Profesores del ITESO presentaron en Campus Party 2017 los prototipos de apps y herramientas tecnológicas que utilizan para mejorar el medio ambiente en el campus.

“El ITESO es el bosque universitario de Guadalajara”, afirmó Sergio Nuño, profesor del ITESO. En 60 años, contamos con 3,733 árboles de cerca de 254 especies diferentes, lo que nos hace uno de los lugares con mejor biodiversidad del Área Metropolitana de Guadalajara”.

En la octava edición de Campus Party 2017, la sustentabilidad también encontró con la tecnología un punto en común: el ITESO presentó a los campuseros los avances que han realizado para preservar el bosque universitario, armados de herramientas como Internet de las cosas, del cual se desprenden aplicaciones móviles que ayudan a monitorear la flora del campus.

La ONU proyecta que, para 2050, el 70 por ciento de la población estará concentrada en ciudades. Este fenómeno llama a pensar en un mejor funcionamiento de las urbes para no agotar los recursos naturales; es decir, se necesita la creación de ciudades inteligentes donde se pretende hacer que estos recursos sean autosustentables.

El ITESO, al ser un microcosmos con sus propios recursos y habitantes flotantes, “permite ser laboratorio viviente, un living lab para medición de recursos como temperatura y humedad en sus árboles, o un espacio para experimentar con fuentes de energía alternativas”, dijo Sergio Nuño, también director de la Oficina de Servicios Generales.

“La tecnología debe ser la herramienta que nos lleve a ese espacio común de convivencia”.

Él y Luis Eduardo Pérez, profesor del Departamento de Electrónica, Sistemas e Informática (DESI), presentaron algunos de los proyectos ambientales que se valen de la tecnología.

El proyecto Jacaranda 83 colocó un microchip en este árbol numerado del campus (ubicada en el jardín central), para medir sus niveles de humedad, temperatura y oxígeno. Hoy ya hay colocados 15 microchips. También realizó un proyecto con un dron para medir los niveles de clorofila en los árboles del campus. Esta información abierta se puede consultar por medio de apps que interpretan los datos.

En ciertos edificios, el campus utiliza energías limpias como paneles solares y calentadores para reducir impacto en uso de gas. Antes, se consumían 38,000 litros de gas anualmente. Hoy consume 6,000 litros. También se ha realizado el cambio de lámparas fluorescentes por focos LED y sensores de aire acondicionado.

El ITESO ha invertido esfuerzos en la reducción de su huella ecológica con los residuos. En 2008 prohibió la venta de unicel, y ahora la lucha va contra el PET y la eliminación de popotes. Con un sistema más sofisticado de separación de residuos reutilizables, el ITESO logró la apertura de una “cuenta verde”, a partir de las ganancias de venta de PET, vidrio, desperdicios tecnológicos y cartón, para invertir en infraestructura y tecnología.

En cuanto a manejo del agua, la planta de tratamiento cuenta con sensores que ayudan a medir calidad del agua con fuente de alimentación con panel solar, para evitar toma de corriente.

La red de monitoreo de la calidad del aire en el ITESO ya se extiende al AMG, censando variables ambientales. “Con esto podemos generar un prototipo y extender a otras zonas de la ciudad. Ya hay 5 de 21 sensores colocados en el Bosque la Primavera para dar variables que permitirían tomar mejores decisiones”, explicó Luis Eduardo Pérez.