Revisiones de Guadalajara es un blog creado por Xavier Iturbide Godínez, egresado de Arquitectura del ITESO. Su propósito es explorar y difundir información sobre las obras arquitectónicas que han dado forma a la ciudad y que pueden funcionar como símbolos de identidad dignos de cuidado y conservación
Xavier Iturbide Godínez estudió Arquitectura en el ITESO. Cuando se graduó, en 2005, hizo un recuento de lo mucho que había aprendido y se dio cuenta de que algo que le faltaba por conocer era su propia ciudad. Además de los edificios icónicos como el Teatro Degollado y el Hospicio Cabañas, ¿qué otros cuentan las historias que se han vivido en Guadalajara?
Para contestar esa pregunta Xavier creó Revisiones de Guadalajara en 2006. En esa plataforma explora y documenta la arquitectura íntima que le ha dado forma a la ciudad desde el siglo XVII hasta la actualidad.
Al mismo tiempo que alimenta su curiosidad, Xavier invita a otras personas —habitantes y viajeras— a reconocer Guadalajara a través de los arcos de medio punto, típicos de la Escuela Tapatía de Arquitectura, del diseño geométrico en forma de abanico del Art Déco y del dominio del concreto aparente en las obras de Félix Aceves Ortega.
Estos y otros destellos de la arquitectura tapatía están contenidos en más de 400 entradas de blog en el sitio web de Revisiones. Cada una consta de una ficha informativa con fotografías, datos históricos y anecdóticos de aquellos edificios, fincas e inmuebles que Xavier, como creador, considera que ayudan a “descifrar e interpretar las formas urbanas y arquitectónicas que han construido los habitantes de Guadalajara”.
No son las obras clásicas de postal que representan la cara más turística de la ciudad. Sobre ellas ya hay otras plataformas con mucha información disponible. Para los edificios más anónimos que se presentan en Revisiones, Xavier se encarga de reunir información de archivos como el Inventario Estatal del Patrimonio Cultural y las Monografías de arquitectos del siglo XX de la Secretaría de Cultura de Jalisco. También de la colección de libros viejos sobre Guadalajara que encuentra en bazares y tianguis, y de las hemerotecas de la prensa tapatía, que dan muchas pistas sobre el uso de las fincas por los eventos sociales y avisos de ocasión relacionados a ellas.
Además, existe un mapa, donde están marcadas las ubicaciones de todas las obras reseñadas, y un grupo selecto de ellas están en el libro Una Revisión a Guadalajara publicado por Editorial Ágata y finalista de la Bienal de Arquitectura de Jalisco en 2019.
La arquitectura como símbolo de identidad
Para Xavier, el descubrimiento de la arquitectura de Guadalajara también ha implicado el descubrimiento de sí mismo. “Es un tema de identidad propia. Yo estoy orgulloso de la ciudad, la quiero mucho. Me he dado cuenta de que, conforme más la conozco, más la quiero y eso seguramente les sucede a otras personas”, dice él.
Esa relación de cariño y afinidad lo ha impulsado a trabajar en Revisiones, como pasatiempo, por 20 años. Está convencido de que otras personas también pueden conectar profundamente con la ciudad si tienen la oportunidad de conocer más sobre la historia de los edificios que ven de manera cotidiana en la calle, pues los concibe como símbolos que construyen identidad.
Al ser egresado del ITESO, toma como ejemplo la emblemática jacaranda que, por años, robó las miradas de todo aquel que atravesaba el jardín central (frente al edificio R) del campus. “Era un símbolo de la universidad. Hay logotipos del ITESO con la jacaranda y para mucha gente significó mucho. La historia crea la identidad. Una sociedad sin identidad es una sociedad perdida, que no puede encontrar su rumbo”, dice el arquitecto.
Espera que, a través de la observación frecuente de obras arquitectónicas tapatías, con sus escalas y materiales característicos, otras personas sean capaces de reconocer patrones, estilos y autores destacados de la región.
“Mi objetivo principal es que la gente empiece a conocer a la ciudad para que luego la empiece a querer. Ya queriéndola la puedes cuidar”, explica.
De lo contrario, la destrucción o la pérdida de acceso a los símbolos arquitectónicos que construyen identidad provoca desarraigo. Se rompe la conexión emocional que muchas personas tenían con los elementos cotidianos de su entorno cuando aparecen otros nuevos que no guardan relación con él. Así ocurre, por ejemplo, cuando la vista de las torres del templo del barrio y el sonido de sus campanadas dejan de ser perceptibles porque un edificio nuevo, más alto que todos los demás, bloquea las ventanas de los vecinos.
Obras en sintonía con su entorno
Xavier opina que los cambios de paisaje en las ciudades son inevitables, pues así como los árboles, estas son entidades vivas que, con el avance del tiempo, necesitan que las hojas viejas caigan para que otras lleguen. Eso no implica que pierdan su esencia, pues los brotes que surgen no son completamente distintos a los anteriores.
A veces, sin embargo, la arquitectura olvida ese principio. Según el egresado del ITESO, esto ocurre cuando la formación profesional se centra en crear diseños únicos y sobresalientes, dejando de lado la importancia de integrar las obras al paisaje construido de las ciudades.
“Yo podré diseñar un edificio cuyo proyecto arquitectónico es una maravilla, pero si a ese edificio le meto 15 pisos en una colonia de edificios chaparritos, estoy destruyendo el contexto. En las ciudades no podemos salvarlo todo, pero lo que hagamos tiene que ir de acuerdo a la identidad del lugar. Ahí entran otros debates sobre la libertad que una persona tiene para lucrar con su propiedad, aunque yo defiendo que el bien común es más importante que el bien individual”, agrega.
Los edificios polémicos y los que considera que afectan de manera negativa a Guadalajara también están en Revisiones, porque de ellos también hay mucho que aprender. Su labor no tiene vigencia ni fecha final porque la ciudad seguirá evolucionando. Mientras tanto, su proyecto seguirá impulsando la exploración y la conciencia sobre las obras arquitectónicas que las personas tapatías experimentan a diario.
FOTO: Luis Ponciano
