Con una misa y una ceremonia de reconocimientos a 56 profesores titulares y un emérito, la universidad agradeció la dedicación y el trabajo de su personal docente.

«El conocimiento busca relaciones, se aferra de los cómos y los cuándos. La sabiduría se queda azorada en el qué de las cosas y en el qué del corazón humano». Con estas palabras, Héctor Garza, SJ, académico del Departamento de Filosofía y Humanidades, se dirigió al personal docente que asistió a la eucaristía previa a la Ceremonia de Reconocimientos a Profesoras y Profesores: Promociones y Distinciones.

«El conocimiento se compra, se vende, se exhibe en las escuelas y universidades. La sabiduría se recibe como un don buscado, anhelado y aceptado. El conocimiento produce profesionales. La sabiduría pare al ser humano. El conocimiento es cuestión de métodos. La sabiduría es cuestión de sensibilidad para dar sentido al sin sentido», expresó Garza durante la homilía.

El pasado 15 de mayo, en el Auditorio Pedro Arrupe, SJ, el ITESO celebró la labor docente de sus profesoras y profesores, quienes, a decir de Catalina Morfín, directora General Académica, «han cultivado en sus prácticas educativas que sus alumnos, sus colegas y la misma universidad afronten con criticidad los cambios acelerados de la sociedad y los problemas que nos embargan como colectividad».

«Esta búsqueda permanente los ha afianzado en su vocación como formadores que alientan la exploración de nuevas formas de convivencia entre los seres humanos, la apertura a otras maneras de pensar, la conciencia del cuidado que merece la naturaleza y la unión del conocimiento con los afectos, del razonamiento con la ética y de los aprendizajes con el compromiso social», expresó.

La ceremonia también fue presidida por René Lara, vicepresidente de ITESO, AC; José Orozco, representante de los profesores ante el Consejo Universitario, y Claudia Fernanda Díaz Ponce, representante de los estudiantes.

La celebración incluyó la promoción de 56 profesoras y profesores a titulares.

La Universidad Jesuita de Guadalajara otorga esta distinción a quienes cuentan con posgrado y, por lo menos, con cuatro años como profesores asociados, en los que hayan mostrado su contribución al desarrollo del objeto de estudio y de las labores sustantivas de su departamento o centro.

Estos profesores promovidos pertenecen a los departamentos de Economía, Administración y Mercadología; Electrónica, Sistemas e Informática; Estudios Socioculturales, Estudios Sociopolíticos y Jurídicos, Formación Humana, Hábitat y Desarrollo Urbano, Lenguas, Matemáticas y Física, Procesos Tecnológicos e Industriales, y Psicología, Educación y Salud.

También se reconoció a docentes de la Subdirección de Información Académica, del Centro de Investigación y Formación Social, y del Centro Universidad Empresa.

«Creo que los profesores hoy distinguidos y promovidos a titulares han dedicado mucho tiempo en sus clases y también lo han hecho en las demás esferas de su quehacer universitario a lo que acertadamente enseña Pierre Bourdieu: ‘la intuición sugiere hipótesis, pero no podemos creer que un único principio capta la lógica de la realidad'», afirmó la directora General Académica.

René Lara, Catalina Morfín, Jorge Narro, Fernanda Díaz Ponce y José Orozco.

Por sus 28 años de contribución al desarrollo del conocimiento en el ITESO, Jorge Narro recibió la distinción de profesor emérito. Esta se otorga a un profesor con maestría o doctorado, que tenga por lo menos 20 años como profesor titular; que se haya distinguido de manera sobresaliente por su contribución al desarrollo del conocimiento en su especialidad, a la realización del proyecto educativo del ITESO y a la promoción de sus Orientaciones Fundamentales.

«Ser profesor es una vida dedicada a hacer mejor el ITESO y una vida universitaria al modo ignaciano», compartió Cristina Romo, profesora emérita, antes de que se le otorgara la distinción al profesor del Departamento de Formación Humana.

«Esta celebración es una de las mejores jornadas porque nos permite distinguir a quienes han dedicado su vida a hacer realidad los valores educativos de la universidad», añadió.

Ella reconoció en Narro a un profesor que hace vida su pensamiento y sus valores; que los comparte con sus estudiantes, sus compañeros y con la universidad, y que los hace extensivos a la sociedad por medio de su involucramiento en movimientos sociales.

«En sus métodos de enseñanza y forma de comprometerse, descubrimos la espiritualidad y pedagogía ignaciana, el sentido de trascendencia, la fuerte criticidad; su capacidad de interlocución, de ser propositivo, y profundo amor por el ITESO».