Ernesto Isunza, académico del Ciesas, planteó la necesidad de fomentar el debate de una política nacional que incluya a los organismos institucionalizados y a los no institucionalizados.

Para saber a dónde ir y cómo hacerlo, es necesario saber de dónde partimos. Esta fue la premisa con la que Ernesto Isunza Vera inició su conferencia “La participación ciudadana en el contexto del nuevo gobierno federal”, el pasado 22 de marzo en el Auditorio D1 del ITESO.

El escenario político inédito que se vive en el país desde diciembre pasado y las posibilidades de participación ciudadana que se vislumbran, hacen necesaria una reflexión acerca de cómo se articularon los mecanismos de participación ciudadana en el sexenio de Enrique Peña Nieto, para pensar, en un ejercicio de futurología, sobre lo que puede pasar. “Podemos ganar pensando de dónde partimos”, precisó el profesor del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas).

El proyecto de análisis que presentó Insunza el sexenio pasado se llevó a cabo en un acuerdo con el programa de Naciones Unidas para el desarrollo, cuyo fin fue crear lineamientos para el conjunto de la administración pública federal y ayudar en el cumplimiento de uno de los compromisos del presidente Peña Nieto, que implicaba la coherencia de la oferta participativa del gobierno federal.

“Discutimos con los responsables de participación de las diferentes entidades, secretarías, institutos, entidades independientes al gobierno federal, para entender cómo la actual oferta participativa del gobierno federal tenía que ser pensada en su conformación, su posible reorganización, definir funciones y atribuciones”, mencionó.

Con esta información, el siguiente paso fue identificar experiencias que ya se tienen bien trabajadas en diferentes ámbitos del país y darles reconocimiento a otras formas de participación ciudadana no institucionalizadas. “Este equilibrio entre organismos de participación ciudadana institucionalizados y no institucionalizados tiene que ser parte del debate de una política nacional de participación”.

Otro de los grandes pendientes, consideró Insunza, es impulsar tanto una política de estado que involucre discusiones de lo que es factible y lo que es deseable, desde lo local hasta lo federal como una política de participación como nación. También, dar el salto, empleando el conocimiento acumulado sobre lo que se tiene y lo que no se tiene que hacer, hacia crear una política adecuada de participación ciudadana.

“No hay varitas mágicas, ni en la reforma del estado, ni en la reforma de participación ni en ninguna política, pero sí podemos avanzar, ir acortando el poder y hacer que la participación valga la pena. Si no, por supuesto que la gente deja de participar, y muchas veces cuando las cosas no se deciden en el mecanismo de participación, sino en el bar o en la casa del poderoso, o en un restaurant, pues no vas al mecanismo, vas al bar, vas al restaurant o vas a la casa del poderoso. No hay varitas mágicas, pero sí hay ciertas reglas para que los mecanismos de participación sirvan y no sean decorativos”, concluyó Isunza.