Cuando Dalila sintió la duda más grande de continuar o no con sus estudios de Ingeniería en Biotecnología, un PAP sobre divulgación científica le abrió una puerta que le hizo sentir lo que en mucho tiempo no había experimentado: que estaba en el lugar correcto. Su trabajo escolar durante la pandemia, como el de casi todos, debió reconfigurarse y el logro fue aún más pertinente.

La vida está llena de baches y momentos de crisis, que se viven de diferentes maneras. En el caso de Dalila Flores, la crisis tenía un síntoma claro y concreto: ya no quería seguir estudiando en el ITESO. Quería dejar la Ingeniería en Biotecnología y apostar por su otra faceta, la música. Sin embargo, como dice la sabiduría popular, la crisis se convirtió en oportunidad: Dalila decidió tocar la puerta del Proyecto de Aplicación Profesional COM-100cia: Divulgación Científica. “Se me abrió una puerta… no, se me abrió un portal. Por primera vez en mucho tiempo me sentí en el lugar correcto”. 

Dalila Flores está en la recta final de su carrera: le resta un semestre para concluir. Su experiencia en el PAP fue tan buena, que trabajó dos años en él. “Hoy termino mi segundo PAP de Comunicación de la Ciencia y no podría estar más contenta y agradecida con el PAP Com:100cia y con el ITESO. […] Agradezco lo que he aprendido en el camino y extenderlo en todo amar y servir, porque la ciencia no es para limitarla a las hendiduras y pliegues de una sola mente o para encriptarla en idiomas que sólo unos cuantos puedan comprender. La ciencia es una herramienta para crear los cimientos de una sociedad más unida. Hoy me sumo a la fila de aquellos misioneros que llevan la Comunicación de la Ciencia como estandarte en este camino hacia una sociedad más justa y humana”, escribió Dalila hace apenas unos días, luego de haber concluido el semestre en confinamiento por la pandemia del Covid-19, durante su retroalimentación al equipo del PAP y a manera de despedida. 

Como parte de su paso por el proyecto, la estudiante de Biotecnología encontró la manera de conjuntar su carrera con su otra pasión: la música. Así nació una orquesta de cámara (Nufé, laboratorio creativo; https://www.instagram.com/nufeolcreativo) cuyo propósito es transmitir mensajes científicos y culturales a través de la música. “Si por separado el arte y la ciencia son armas para el cambio que necesitamos como sociedad, juntas son muy poderosas”, dice Dalila y comparte que están trabajando en un proyecto que combina el trabajo de la orquesta con el libro Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne. Sin embargo, este proyecto, pensado para realizarse en el planetario Lunaria, quedó pausado debido a la pandemia. 

La contingencia sanitaria también fue un factor que incidió en el trabajo del PAP. Dalila cuenta que, de entrada, tuvo que cambiar sus dos proyectos principales porque estaban pensados para realizarse al aire libre y convocando a muchas personas. El primero era un proyecto para dar difusión al planetario y convocar visitantes, y el segundo un diálogo entre especialistas para abordar el tema de la crisis sociohídrica que vive la región del lago de Chapala. Estas iniciativas se convirtieron en una campaña para difundir las medidas de higiene para prevenir los contagios de coronavius en la comunidad de San Pedro Ixcatlán, en el municipio de Poncitlán. “Tuvimos que reestructurar al cien por ciento y resultó en un proyecto que fue más pertinente. Se hicieron siete microcápsulas de minuto y medio dirigidas a los niños de la comunidad”, detalla la estudiante. 

La huella que dejó el PAP en Dalila Flores es honda. Tanto, que ya tiene el ojo puesto en un posgrado sobre mente, música y cerebro. Mientras llega el momento, ella se prepara para la recta final de sus estudios universitarios.