Iván Pelayo, estudiante de Relaciones Internacionales, viajó a Tapachula para ayudar en la apertura de un albergue del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de FM4. Entre sus planes está una pasantía en el área de migración de la Universidad Loyola de Chicago

A punta de pistola, dentro de su casa, integrantes de la mara salvatrucha amenazaron a José con matarlo si no les daba dinero o si cerraba su negocio, no le quedó de otra más que abandonar su país y uno de los días que salió del albergue de Tapachula para solicitar refugio en México se enteró que los “maras” se llevaron a su hermano, “regresó al albergue destrozado” narra Iván Pelayo.

“Eso era la historia de todos los días con alguien diferente” cuenta el estudiante de Relaciones Internacionales del ITESO quien viajó a Tapachula, Chiapas, para montar un albergue para las personas que llegaron al país en búsqueda de que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) les otorgue el asilo en México.

“No se dimensiona aquí el nivel de violencia que se vive allá, muchos creen que un día estaban en Honduras y se les ocurrió venirse de la nada. Es algo que ha estado durante años y está creciendo muchísimo”.

¿Cómo es que te fuiste a Tapachula?

Llevo poco más de dos años siendo voluntario en FM4, desde que se abrió el nuevo albergue en Guadalajara, y por medio de la asociación fue que me invitaron a abrir un albergue de solicitantes de refugio en Tapachula por la crisis migratoria que hay.

En los primeros días que llegamos definimos la logística, cómo iba a funcionar, los reglamentos, horarios, cronogramas, protocolos de seguridad, armamos la estructura de cómo nos íbamos a manejar. Había que abrirlo en esos días y dejarlo operando el tiempo que fuera necesario porque es temporal para las personas que están solicitando refugio.

El lugar que se utilizó fue un domo deportivo, pero se le hicieron adecuaciones, se cambiaron completamente los baños, se construyeron regaderas, lavaderos, la cocina industrial nueva.

¿Cuántas personas están en el albergue?

Era para 100 o 120 personas. La verdad en comparación a toda la gente que había ahí, no eran muchas las personas que se quedaban en el albergue de Acnur. En el albergue que se instaló en la Feria Internacional de Tapachula se dice que había más de mil 600 personas y la gente que había ahí decía que había 2 mil 300 y en la primera semana que yo estuve allá lo cerraron.

Estuviste cerca de estos migrantes, ¿qué puedes decir sobre ellos?

Es gente muy agradecida y acomedida, por ejemplo, en el albergue teníamos contemplado hablar con ellos y darles roles de limpieza porque el lugar es para ellos y del tiempo que estuve ahí no se los tuvimos que decir ni una vez. Los días que me quedaba a dormir todavía no me levantaba cuando ya me estaban preguntando si podían agarrar los trapeadores y las escobas, porque querían limpiar antes de irse a su trámite. Se levantaban a las 4:30 o 5:00 de la mañana para ir a las 6:00 a la Comar.

¿Cómo debería el gobierno mexicano atender esta situación?

Para empezar, aceptar que es una crisis humanitaria. Son muchísimas personas, en su mayoría mujeres y niños que están saliendo de su país por cuestiones de violencia y no se les da la atención necesaria.

También hay mucha burocracia, normalmente un trámite lleva varios meses, pero ahora con la cantidad de gente que hay se van tardar más y te das cuenta que a algunos los regresan por cosas muy simples. Se ve que buscan atrasar el trámite hasta que ellos solos se enfaden y se regresen.

¿Cómo fueron recibidas las personas de las caravanas?

Hay muchísimo racismo y xenofobia hacia los centroamericanos. En Tapachula sí hay personas que ayudan, aunque es una parte pequeña de la población. Yo no decía qué estaba haciendo allá porque te puedes meter en problemas, mucha gente sí tiene una muy mala imagen de las personas migrantes.

¿Qué aprendizajes has tenido de las experiencias con FM4, el voluntariado de migración del ITESO y tu estancia en Tapachula?

En la carrera conoces el contexto de las diferentes situaciones y conflictos hay en el mundo, aprendes qué es una crisis humanitaria, pero ya que estás ahí puedes percibir su dimensión.

En lo personal quiero creer que hay quienes están mal informados, pero que en verdad no sienten odio hacia las personas migrantes. No podemos calificar a unas como más importantes que otras, creo que antes de ser mexicanos somos personas, cada quien decide a dónde ayudar, el chiste es hacer algo.

Si quieren auxiliar a los migrantes o a los afectados por los desastres en Nayarit, adelante, no le estás quitando de la boca a uno para dárselo al otro, si todo mundo hiciera algo alcanzaría para miles más que vinieran.

 

«Cuando entré al Voluntariado de migración, quería algo que me pueda acercar a una realidad. Y hasta que tuve el primer acercamiento con migrantes fue cuando entré en shock, me tocó ir con las patronas hace como 3 años y medio, ahí es cuando ves la realidad, hasta que no estás con ellas y escuchas sus historias haces empatía con ellas».