Arte, talento, música y tradiciones estuvieron presentes en la celebración del Día del ITESO y el cierre del Festival Cultural Universitario 2017.
POR ADRIANA LÓPEZ-ACOSTA Y MARÍA FERNANDA MARTÍNEZ

El campus se volvió un espacio de arte y cultura con la celebración del Día del ITESO, que marcó el cierre del Festival Cultural Universitario dentro de los 60 años de la Universidad jesuita de Guadalajara.

Once años después de su fundación, en noviembre de 1968, los planes de estudio del ITESO fueron incorporados a la Universidad Nacional Autónoma de México. Y, desde esa fecha, la institución decidió que cada primer miércoles de noviembre se celebraría el Día del ITESO.

En punto de la una de la tarde del miércoles 1 de noviembre los árboles de la Calzada Scheifler –entre Biblioteca y el Edificio Central– se convirtieron en un lugar para agradecer a estudiantes, egresados, profesores y personal que integran la comunidad del ITESO, el prestigio que éstos le han brindado a la institución durante 60 años.

“Esta nueva comunidad que formamos hoy todos, busca un solo sueño, construir una universidad fiel” afirmó Gerardo Valenzuela, SJ, director de Integración Comunitaria, antes de oficiar la misa de acción de gracias.

El jesuita Luis Octavio Lozano, SJ, por su parte, agradeció a todas las personas que fueron parte de la construcción de la universidad.

“Agradecer por ser educados para colaborar en el reino de Dios y hacer un mundo mejor para todos. Hoy queremos reconocer el mérito de todos que han hecho realidad este sueño” pidió Gerardo Valenzuela, SJ.

Arte, talento, música y tradiciones del Día de Muertos fueron el hilo conductor de la celebración del Día del ITESO.

Pinturas, fotografías, libros, pulseras, calcomanías y más, fueron parte de la exhibición de la Galería Universitaria en la que integrantes del ITESO compartieron con la comunidad su talento con la finalidad de hacer conciencia sobre problemáticas sociales o promover el consumo local.

Ahí, Alejandra Barraza, estudiante de Comunicación y Artes Audiovisuales, llevó el cuento de su autoría Haru, y el desfile de los dioses, en este aborda la interculturalidad, cuidado al medio ambiente y empatía hacia otros; para ella es importante fomentar la lectura en niños y jóvenes para generar conciencia en estos temas.

En la explanada de la Biblioteca, donde se montó la Galería, Liliana Camacho, conocida artísticamente como Lilo y profesora en las carreras de Diseño, Mercadotecnia, Arquitectura, Publicidad y Comunicación, mostró su talento con cuadros hechos en acuarela y tinta china. “Me gusta ver qué le interesa a la gente, qué le gusta portar” y por eso, cuenta Lilo, el objeto principal de sus obras son los gatos.

Como de costumbre, Música al Aire fue parte de la celebración y en esta ocasión estuvo a cargo del Mariachi Femenil Nuevo Tecalitlán se presentó en punto de las 15:00 horas en el Jardín central para cantarle Las Mañanitas y otras piezas mexicanas a la universidad, mientras en el mismo espacio, itesianos prestaban sus rostros para ser maquillados como una catrina o catrín.

“Hoy por ser tu aniversario te las cantamos a ti, ITESO”, cantaron las integrantes del mariachi junto con un grupo de estudiantes, profesores y personal se sumó a las voces del mariachi.

Esperanza Iglesias, deportista y alumna de la Universidad Iberoamericana de León quien estuvo en el ITESO participando en el encuentro deportivo InterSUJ, se integró a la celebración cantando Cielo Rojo, acompañada del Mariachi Femenil y del público. El Mariachi Femenil Nuevo Tecalitlan se despidió, después de una hora con el famoso El Son de la Negra, diciendo, por último: “muchas felicidades, ITESO. Son una gran universidad”.

Tributo a quienes ya no están

Cuando el sol se escondió esa tarde del 1 de noviembre, las velas de 22 altares de muertos se prendieron en el campus. La comunidad universitaria se reunió en la explanada del edificio Q para comenzar el recorrido, y admirar los trabajos realizados por oficinas, coordinaciones, colectivos, alumnado y profesorado, quienes participaron en el concurso por los primeros tres lugares en dos categorías: tradicional y libre.

Guiados por marchas fúnebres tradicionales de la Banda Campirana y con espacio para leer calaveritas, desfilaron por los pasillos y visitaron todo tipo de tributos a los que ya no están. A las niñas y niños muertos en los sismos de septiembre; a María Félix y a Frida Kahlo; a profesores fallecidos del Departamento de Procesos Tecnológicos e Industriales, y hasta para la pérdida de energía, desmantelamiento y muerte de robots.

También hubo un altar para recordar a las víctimas de feminicidios en lo que va del año, y uno más dedicado a quienes sufren acoso sexual, titulado “No estás sola”; se recordaron a los asesinados en Tlatelolco y se orquestó un altar en respeto a la dignidad humana.

En el primer lugar de altar tradicional se lo llevó el dedicado a Horacio Ceballos, profesor que colaboró con mujeres artesanas en San Cristóbal Zapotitlán, Jocotepec, y ayudó a forjar la cooperativa Corazón de Maíz; estas mujeres, y miembros del Proyecto de Aplicación Profesional Desarrollo de proyectos productivos sociales, realizaron un altar en el que figuras hechas de hojas de maíz (mujeres, campesinos, catrinas, miembros de una banda) realizan una procesión fúnebre.

El primer lugar de altar de temática libre fue para la muerte de la renta de películas VHS; las ofrendas eran casetes gigantes, y credenciales de renta de Blockbuster, una de las empresas más importantes que quebró en 2010.