Sofía Salazar, André Sinsel y Óscar Navarro, estudiantes de Ingeniería Electrónica del ITESO, viajaron a Múnich en noviembre de 2021 para hacer una pasantía de seis meses en Volocopter GmbH, una empresa dedicada al desarrollo de un nuevo tipo de aeronaves multicópteros
Los tres estudiantes de la carrera de Ingeniería Electrónica del ITESO viajaron a Múnich en noviembre de 2021 para hacer una pasantía de seis meses en Volocopter GmbH, una empresa dedicada al desarrollo de un nuevo tipo de aeronaves multicópteros de pasajeros, tipo EVTOL. Son parecidos a los drones, pero pueden ser tripulados por personas.
Rafael del Rey, profesor a distancia de esta universidad, trabajaba en dicha compañía y fue él quien invitó a los alumnos a ocupar vacantes de estudiante/intern para desarrollo de software embebido para control de actuadores de vuelo (alerones, motores), cama de pruebas, hardware in the loop y Electrical Wiring Interconnect System (EWIS).
El trámite para irse no fue sencillo: la empresa informó que no se haría cargo de ningún proceso migratorio, así que los tres chicos tuvieron que esforzarse mucho para conseguir su residencia temporal en Alemania: “Mi motivación para apoyarlos en esto del visado fue que la calidad de estudiantes que encontré disponibles en la región (Alemania y alrededores) no era mejor que la de nuestros estudiantes del ITESO. Me costaba mucho esfuerzo entrevistarlos, para después descubrir que los conocimientos que impartimos en la licenciatura, en Alemania los adquieren los estudiantes hasta la maestría”.
El académico asegura que el potencial que los estudiantes itesianos desarrollaron con esta experiencia fue enorme: “Tanto en la parte multicultural, porque tuvieron que entenderse con personas de varios países en un idioma diferente, entender y adaptarse a las reglas y procesos, así como para participar en el desarrollo de un prototipo experimental aeroespacial: acá en México no tenemos nada parecido. Además de que mostraron un excelente desempeño”.
Óscar Navarro cursaba el séptimo semestre de la carrera cuando se le presentó la oportunidad de ir a vivir un tiempo a Alemania. Cuenta que algunas de las actividades en el proyecto fueron ensamblaje de piezas electrónicas y mecánicas, desde el cableado hasta el engranaje de motores. También colaboró en la validación de comunicaciones en las pruebas de motores, en el armado de las baterías y en el funcionamiento general de todo el sistema electrónico: “La experiencia fue sumamente enriquecedora porque creces personalmente, profesionalmente. Pero, sobre todo, a lo que yo le di más valor fue a la multiculturalidad, ya que cuando sales de tu ciudad y realmente te empapas de la cultura de gente de otros lados, se te abre un panorama de la vida muy, muy distinto al que tienes. Te fomenta la tolerancia, te fomenta la comunicación, el pensamiento abierto. Es una experiencia muy difícil de explicar, pero que de verdad vale muchísimo la pena, ya que al final te enriquece todo, no sólo tu persona, sino también tu formación profesional”.
“Cuando uno se exige más de lo que cree que es capaz, y te das cuenta de que lo puedes lograr, es lo que te impulsa, lo que te mueve a seguir superándote. Es una experiencia que le recomiendo a todo tipo de personas, no solamente a mis compañeros de Ingeniería Electrónica. Que se animen, porque la verdad vale mucho la pena. Te cambia la vida totalmente”, añadió.
Navarro insistió en que, aunque enfrentaron muchos retos para poder obtener estas pasantías, sobre todo para conseguir sus visas, en todo momento recibieron apoyo del personal del ITESO: “La universidad, primero que nada, fue el canal por el cual hicimos contacto. Si no hubiera sido porque al profesor Rafael del Rey le ofrecieron la oportunidad de llevar sus clases virtuales desde Alemania, no hubiera tenido oportunidad de conocerlo. Segundo, con el apoyo del coordinador Luis Pizano, que él fue quien autorizó todos nuestros permisos, fue el que se hizo responsable de nosotros e, incluso, redactó unas cartas de recomendación y de parte del comité de Servicios Escolares. En lo personal quedé muy agradecido. Todo el equipo del ITESO se portó comprensivo y amable”.
Por su parte, Sofía, que cursaba ya el noveno semestre, en Múnich formó parte del equipo que desarrolló la interfaz para los motores de la nave. Asegura que su experiencia fue muy buena, ya que le dio herramientas de crecimiento personal y profesional: “Integrarte a un proyecto grande, en una compañía pequeña, donde todo mundo toma un rol y responsabilidades importantes, te hace afrontar nuevos retos técnicos en los que es necesario aplicar lo aprendido para implementar soluciones prácticas, rápidas y funcionales, considerando los factores generales del plan”.