El ITESO fue sede de la adición de Miguel Ángel, Rodrigo, José Antonio y Guillermo a la comunidad de presbíteros de la Compañía de Jesús
La iglesia universal, y más aún la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, están de fiesta. Miguel Ángel Cuanalo Gómez, Rodrigo García Farías, Guillermo Medina Guerrero y José Antonio Lama Pacheco culminaron su formación y comenzaron su misión como apóstoles jesuitas.
En una emotiva ceremonia celebrada el pasado 13 de julio en el auditorio Pedro Arrupe, SJ, del ITESO, los cuatro nuevos sacerdotes jesuitas fueron ordenados. La celebración, presidida por el Reverendísimo Monseñor Manuel González Villaseñor, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Guadalajara, contó con la presencia de Luis Gerardo Moro Madrid, SJ, Provincial de la Compañía de Jesús en México, y del padre Ricardo Machuca Hernández, SJ, asistente de Formación de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús.
Confirman su deseo de continuar sirviendo a la comunidad
Como primera parte del rito de ordenación, los aún diáconos fueron llamados por Machuca Hernández, en su calidad de asistente de Formación, y presentados por el Provincial ante el Obispo.
González Villaseñor invitó a los cuatro jesuitas a asumirse elegidos para el servicio de la sociedad, y, a su vez, a ser protagonistas de la historia actual, viviendo su vocación día a día. “Deben transmitir a todos la palabra de Dios y, al meditar en la ley del Señor, procurar creer lo que leen, enseñar lo que creen y predicar lo que enseñan”, dijo.
“Ahora inician una de las etapas más importantes de su vida. Son sacerdotes que, como todos, tendrán que enfrentar muchos retos en nuestra sociedad. Una sociedad con valores, pero también con antivalores como la violencia, la falta de fe, la agresividad a lo religioso y el alejamiento, sobre todo de los jóvenes. Ambientes que no fueron ajenos a san Ignacio de Loyola, fundador de esta orden, y a grandes santos misioneros que se han convertido en modelo para nosotros”, recordó.
Los conminó a no olvidar su vocación misionera y a permanecer cercanos a Dios a través de la oración, del sacrificio, de la celebración de los sacramentos y de la misión, apoyados en la comunidad eclesiástica y en la sociedad.
Los presentes se pusieron de pie para orar por los cuatro jesuitas, quienes, postrados y con el rostro en la tierra, dieron fe de su total dedicación a Dios y del reconocimiento de su propia flaqueza y humanidad.
A continuación, el Obispo impuso las manos sobre la cabeza de cada unos de los elegidos mientras oraba porque el Espíritu Santo los transformara y acompañara en su misión. A él le siguieron el resto de los sacerdotes presentes, quienes hicieron lo propio.
A un lado de sus padres, Miguel Ángel, Rodrigo, José Antonio y Guillermo fueron investidos con la casulla que ahora los distinguía como sacerdotes jesuitas, a lo que siguió la plegaria de ordenación pronunciada por el Obispo y la unción con el Santo Crisma en las palmas de las manos, como signo de participación en el sacerdocio de Cristo.
Abrazos a cada uno de ellos del Obispo, el Provincial y el asistente de Formación, fueron el símbolo final de haber sido admitidos en la comunidad de presbíteros. Antes diáconos, ahora presbíteros, los cuatro jesuitas se colocaron al lado del Obispo para convertirse en concelebrantes de la ceremonia eucarística que siguió a su ordenación sacerdotal.
En su discurso, Luis Gerardo Moro Madrid, SJ, destacó la importancia de este paso: «Miguel Ángel, Guillermo, José Antonio, Rodrigo, muchas felicidades. Con la Ordenación sacerdotal culminan la etapa de formación y comienzan la vida del apóstol jesuita enviado en misión», mencionó.
Asimismo, el Provincial señaló que la sociedad necesita líderes espirituales que sepan guiarlos desde el sacerdocio. «Que su compromiso con los valores evangélicos marque su modo de proceder en la vida», subrayó, a la vez que hizo hincapié en la importancia de la oración y el discernimiento como pilares de la vida sacerdotal.
«Hoy, la Iglesia y el pueblo de México necesitan de nuestra identidad fundamental, es decir, personas que apuesten su vida, con alegría, por la defensa de la fe y la promoción de la justicia», afirmó Moro Madrid, recordando a los ordenados la importancia de su misión y compromiso.
A nombre de sus compañeros, José Antonio Lama Pacheco, SJ, agradeció a la Iglesia, a la Compañía de Jesús, así como a familiares y amigos, por ser cómplices del camino recorrido y dar testimonio del paso de Dios por sus vidas.
“Sus rostros han quedado plasmados en nuestros corazones, enseñándonos a acoger la vocación, a discernirla y a responder a ella con generosidad desde lo que podemos y tenemos. Les pedimos que continúen orando por nosotros, que nos sigan animando a llevar esta vocación al modo de Jesús, y si nos extraviamos, por favor ayúdennos a volver al amor”, dijo.
Cabe señalar que la ordenación presbiteral llega después de un extenso proceso de formación, que incluye etapas de estudio, ministerio, oración y acompañamiento a los marginados de la sociedad, a semejanza del camino trazado por san Ignacio de Loyola.
El evento finalizó con un llamado a la comunidad para seguir apoyando y orando por los nuevos sacerdotes.