El Departamento de Filosofía y Humanidades del ITESO organizó la V Semana de la filosofía «Cuerpo y Afectividad”
Por Diana Alonso
Compartir y analizar las emociones, la afectividad y su relación con el cuerpo fue el enfoque de la V Semana de Filosofía que se realizó del 10 al 14 de febrero y que contó con la presencia de Valentina Bulo, doctora en filosofía y académica de la Universidad de Santiago de Chile.
En la inauguración, Alexander Zatyrka Pacheco, SJ, rector del ITESO, señaló que el enfoque que tiene el evento de este año es congruente con la tradición pedagógica de la institución, que siempre ha tratado de mantener a las personas como centro, es decir, como un eje de referencia para la construcción del conocimiento.
“Cuando hablamos de afectos, no es fácil diferenciar aquellos que son superficiales de los que realmente tienen monta y de alguna manera orientan nuestras vidas”, recordó, de allí la importancia de profundizar en el estudio de la introspección emocional y espiritual.
Catalina Morfín, directora general académica del ITESO, agradeció a la comunidad por la organización del evento y la presencia de la doctora Valentina Bulo, quien por más de 20 años se ha enfocado en temas como los sentimientos, el placer y su relación con el cuerpo, e impartió esa semana el curso “Cuerpo y afectividad”.
Morfín señaló que la capacidad de reconocer y ordenar las emociones desde la inteligencia está intrínsecamente relacionada con la libertad “pues lo afectivo determina y delimita estructuralmente nuestra convención de la realidad”, dijo citando a Bulo.
“La búsqueda permanente del ITESO para construir un horizonte para vivir plenamente la libertad que, de acuerdo con estas orientaciones fundamentales, significa ser capaz de autotranscendernos. De tomar decisiones desde el afecto y el amor hacia las y los demás y de actuar de manera que también ayude a los otros a ser libres”.
Señaló la importancia de reconocer que somos resultado del afecto, de una cadena de relaciones conformada por todas las personas que integran nuestra vida. Por último, recalcó que, en un contexto marcado por la polarización, las desigualdades y la incomprensión, la capacidad de conmoverse por el otro es más necesaria que nunca.
Por su parte, Rubén Corona, SJ, director del Departamento de Filosofía y Humanidades, mencionó que históricamente la filosofía ha dejado de lado el estudio del afecto, el gozo y la corporalidad, frente a otros temas como el saber y la construcción del conocimiento. Sin embargo, en vez de ver esto como un rezago u obstáculo, lo ve como una oportunidad de explorar y dialogar sobre estos fenómenos, explicando que en ello radica el valor de eventos como este.
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Pensar el llanto
Como parte del programa se llevó a cabo el pasado 12 de febrero, la conferencia magistral “Temples emociones y tomas de posición. Acercamiento fenomenológico a la vida afectiva”, en la que Bernardo García González, doctor en Filosofía de la Educación por el ITESO, habló del desarrollo de su tesis Fenomenología del llanto, que, a diferencia de trabajos previos alrededor de este acto, buscó comprender qué significa llorar y cómo se vive.
“Mi foco de interés se alejaba de aquello que suele privilegiarse en otros trabajos sobre el llanto, como son sus motivos, su carácter expresivo, sus particularidades fisiológicas, sobre todo las lágrimas y la frecuencia con que se llora o no en diferentes grupos humanos”, acotó García.
Añadió que este trabajo fue resultado de sus inquietudes por comprender la realidad, la vida afectiva y la expresión corporal como resultado de la experiencia humana. Sin embargo, a la hora de buscar el factor común en todos los llantos, se encontró con dos obstáculos: la gran diversidad de tipos de llanto y la enorme variedad de formas de hacerlo.
Desde las emociones más comunes como la rabia, la alegría, el miedo, la tristeza. Hasta lo más físico como el hambre, el dolor, la sed, el cansancio, la agonía. Incluso, sentimientos complejos como el perdón, el arrepentimiento, la devoción, la pérdida, la entrega y el sobrecogimiento estético. Todos motivos diversos, que, según el grado de apego o afectividad, definen la postura que tomará la persona frente al hecho contundente que lo hará llorar y por lo tanto, la intensidad, que a su vez también resonará en los gestos, las acciones y la apariencia de este mientras esto sucede.
“Los llantos discretos y serenos, en los que el rostro permanece casi inalterado, la respiración se modifica solo ligeramente y las lágrimas apenas se asoman a los ojos y a veces ni siquiera brotan. También lo más vehementes que se viven de manera similar a un estallido en los que la agitación del cuerpo entero puede modificar la postura impidiendo incluso movimientos articulados y las lágrimas suelen ser abundantes y la respiración no solo se modifica, sino que se ve entrecortada e interrumpida por sollozos o quejas”, mencionó como ejemplo.
A partir de estas problemáticas García se dedicó a describir y clasificar únicamente los llantos ante la tristeza, para poder hacer un mapeo detallado de los momentos de este fenómeno. Lo principal es que existiera una propensión a este sentimiento, lo segundo la presencia de un hecho que desbordara o cruzara el límite emocional del sujeto, lo tercero la postura de este frente al hecho y el propio llanto, para así definir si se suscita o no el acto.
Al final de la conferencia hubo una participación activa de preguntas y respuestas, en las que García concluyó que es imposible llevar a cabo un estudio fenomenológico de algo que no se ha vivido en carne propia.
FOTOS: Luis Ponciano y Zyan André