La presencia y el contacto físico, los besos y abrazos, es lo añoran los adultos mayores, aun cuando ellas y ellos viven más rigurosamente el confinamiento, son quienes, con más familiaridad, echan mano de su profunda espiritualidad y de sus prácticas religiosas, para encontrar y dar paz y amor en la pandemia.  

Estos meses de largo confinamiento han puesto a prueba a todos, pero de manera especial a los adultos mayores de nuestra comunidad universitaria y de nuestras familias. 

El Papa Francisco en diversas ocasiones nos ha invitado a generar una cultura del encuentro con los ancianos, a superar la cultura del descarte, promoviendo el encuentro gozoso y la acogida mutua de las distintas generaciones. Tengamos presentes a nuestros ancianos, para que sostenidos por las familias y las instituciones colaboren con su sabiduría y experiencia a la educación de las nuevas generaciones«¹.  

Sin embargo, durante la pandemia no ha sido sencillo para las familias y para las instituciones el cuidado y la presencia con los adultos mayores. Las abuelas y los abuelos al ser un grupo vulnerable ante el contagio de la Covid 19, han sido blanco de todas las advertencias, los cuidados extremos, el encierro obligado, la interrupción de sus actividades cotidianas y en muchos casos hasta del aislamiento de sus seres queridos y amistades. En aras de protegerlos los hemos encerrado, les hemos quitado lo mucho o poco que tenían de autonomía y privado de nuestras visitas, sobre todo, les hemos transmitido nuestros miedos e inseguridades. 

Hay familias que han tenido la posibilidad de cuidarlos, de atenderlos y de hacer lo posible para que no les falte lo necesario en este encierro, sus alimentos, medicinas y hasta compañía con las debidas precauciones Sin embargo, no todos lo han podido vivir así, hay personas mayores que se han visto forzadas a interrumpir su actividad laboral y con ello han dejado de percibir un ingreso, sumándose al miedo de enfermar, la preocupación por el sustento. Otras, también enfrentan el recrudecimiento de sus enfermedades y padecimientos de la edad con mayor estrés por la amenaza del virus, así como también por la dificultad para acudir a sus chequeos médicos, las limitaciones existentes en los centros de salud, los consultorios médicos y la escasez de medicamentos. 

Lo que comentan muchos adultos mayores es que añoran la presencia física de sus seres queridos, la posibilidad de abrazarlos y de besarlos. Muchos han tenido que sobrellevar la muerte de amigos o familiares, desde la distancia, por la imposibilidad de reunirse y esto lo ha vuelto más doloroso.  

Sin duda ante todo lo que han tenido que enfrentar los adultos mayores en estos últimos siete meses, la espiritualidad ha sido un recurso muy importante para muchos de ellos, para sobrellevar la situación. 

 

“En la tercera y cuarta edad, la espiritualidad está asociada a búsquedas diferentes de sentido y a experimentar variaciones en su relación consigo mismo, con los otros y con el medio ambiente, con Dios y con el significado de su existencia, así como también enfrentar las últimas etapas de vida.” 

LA ESPIRITUALIDAD Y EL ADULTO MAYOR 

El Padre Alexandre Awi Mello² en el Congreso Internacional de la Pastoral de las Personas Mayores, celebrado en enero de este año en Roma, formula que la espiritualidad tiene que ver con el proceso vital en el que cada ser humano procura tener una relación significativa consigo mismo, con su prójimo y con el medio ambiente, también con la experiencia de sentido o de falta de sentido. Y en cada etapa de la vida se vive diferente; en la tercera y cuarta edad, la espiritualidad está asociada a búsquedas diferentes de sentido y a experimentar variaciones en su relación consigo mismo, con los otros y con el medio ambiente, con Dios y con el significado de su existencia, así como también enfrentar las últimas etapas de vida. En palabras del mismo sacerdote, la vejez es una etapa en la que muchas personas, si cultivaron su espiritualidad, viven sus búsquedas de sentido con mayor profundidad, se vuelven más conscientes de sus límites de su fragilidad y de la proximidad de su muerte y eso los conduce a un redescubrimiento de Dios, de la fe y de la religión. 

Para muchos adultos mayores la vivencia de su espiritualidad además está ligada a prácticas religiosas individuales y comunitarias, éstas últimas se han visto afectadas por la contingencia, el cierre inicial de templos, la imposibilidad de reunirse a orar con otros y probablemente esto ha generado un cambio en la forma como viven dichas prácticas. Como señala el P. Awi Mello, las expresiones de religiosidad popular son formas muy concretas de espiritualidad, particularmente presentes en la vida de los ancianos, formas de transmisión cultural religiosa de la memoria. Los ancianos portadores de la espiritualidad popular, han cambiado las misas y rosarios presenciales por misas en televisión o por redes sociales como Facebook o YouTube. He observado que algunas familias se han organizado para tener reuniones de oración vía Zoom. Y los adultos mayores que usan celular y WhatsApp se intercambian imágenes, oraciones, audios, videos con reflexiones que les dan aliento y les ayudan a contactar con su interior, con Dios y con los otros. 

Algunas mujeres mayores de mi familia, me expresan con alegría que ahora pueden elegir cuál misa ver entre diferentes opciones, sea en su ciudad o en otros estados de la República o incluso en otros países y que si bien “no es lo mismo” valoran esta posibilidad y les da mucha paz.  

“Aun con todas las restricciones durante estos meses, pareciera que la vida espiritual en los adultos de tercera y cuarta edad es más que nunca lo que les anima, les sostiene, les da paz y les da esperanza para enfrentar los retos de su vida y seguir adelante.” 

Aunque las vivencias espirituales de los adultos mayores son diversas, como diversos los recursos que emplean para alimentar su vida interior y espiritual, pareciera ser una constante que, para muchos de ellos, este tiempo les ha permitido hacer una pausa, reflexionar sobre su vida, replantearse temas importantes de su momento actual, ubicar prioridades y valores, reconectar con familiares y amigos y fortalecer su relación con Dios.  

La espiritualidad puede contribuir en la tercera y cuarta edad a mejorar la satisfacción con la vida, facilitar la adaptación a impedimentos o cambios físicos, así como enfrentar de mejor manera las enfermedades y situaciones que se presentan en esta etapa final de la vida. 

Este alto en el camino, obligado por la pandemia, ha sido ocasión para muchos adultos mayores de detener el paso, aquietar el corazón, tener más momentos personales y silencio, así como valorar la presencia de familiares y amigos. Ante el miedo y la incertidumbre, han encontrado motivos para orar y para confiar en el Padre bueno, que se hace presente en cada momento de su vida y a través de muchas situaciones y personas. Aun con todas las restricciones durante estos meses, pareciera que su vida espiritual es más que nunca lo que les anima, les sostiene, les da paz y les da esperanza para enfrentar los retos de su vida y seguir adelante 

Algunas parroquias, instituciones y grupos religiosos ha intencionado actividades pastorales virtuales para sus comunidades, para acompañar y hacerse presentes en estos momentos, quizá no están dirigidas de manera especial a los adultos mayores, pero probablemente son quienes más las aprovechan.  

Esta situación pone delante la necesidad de seguir cuidando las acciones pastorales para los ancianos, ya que en esta etapa de vida cobran especial importancia el acompañamiento espiritual, la visita al domicilio, la vivencia de los sacramentos (eucaristía, reconciliación, unción de los enfermos) y la preparación para la muerte. Acciones que promuevan una espiritualidad que cultive actitudes de serenidad, silencio, agradecimiento, amor, amistad. 

Los adultos mayores tienen la misión, entre otras cosas de transmitir la vivencia de fe, las tradiciones y valores humanos y religiosos, colaboran en la evangelización de la cultura. Las narraciones de los ancianos hacen mucho bien a los niños y jóvenes, ya que los conectan con la historia vivida tanto de la familia como del barrio y del país  

En la conferencia antes mencionada, el P. Awi Mello comenta que los ancianos son las raíces históricas y culturales de las generaciones jóvenes, pero también las raíces existenciales; los jóvenes necesitan cimientos fuertes para crecer”. El Papa Francisco en Amoris Laetitia lo expresa de esta manera “Muchas veces son los abuelos quienes aseguran la transmisión de los grandes valores a sus nietos, y «muchas personas pueden reconocer que deben precisamente a sus abuelos la iniciación a la vida cristiana”. 4

Y como apunta Gabriella Gambino “la vida es un don siempre, y si no podemos darle valor a los ancianos, no le podremos dar valor a la vida que nace y a los niños, a los enfermos y a cualquiera que manifieste una modalidad de ser diferente a los ideales ficticios de perfección hedonista y narcisista del mercado y la postmodernidad”.  

Si aún tenemos cerca a nuestros adultos mayores, no dejemos pasar la oportunidad de disfrutarlos, de hacernos presentes en su vida, apoyarlos de distintas maneras, brindarles nuestro amor y hacerles más llevadero el confinamiento. 

 

La Compañía de Jesús en esta contingencia, ha puesto a disposición diferentes opciones para alimentar la vida espiritual, aquí se presentan algunas de ellas:

1. Misas dominicales, retiros y cursos en Casa Iñigo Torreón,vía Facebook y vía YouTube

2. Misa, cursos en CIE-casa Loyola, vía Facebook y YouTube

3. Ejercicios Ignacianos, P. Jorge Ochoa, SJ vía YouTube 

4. Misas, cursos y conferencias en Centro Cultural Loyola en Monterrey, vía Facebook y YouTube

5. Cápsulas de desarrollo humano “Juntos” del P. Luis Valdez Castellanos, SJ vía YouTube

6. Oración cantada, P. Cristóbal Fones, SJ, vía Facebook y YouTube 

7. Taller de meditación espiritual– Centro Universitario Ignaciano del ITESO y YouTube

 

Más recursos en línea:

1. Discurso del Papa Francisco a los participantes del Congreso Internacional de la pastoral de las personas mayores. Enero de 2020.

2. Exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia.

3. Video del Papa Francisco por los ancianos

Referencias bibliográficas

1. Awi Mello, Alexandre. La espiritualidad de los ancianos y las raíces del santo pueblo de Dios https://youtu.be/a6chq9R9lFg 
2. Gambino, Gabriella. Hacia una pastoral de los ancianos, conclusiones en el Congreso Internacional de la pastoral de las personas mayores. Enero de 2020.  https://youtu.be/p4tOWRQXvXc