Ante estudiantes de la Licenciatura de Traducción e Interpretación del ITESO, el intérprete Tony Rosado impartió la conferencia «La interpretación en el mundo contemporáneo»

La interpretación es una profesión que tiene una oficina gigantesca. Los traductores normalmente trabajan en su casa o en su despacho. Para los intérpretes, su oficina está en la inmensidad del planeta, por ejemplo, un personaje como Tony Rosado vive viajando al menos 300 días al año. 

De formación abogado, Rosado es intérprete de conferencias en los Estados Unidos (EU) con más de 30 años de experiencia en el ramo, está certificado por la Suprema Corte de este país, de Nuevo México y Colorado y es presidente de la Asociación Internacional de Intérpretes de Conferencias (AIIC) sede EU. Toda esta experiencia la compartió en el Ágora de la Biblioteca Dr. Jorge Villalobos Padilla, SJ del ITESO, con estudiantes de la Licenciatura de Traducción e Interpretación de la universidad jesuita. 

“La interpretación en el mundo contemporáneo” fue el nombre de una conversación en la que puso en perspectiva la labor histórica del intérprete, con énfasis en su función en el mundo contemporáneo, presentando a los estudiantes, profesionales y al público interesado los campos donde se ejerce actualmente la profesión, su trascendencia, importancia y utilidad en los campos más insospechados como son el mundo corporativo, diplomático, militar, judicial, sanitario, deportivo y del espectáculo, entre otros. 

“Los intérpretes contribuyen de una manera sumamente importante, de una manera invisible, son superhéroes que benefician a la humanidad. En este mundo tan diverso hay muchas lenguas, en naciones, regiones, culturas, inclusive hay lenguas dependiendo de la generación que esté hablando en un mismo lugar. Cuando existe esto no desaparece la necesidad de comunicarse y por ello es indispensable la existencia de la figura del intérprete. Es una responsabilidad tremenda, porque las personas van a confiar en lo que tú has dicho y van a tomar decisiones en base al mensaje que tú les has comunicado”, expresó. 

Rosado consideró que es importante diferenciar claramente entre ambas profesiones, traducción e interpretación, porque la primera se trata de comunicar una idea por escrito, mientras que la segunda se hace oralmente, y para ambas cuestiones se requieren habilidades muy distintas. En el caso de la interpretación esta existe desde que el neanderthal europeo intentó comunicarse con el Homo Sapiens africano. 

“La interpretación es una profesión muy antigua, que ha existido desde el principio de la humanidad es la profesión bilingüe más antigua del mundo. La interpretación es prehistórica. La traducción es histórica, La interpretación existe desde el primer contacto que ha tenido el ser humano con otras especies y después con los mismos seres humanos de otras regiones y otras culturas. La traducción no nace sino hasta que se inventa la escritura”, mencionó.  

El autor del popular blog The Professional Interpreter explicó que todo buen intérprete tiene que ser un todólogo y saber lo suficiente de muchas cosas: “no puede saber de todo, todo, pero sí lo suficiente de todo, y la única manera de eso es leer de todo lo que puedas, literatura, historia, política, conocimientos actuales, porque nunca sabes lo que va a suceder”. 

Además del dominio de ambos idiomas de una conversación, del bagaje político e histórico, el intérprete debe también poseer integridad moral intachable, pues los involucrados en el diálogo confían en que va a decir exactamente lo que se ha dicho. Debe contar también con una sensibilidad cultural para no tergiversar y entender que hay cosas que son delicadas de comunicar dependiendo del país y la cultura a la que se refiere. “La interpretación es una profesión fiduciaria, de confianza”, apuntó. 

Finalmente, sobre el rol que la inteligencia artificial juega en la labor del interprete, descartó que esta sea una amenaza, pues si bien cumple su función adecuada en algún tipo de transmisión de información breve, en el juego interpretativo de largo aliento, la realidad es mucho más compleja.  

“Depende de quién quieres ser tú. Si estás dedicándote a vender hamburguesas al igual que McDonald’s, pues vas a perder porque no tienes los recursos de ellos y siempre van a ser más rápidos. Pero mis clientes no son los clientes de la inteligencia artificial, por eso no me preocupa. La IA va como 20 segundos detrás del orador y eso en muchas situaciones es demasiado, y después de un rato, la gente se queja de una voz monótona, y eso no existe con el ser humano. Si te van a interpretar cinco minutos de cómo tomar el metro para ir a la Basílica del Sacré Cœur en París, pues eso no importa, pero si vas a estar escuchando a un orador por dos horas, después de un rato cansa escuchar una voz sin ninguna emoción”, dijo. 

FOTO: Zyan André