Estas circunstancias desanimaban al artista y generaban tensión y preocupación en el equipo. El trabajo no avanzaba y el tiempo era implacable: ya había transcurrido una semana y no se había resuelto el tema. Se hizo un último intento de búsqueda y se contactó a José Ramón Vázquez, director de Galería Ajolote, aun cuando las posibilidades de que estuviera disponible fueran casi nulas. El azar y los intereses compartidos de vinculación dieron ese giro inesperado de 180 grados: se desocupó una semana en la galería, debido al cambio de fecha de una exposición programada para el mes de diciembre.

El anuncio de que la sala chica de la galería estaba disponible para llevar a cabo la exposición llenó de alegría y emoción al equipo y al escultor. Inmediatamente se dividieron tareas de diseño, comunicación, curaduría, logística y museografía entre las y los estudiantes, y bajo la conducción docente de su asesora y curadora, El ensueño cósmico vio la luz. Hubo una gran riqueza en las acciones que se llevaron a cabo porque implicaron un trabajo coordinado, comunicación efectiva y eficiente entre profesoras, estudiantes, artista y galería, así como el desarrollo de competencias en la planeación y ejecución de una propuesta curatorial.

Ante una galería llena de estudiantes, profesores, artistas y público en general, dio inicio un evento lleno de arte en el que participaron el pianista Paul Chávez Sevilla y la bailarina Fátima Zuno, quien presentó el performance Realidades, previo al corte de listón. Fueron ocho esculturas bellamente desplegadas en la sala las que recibieron a las y los asistentes que atestiguaron cómo la formación vinculada en PAP es capaz de materializar sueños y de generar alternativas para el comercio justo y el ingreso digno.

Esta experiencia fortaleció a los estudiantes tanto en sus competencias profesionales como en la confianza y la seguridad de saber que un proyecto es posible cuando se aprende a articular una propuesta en la que están involucrados diversos actores del ámbito académico, privado y social.

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